CAP. #12

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Gabriela

–¡Mmm! –me queje al sentir el roce de las cuerdas en mis muñecas

Deberían de sacarme de aquípensé al sentir el calor del sol mañanero en mi cara–Al menos soltar un poco estas estúpidas cuerdaspensé moviendo mis manos entre las cuerdas con unos nudos, lastimosamente, muy bien hechos–Ya no siento mis piernascomencé a mover mis piernas intentando soltarme, la silla comienza a hacer sonidos cada vez que me muevo

Un primer gruñido pone en alerta todos y cada uno de mis sentidos al tiempo de que me eriza la piel, abro mis ojos y aclaro mi visión, miro a mi alrededor para después quedar completamente horrorizada por la escena, uno de esos "caminantes", como Grimes suele llamarlos, estaba en la ventana por la que antes entraba un revitalizador rayo de sol, intentando con su brazo alcanzarme. Nerviosa hago otro intento por sacar mis manos de las apretadas cuerdas que las cubren, cosa que me es imposible, comienzo a moverme desesperada en la silla, pero lo único que cause fue aumentar el deseo de esa cosa por comerme. Asustada intento hablar, pero al intentarlo nada sale de mi boca, mejor dicho, nada entendible por lo que llegó de inmediato a una conclusión: Estoy amordazada.

Un sonido desesperado sale de mi boca¡Mierda!pensé entrando en cuenta de que sería cruelmente devorada por esta estúpida cosa podrida

–¡Oye, cállate! –dijo la chica sin entender mi peligrosa situación, protesté de nuevo, pero más fuerte y desesperado en cada segundo, pero un gruñido distorsionado era lo única que salía

El caminante cae de la ventana y se escucha algo quebrándose, aparentemente su brazo ya que comienza a arrastrarse hacia mí con sólo uno de ellos. Un nuevo grito distorsionado sale de mi garganta atravesando la tela y provocando que me duela la garganta, al tan sólo ver que esa cosa empieza a llegar donde yo estoy.

De repente los gritos de Tayler fuera de la habitación se hacen presentes, aparentemente y entre mi horrible situación lo escuchó gritando–¡Zoé por favor no lo hagas!

–He dicho que te calles –dijo abriendo la puerta y mirándome para luego cerrar la puerta y acercarse, lo que le da la oportunidad de mirar mi rostro de terror–, maldita s- –ella se calla al momento en que el caminante se levanta y comienza a "correr" hacia mí–¡Tay! –es lo único que sale de su boca para luego correr hacia mi silla y tirarse sobre ella para enviar la silla, conmigo aún sobre esta, al otro lado de la habitación y lejos del caminante, pero para mí mala suerte haciéndome caer sobre mi brazo derecho, provocándome un gran dolor

Otro grito de mi parte, al escucharlo ella se levanta y saca una daga con la que intenta cortar las cuerdas que apresaban mis muñecas y lo logra, pero el caminante se lanza sobre ella al instante haciéndola caer.

–¡Zoé –sale de mi boca gracias a que ya había quitado la mordaza–! ¡Ya voy –desato rápidamente mis piernas y corro en al auxilio de la chica, al llegar pateo fuerte al caminante sobre ella enviándolo lejos provocando que caiga sobre la daga de Zoé, a lo que esta se incrustó en su espalda–! ¿Te rasguño –pregunté ayudándola a levantarse del suelo, ella niega–? Bien –respondo seca–. Procura que siga así.

–Mierda, esa cosa tiene la daga. –dijo señalándolo

–No importa –respondí a su comentario anterior, encaminándome hacia la silla en la que anteriormente estaba atada–. Distráelo –pedí

–¿Que lo distraiga –la miro enarcando una ceja–? ¿Tan fuerte te he golpeado?

–Púdrete –dije con molestia–. Sólo mantenlo algo ocupado. –en ese instante otro más entró por la ventana

–Mierda. –salió en coro de nuestras bocas

–Voy a ayudarte en un minuto –dije haciendo fuerza para crear una estaca con la pata de la silla–. ¡Sí –dije al lograrlo, y vi otro más entrar por la ventana–! ¡No! Esto debe ser una broma. –pedí a la nada

–¡Cierra la maldita ventana! –dijo después de quebrarle la rodilla al primer caminante que intentó atacarme

–¡Cierra la maldita boca –respondí yo para después clavar con fuerza la estaca en el cráneo del primer caminante–! Ayúdame con esos dos, voy a romperle la rodilla a uno y eso te dará tiempo de distraer al otro–ordené a lo que ella tomó la daga de la espalda del muerto completo a nuestro lado y la acomodo en su mano para asentir una vez

–¿Lista –preguntó y asentí, tomé el aire para correr–? Ahora. –dijo rápido

Corrí rápido al lado contrario de la habitación y atraje conmigo a un estúpido caminante al que derribé fácilmente, ella ya tenía dos a su cargo, otro maldito más y seguían con vida tres. Fui rápido a la ventana metálica y la cerré completamente, pero sin percatarme que uno de los tres había venido hacia mí.

–¡No! –dijo ella al ver, mi situación, tomó la silla a su lado y con esta golpeó al caminante que la mantenía ocupada creando una gran estaca que clavó en el cráneo al caminante que tenía encima

Zoé corrió hacia mí lo más rápido que pudo, y por mi parte yo después de pasar unos segundos forcejeando con el caminante este con una gran fuerza arrebató mi zapato, era mi fin, Zoé estaba demasiado lejos y el caminante con mi pie en sus manos y abriendo la boca, mi fin...

Dos tiros, dos tiros que hicieron que el mundo se detuviera a mi alrededor, y todo al mirar la sangre corriendo por mi pie paralizándome, que gran suerte de mierda cayó sobre mí. Los gritos de dolor en mi garganta a hicieron presentes al ver la sangre que salía de mi pierna, no sé, en que momento ni como, pero había que hacer algo y rápido.

–Mierda. –susurro una chica acercándose

–¡Qué diablos! –grito un extraño acercándose a nosotras

–Habrá que cortarlo. –Tayler habló

–¿Estás loco, imbécil –pregunté al borde de la locura–? ¡Que ni siquiera se te ocurra tocarme! –grité enfadada con el estúpido de Tayler por su reacción

–¿Y qué hacemos entonces bonita? –preguntó con calma, el desconocido

–¿Cuál fue el daño? –preguntó Zoé acercándose después de ayudar a Tayler a deshacerse del caminante al que le quebré la rodilla

–No lo sé... –respondió la chica extraña en un susurro como su estuviera entrando en ataque de pánico

–Tengo agua –dijo el extraño acercándose a mi pierna–. Y no voy a mentir. Quizá vaya a doler mucho, preciosa.

–¡Da igual! Vamos, con este cinturón corta la circulación de su pie –dijo Zoé pasándole al chico que desconocía un cinturón, él obedeciéndola lo amarró a mi tobillo impidiendo el tránsito de sangre

Otro horrible grito dejo mi garganta al instante en que el agua tocó la piel de mi pierna que estaba lastimada, intentaron limpiarlo un poco, pero necesitábamos vendas y por lo que veía en sus caras necesitaríamos muchas.

–Voy por los vendajes que ocultamos en el refrigerador –caminó hasta la puerta y se detuvo en el marco de esta–. ¡Oh, oh –dijo la chica para después mirarnos–! Diablos esto está mal.

Fue lo último que escuché para que luego mi visión a formará borrosa y al final ver todo negro.

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora