CAP. #9

165 10 3
                                    

Carl

–¿Mejor –asiento cansado–? Bueno, en ese caso, duerme –cuando estaba levantándose para irse a su cama la detuve–. ¿Grimes?

–Quédate –rogué sutilmente, ella sin decir nada más se volvió a sentar en la cama–... El día en que te conocí, vi una caminante afuera –siento su cuerpo tensarse–, ella me hizo recordar a mi madre –dije susurrando–. Mi padre no todo el tiempo fue el monstruo que tú crees, pero, cuando ella murió, también una parte de él lo hizo.

–Y, ¿ella de qué murió?

–En medio de una emergencia, no pudo levantarse y salir, no la pudimos curar ya que mi hermana llego de imprevisto y no teníamos lo necesario para hacer la cesárea correctamente... Yo la maté, ella me lo pidió, dijo que mi padre no iba a poder hacerlo. Cuando mi padre se enteró, fue a buscar su cuerpo, pero ya no quedaba nada de ella, un caminante la devoró –me detengo sintiendo un nudo en mi garganta, pero luego continuo–, por completo.

–Basta Grimes –dice para que deje de hablar–. Tú no tienes la culpa de eso. Hiciste –ella se detiene y sin querer solloza–lo correcto. A demás, si ella estuviera viva te lo agradecería. Sabes, yo no podría haberlo hecho, y no lo hice, la caminante que encontraste era mi tía.

–La extraño. –dije a punto de dormirme

Y lo último que recuerdo es escucharla decir–Gracias vaquerito.

Despierto lentamente, me muevo un poco y abro los ojos levantándome, todo estaba bien y debía ir a buscar a Enid y a papá, además de ver a Michonne. Miro a la puerta y encuentro a Michonne apoyada en ésta mirándome divertida, siento algo moverse junto a mí y al mirar a mi lado encuentro a Gabriela en mi casa.

–La verdad –susurro Michonne–, no esperaba que se llevaran tan bien –susurro de nuevo y luego habló en tono fuerte–. ¡Buenos días Gabriela! –la chica despertó instantáneamente y por poco cae de la cama, haciendo que por auto-reflejo yo rodee mi brazo en su cintura para evitarlo

–¡Suéltame! –dijo con nerviosismo

No tenía el gorro, así que logré ver su rostro sonrojado por haber despertado hace poco y sus ojos que me miraban sorprendidos por la bochornosa situación, estaba inmóvil, si la obedecía ella iba a caer y si no recibiría un golpe de su parte.

–Te vas a caer –dije incomodo–. No puedo hacerlo.

–Lo que vayas a hacer, que sea ahora. –dijo cerrando los ojos, abracé su cuerpo y la atraje hacia mí, ella no abrió sus ojos–¿Ya?

–Si –solté su cuerpo y ella coloco su capa, yo recordé lo de anoche–. ¡Me puedes decir! ¿Por qué te escapaste anoche?

–¿No recuerdas nada de lo de anoche?

–No, sólo eso. –mentí, no tenía ganas de discutirlo

–Bien, iré a ver a Lía. –ella solo se levanta y se va, la observo hasta que sale de la habitación

Me acuesto en la cama intentando dejar de pensar en lo que pasó anoche, aun no entiendo por qué le hable de mamá, por qué le confiaría algo tan preciado a alguien que acabo de conocer. Al menos me había dado cuenta de que ella también tenía su lado débil, y aunque odie admitirlo, su fuerza es su debilidad, al igual que mi padre, lo que más les importa es su familia.

(...)

Gabriela, ella me ayudó con el ataque de ansiedad, ella me vio tan vulnerable y, sin embargo, aún no me ha dicho nada. A Gabriela le dieron su "libertad" ayer por la tarde, ahora está viviendo con Enid junto con su prima claro. Enid y ella se han vuelto buenas amigas, bastante diría yo, tanto que algunas veces me dejan de niñero con mi hermana y Lía. Y pensar que tiene una semana aquí y ya tiene más libertad que yo.

La recuerdo bien, sus ojos y su manera de hablarme, todo lo que me dijo, cuando le hablé de mi madre y hasta la forma en que sus palabras llegaron directamente a joderme por completo. No me importaba mucho que se moviera por la comunidad, lo que me molestaba era el estúpido plan del que hablaba con Enid en este preciso momento.

–Bien, pero, ¿crees que el perímetro este liberado?

–Hace un tiempo no paso por ahí, pero no lo creo. ¿Quién entraría a un lugar con las defensas caídas? –le dijo Enid

–Es un buen punto.

–¿Quieren salir? Sin gente, sin armas –señalé a Gabriela, papá la había quitado las armas de fuego–, sin provisiones y sin ni una posibilidad real de que la persona que buscan está viva. Enid si Maggie te pierde estará destrozada y Gabriela, Lía no podría sobrellevar esto sin ti. Ya perdió a el resto de su familia, eres lo único que le queda. Además, si mi padre se entera nos va a matar.

Gabriela entrecerró los ojos, ella me había contado toda la historia con lujo de detalles sobre su familia, pero no soportaba que la manipulara con eso–Grimes tiene razón, su padre nos mataría.

La cara de Enid se tornó algo roja por el enojo, miró a Gabriela y negó–Bien, si tanta razón tiene y te importa tanto su opinión para ti, deberías estar con Carl e irte metiendo en la cabeza que él está muerto y no vale la pena intentar buscarlo.

–¡Enid! –gritamos al mismo tiempo

–Enid, no me refería a eso. ¡Enid! ¡DETENTE –gritó, pero ya se había ido–! ¿Tú sabes qué le pasa –negué ante su mirada confundida–? Nunca me había hablado con tanto rencor. Crees que sepa lo del otro día...

Abrí mi ojo en sorpresa–No, y aun si lo supiera, no tendría por qué estar molesta.

–¿Estás seguro? No son pareja o algo así. –dijo en un susurro y yo negué

Haberla besado era una cosa, pero nunca habíamos hablado de tener una relación, compartíamos muchas cosas en común y nos llevábamos bien, pero nunca habíamos hablado de nada así, y cuando nos besamos ella solo... No me dijo nada.

Habíamos buscado por toda la comunidad por lo que logramos comprender que Enid había desaparecido otra vez. Al llegar frente a ella me mira esperanzado, pero no le puedo mentir, así que sólo niego con mi cabeza.

–¡Maldición Enid! ¿Dónde estás? –dijo–Yo podría salir a buscarla

¿Que acaso está loca?

–¿Que rayos estas diciendo? –le susurré

–Es sólo una idea. También es mi amiga, estoy preocupada y quiero encontrarla lo más rápido posible. –me recalcó ella

–No, ni siquiera lo pienses, no lo harás. –le dije serio

–¿Y quién me lo va a prohibir –me preguntó con voz retadora–? Tú no puedes ir por ella y yo sí, así que, lo haré –ella tomó la respiración más profunda que pudo y sin pensarlo dos veces gritó–. ¡AHORA! –dijo y comenzó a correr a lo que yo la seguí

–¡GABRIELA –gritaba esperanzado a que la castaña se detuviera de una vez por todas–! ¡DETENTE! –la esperanza en mí se pierde en el momento que la chica, con gran agilidad logra llegar a la mitad del muro

–¡GABRIELA! –grite esta vez al unísono con las voces de Jesús y Daryl, que corrían atrás de mí

–Cuiden de Lía y no le digan a Rick. Nos vemos –dijo ella para luego saltar al otro lado del muro

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora