CAP. #7

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Carl

–No me lames así. Además, ¿por qué querrías irte? Mírala ella está bien, está en una casa, duerme con mi hermana y es considerada como una más de la comunidad. Aquí es segu- –me interrumpe acercándose mucho a mí, haciendo que yo me pierda en cada uno de los rasgos de su cara

–Ningún lugar en guerra es seguro –dijo sería–. Nosotras no pertenecemos aquí –dice mirándome con sus ojos verdes tan profundos, provocando que quede sin habla–. No moriremos por una estúpida lucha que no es nuestra...

–¿De qué hablas? –¡rayos! me siento tan idiota haciendo esto

¿Qué acaso no tenía sus ojos cubiertos por la capa?

Su capucha aún estaba puesta en su cabeza, pero su cercanía le había jugado una mala pasada a mi favor, y si es verdad que los ojos son las ventanas al alma, podía asegurar que la de suya no era tan diferente de la mía.

Habló de nuevo interrumpiendo mis pensamientos–Ahí afuera, las calles están repletas con grandes charcos de sangre seca, aquí murió gente, y mucha.

–¿En dónde no –pregunté decidido–? Aquí hemos tenido que luchar por lo que tenemos.

–Bien, entiende que no me importa –ella se sienta de piernas cruzadas en el suelo del cuarto con un juguete de Judith, ambas niñas intentan llegar a la chica y yo las detengo–. No seas idiota...–dijo dirigiéndose a mi algo molesta por no dejar que estén junto a ella

–Sí, si lo sé, si hubieses querido hacerle daño ya lo hubieras hecho.

–Aprendes rápido niño, salgamos para que los señores de afuera se calmen. Puedo cargarla si quieres...

–Carl. –dijo Carol con el arma en alto, entrando a la casa en un momento bastante conveniente

–Salgamos –dije serio–. Todo está bien –grité–, podrías llevar a Judith a otro lugar, te lo agradezco. –solté como agradecimiento al ver a la mujer llevarse a las niñas

–Muy bien, salgamos –dijo burlona–. Volveré por ti, cuídate enana.

–¿Y cómo fue que te encontraron? –ella suelta una carcajada sin gracia

–Su pongo que logras ver que en mi cuerpo no hay ni una sola herida –dijo sacando los brazos de la capa y levantando las mangas de su camisa–, eso solo se logra con unos muros como estos o aprendiendo a esconderte bien. Yo los encontré a ustedes, en el bosque. A decir verdad –confesó–, los muertos nos encontraron a todos. –dijo volteando su cabeza hacia mí y yo asiento–Tu turno.

–¿Mi turno –ella señaló el parche–? Solo diré que lo que está bajo el parche es completamente diferente a lo que debería estar ahí. –ella sonrió

Después de caminar un poco más encontramos a papá y Jesús hablando, al momento en que mi padre la ve, levanta el arma y apunta a su cabeza, ella solo levanta las manos, sonriente

–Papá, tranquilízate, ella estaba con Judith y la niña nueva y no les hizo ningún daño. Además, te estaba buscando.

–¿Te aseguraste de eso? –solo asiento y el sonido de Daryl bajando su ballesta y calmando su respiración se hacen presentes tras ambos

–Cuanta seguridad... ¡Rick! Adivina qué –ella abre sus brazos–, me quedaré en la comunidad –dijo sonriendo bastante contenta–, pero tengo la leve sospecha de que tenemos que hablar de algo.

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora