CAP. #22

67 7 7
                                    

Omnisciente

Caminando por los pasillos con esa postura imponente y los ojos fijos en un solo objetivo, el lugar donde debería estar la persona que arreglaría todo, a su favor, o lo terminaría de destruir. Al abrir la puerta en el suelo del lugar se pudo observar una silueta agotada.

El rostro golpeado e hinchado, su cuerpo torturado y semidesnudo, su falta de aliento, esas fueron las cosas que le hicieron saber que obtendría la información más rápido de lo esperado, al menos antes de que el prisionero muriera.

–¡Muy buenas tardes –era ese tono juguetón y contento los que causaban miedo y seguridad al mismo tiempo–! Bien... No me gusta comenzar así las conversaciones, pero me dijeron que tú sabes algo que yo debería de saber. Te voy a hacer una pregunta muy sencilla y solo debes responder si o no.

El cuerpo tirítate en el piso asintió levemente y tosiendo un poco intentando no moverse para no causar más dolor en todo, su ya bastante, lastimado cuerpo.

–¿Sabes dónde está el muchacho –un asentimiento–? ¿Me llevarás hasta él –negación–? Oh vaya, eso cambia un poco las cosas. Creo que tendré que preguntarle a la hermosa chica inconsciente en mi habitación.

El cuerpo en el piso se levantó con furia y muy rapidamente, y tomó al hombre, que le sonreía, del cuello de su chaqueta, para decirle–¡No te atrevas a tocarla!

Solo bastó con una débil patada hacia el desgastado muchacho para que, después de dejarlo inconsciente en el piso de la pequeña habitación, ir directamente a ver a esa chica. Ella, ella era la que tendría en sus manos la responsabilidad de acabar con una guerra o generar una mayor.

Gabriela

Comienzo a moverme de apoco, comienzo a notar que el aire se siente diferente en este lugar, además, de que no hay mucha luz; la primera cosa que siento, es el dolor levemente punzante en mi pierna, en cuanto intento levantarme las cuerdas en mis muñecas y tobillos me lo impiden.

De repente y como si de ráfagas se trataran, las memorias vuelven a mi mente, como el disparo en el costado de Dom, Simon matando al tipo que intento matarme, Dom en el suelo del bosque y el sueño, de veras que ese beso había dejado secuelas en mí.

Después de intentar de soltarme insistentemente, y no lograrlo, estaba comenzando a entrar en pánico por todo lo que pudiera haber pasado con los chicos y por lo que me pudiera pasar, dejo de moverme en el momento en que escucho una voz en la parte de afuera del cuarto, así que me pongo en la posición en la que estaba cuando desperté.

–Sólo haz lo que te pedí –la puerta se abre–, y quédate tranquilo Dwighty todo estará bien –la puerta se cierra y los pasos resuenan en la habitación, para luego quedar en un silencio sepulcral–. ¿A quién quieres engañar? Sé bien que estás despierta. ¡Levántate –obedecí las órdenes que me daban, levantándome lo primero que noté fue esa chaqueta de cuero tan genial–! Buenas tardes... –saludó y yo asentí

–¿Quién... –comencé a decir, pero él me interrumpió

–Vaya, vaya, vaya –dijo inclinándose de a poco hacia atrás y por último devolviéndose–... Para estar con Rick te mantienen poco informada, yo soy Negan. –él me sonrió

No le tenía miedo y mucho menos respeto, así que dije lo primero que se apareció en mi mente–¡Quiero que detengas esta guerra! Y quiero que lo hagas ahora. –exigí

–Eres una niña muy mal educada. ¿Te lo han dicho –no podía responder, él tenía un bate en la mano, si lo hacía me usaría de bola–? Te pediría información, pero sé bien que no me lo dirás, así que comencemos con algo más sencillo –¿qué pensaba? ¿qué era de preescolar o qué?–, ¿cómo te llamas?

Al final tampoco ganaba nada con mentir, así que le diría la verdad–Mi nombre e-es –no quería parecer débil, pero me era difícil–G-Gabriela.

Un leve destello de melancolía pasó por sus ojos dejando ver el ser humano dentro de sí, al parecer el grandulón también tenía una debilidad, sólo debía encontrarla, quizá eso me ayude a salir.

–¿Te recordé a alguien –pregunté algo interesada–? ¿Quién era? Una esposa, ¿quizá?

–No –respondió, en su mirada no había ni un poco de lo que vi antes–. A un muerto. –mis ojos se abrieron en sorpresa

¿Debería sentirme amenazada?

–No te tengo miedo, sé de lo que tú y tus hombres son capaces, y los odio por eso.

–¿Mis hombres y yo? Mi siquiera me reconoces, como sabes de lo que soy capaz. ¿A qué comunidad perteneces? Jamás te había visto.

–De la biblioteca, muchos no podían conseguir la comida suficiente y por ello ustedes... ¡Se aprovechaban de nuestras mujeres! –grité en su cara

–No es posible –mi rostro era de ironía pura, como si no hubiera visto el infierno que tuvo que pasar mi madre por nosotras–, mis hombres tienen prohibido tocar a una mujer sin su consentimiento. –dijo con algo de duda y comenzando a enfurecer

–Pues lo hacían, eso y la falta de sumisión de nuestra parte causaron la revolución. Que terminaría en tragedia.

Su rostro se enrojecido me hizo dudar si sabía está información, pero lo odiaba de igual forma, luego de un silencio el cortó las cuerdas de mis manos y yo misma liberé mis pies.

–¿Quiénes fueron? –al verlo tan enojado me paralicé–¿Quiero sus nombres?

–No lo sé, mi madre lidiaba con ellos para evitar que me hicieran daño, pero siempre los veía entrar, y sus voces aun no las olvido. Yo, maté a dos, ayer, intentaron hacerme daño a mí y a mis amigas. –vi su rostro enrojecer

Enojado se levantó tomando mi brazo, por radio lo escuché ordenar que los soldados que hubieran asistido a la biblioteca se reunieran en una misma zona, al parecer todos obedecieron incluso vi a Simon. Informé a Negan quiénes eran a lo que después de un largo discurso sobre principios terminara golpeando y encerrando a todos en celdas.

Negan, en forma de disculpa, comenzó a hablarme de cómo había llegado hasta aquí, él me dijo también que había perdido a muchos grupos y la historia de la primera niña que salvó de la explotación sexual de un grupo que conoció.

No era tan mal tipo, incluso teníamos varias cosas en común, me hacía sentir segura y podría jurar que yo también le agradaba, al finalizar nuestra conversación él se levantó y cuando estaba por irse volteó y me miró, para decirme la frase que cambiaría mi vida.

–Entonces, después de hoy, de todo, esto... Me atreveré a preguntarte, ¿quién eres?

No podía decir que era Negan, en parte porque sabía que era malo, pero decir algo diferente quizá pondría en juego mi vida y la de mucha gente aquí al no poder evitar esta guerra. No podría sentirme peor, la conexión que tenía con este hombre me llegaba a los huesos, tenía tanto por preguntar y por conocer de él, que con sólo pensarlo me emocionaba.

Era mi vida o la de todos los demás.

–Linda sé que te gusta el drama, pero no es bueno jugar conmigo. Lo preguntaré una última vez- –estaba tan segura de mí respuesta que interrumpí sus palabras para responder con seguridad

–Yo soy Negan.

Espero que Grimes me perdone por esto...

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora