《CAP. FINAL》

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"Después de un tiempo, si, se volvieron amigas, incluso ambas se volvieron más unidas pero el hombre las separaba muchas veces. Él vivía feliz en su casa y trabajo con su esposa pero seguía llamando a su amante, diciéndole que la necesitaba.
Esto siguió y siguió hasta que el embarazo estaba a punto de acabar, la esposa a los ocho meses y medio de embarazada le dijo a su esposo que estaba decidida a divorciarse para continuar su vida ella sola, que sabía que la engañaba y no estaba dispuesta a seguirlo soportando.
El hombre aceptó el engaño pero le dijo que no lo haría más, siguió mintiendo hasta quedarse sin excusas, pero la mujer lo sabía todo, y ahí en media discusión, después de haber  llegado a su límite la mujer volvió a quedar inconsciente. 
Los doctores que atenderían el parto ya estaban enterdos de cualquiera de las dos alternativas que las mujeres habían acordado.
La esposa pidió que si continuaba con ella y respetaba el matrimonio, la amante se alejaría y ellos criarían a él o la bebé, sin ningún problema.
La amante y la esposa quedaron en que si la amante era elegida, le dirían al hombre que la amante había estado embarazada todo este tiempo, la amante y el hombre criarian a el fruto del embarazo eso sin prohibirle a la verdadera madre estar presente en la crianza, eso sin que el hombre se enterase.
La mujer lo había pensado lo suficiente, estaba dispuesta a entregar a él o la bebé, y no tenía ninguna duda, el parto se complicó un poco pero al final la amante como enfermera se llevó al bebé.
Cuándo sacaron a la mujer de la sala de partos y la llevaron a su habitación, le mintieron al hombre diciéndole que su bebé había muerto hace un par de meses, que no había crecido y en el vientre no había mucho que sacar, ni siquiera  había un bebé por todo lo qué habían tenido que destruir."

–Aguarda... –susurró algo atónito y sin habla

–"La amante se llevó al bebé consigo y ese mismo día contactó al hombre, le dijo que "estaba embarazada" y le faltaban pocos días para dar a luz, que quería verlo y criar al bebé juntos; el hombre se enloqueció y le gritó. Le dijo que no la queria volver a ver, que por ella su esposa había perdido al bebé.
Unas semanas después la esposa le mostró nuevamente los papeles del divorcio, le rogó que terminaran con eso, le dijo que llamara a su amante y que se fuera con ella, que sabia del embarazo y que si podía formar una familia sería con la dulce enfermera no con ella."

–Gabriela... –no me detendría, no ahora, moví el bate en mis manos.

–"El hombre le dijo a su esposa que no, que no intentara separarse, que él la amaba y que no lo volvería a hacer lo juró ante las cenizas  del "bebé", ella le creyó y lo aceptó. Pero, ¿qué harían ahora? Le habían hecho creer al hombre que su primogénito había muerto, como le diría que era todo un plan, todo se volvió más cruel con el pasar de los días.
Cuando el hombre fue a casa de su amante a ver a su hijo, el padre de la chica abrió la puerta y le dijo que el haberle gritado a su hija había provocado que perdiera el bebé. El hombre solo quería morirse, el había matado a dos seres humanos por su estupidez. Todo era su culpa."

–Niña... –lágrimas se empezaron a formar en mis ojos y aún en la oscuridad pude observar que también en los suyos, la historia era horrible y muy profunda, pero con todo lo que había averiguado era momento de atacar.

–"Los años pasaron, y la esposa siguió visitando al bebé que había crecido bastante, sabes, es curioso que el padre nunca se haya dado cuenta. Pero claro, cómo lo olvidé, él estaba muy ocupado engañando a su esposa no solo con una sino con varias mujeres.
El padre de la amante enfermó y la enfermera fue a vivir a un pequeño apartamento de alquiler y cambió de lugar de trabajo solo para cuidar a su padre, llevándose a la niña con ella. En el hospital todos conocieron a la niña y ella se quedaba en sala de espera siempre hasta que su "madre" terminara de trabajar.
Cuando volvieron a su casa su padre ya se encontraba en un mejor estado de salud, que después de un año fue deteriorándose de a poco y él no era el único.
La madre biológica había comenzado una gran discusión con su esposo por su comportamiento respecto a muchas cosas, cuando sólo, sin aviso se desplomó en el suelo, por tercera vez. Tenía cáncer, esa enfermedad contra la que luchó días y noches y con la que su único consuelo era abrazar a ese fruto de amor que había criado a medias con una mujer increíble, hasta que un mes antes de morir cayó en cama. Eso sin contar que antes de eso, ocho meses antes, el padre de la amante murió.
Un mes se había cumplido de estar en cama cuando se desató un infierno, los declarados muertos ya no lo estaban y lo peor era que atacaban a los vivos.
La enfermera logró aguantar pero el bebé ya no era pequeño, podía y tomaba sus decisiones y la primera fue ir al hospital a buscar a su madre, para salvarla. Pero sin saber que para ella ya era demasiado tarde."

–Gabriela... –él tenía una mano en el pecho y podía ver lo tenso que estaba su cuello, lo rojo de sus ojos y lo blanco de su rostro. Tenía miedo, estaba frente a mí temblando. Él tenía miedo.

–Negan, cuando la amante, con su hijo, llegó al hospital su amiga y compañera era un muerto viviente, el hombre no estaba ahí, escapó y no pudo matarla. La amante veía la vida de su "hijo" viéndose a pedazos.

–Para. –pidió cerrando sus ojos y respirando pesadamente–Esto es imposible. Creo que estoy confundido.

–Bien, déjame darte una pista. –tomé fuerte el bate y sin mas lo pegué contra la mesa–Esta era la esposa. Leyla era la amante y el idiota sentado frente a mi es el maldito esposo infiel. ¡¿Que te parece?! El que engañaba terminó siendo el engañado. –caí hacia atrás en una silla, esto me estaba acabando.

–No es posible que sepas eso. Ella, yo... alguien dijo que lo haría por mi. –el asco se apodero de mí, ¡él no  pudo matarla y le pidió a alguien más que lo hiciera! De verdad era una mierda de persona.

–Claro que lo es, ya que hablé en masculino y conozco a varios chicos desde hace mucho, debo preguntarte nuevamente, ¿confías en mí Negan? –él solo desvió su mirada, me levanté del la silla con los brazos abiertos  y el levantó la mirada–Yo soy tu pista para llegar el fondo de esto, Negan, detén todo ya y sabrás quién es ese bebé.

Tomó el radio algo inquieto–Retírense ahora. Espérenme afuera.–dijo con la voz temblando y un gran nudo en la garganta que le dificultaba hablar–Dime. –exigió.

–Negan, creí haber sido muy clara, yo soy tu tercera y última pista, yo soy la última testigo de esta historia.

–G-Gabriela.

–Negan tu hijo es... No ese no es el término correcto.

–¿Quién es ese niño? ¡Dimelo ya Gabriela!

–Ves, entendiste mal. No tienes un hijo, Negan...

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora