CAP. #3

238 13 3
                                    

Sombra

Al escabullirme detrás de las casas, puedo escuchar un fuerte disparo que me hace detenerme. Por un momento pensé que me habían descubierto, volteó rápidamente hacia el lugar del disparo, para encontrar al chico del sombrero, sobre la torre de vigilancia con un arma en sus manos.

–¡Carl Grimes! Baja de ahí ahora mismo. –dijo el líder, muy molesto

Al parecer el chico, Grimes por lo que escuche, parece entrar en cuenta de lo que ha hecho y deja el arma en su lugar para comenzar a bajar de la torre. Al llegar al final de la escalera el líder toma el brazo del muchacho violentamente.

Y le dice–A tu cuarto, estás castigado –y antes de que yo pueda reír al escucharlo, termina la frase–, y no está en discusión.

El chico se marcha molesto hacia su cuarto, imagino, en tanto una chica de cabello castaño intenta seguirlo, siendo interrumpida por el líder–Dije que estaba castigado, tampoco puede ver a nadie.

Después de lo que estoy viendo me atrevería a decir que ese chico es el hijo del líder de la comunidad, persona a la que le temía por el gran carácter que manejaba, era temible ver sus ojos celestes con esa expresión de "Si no haces lo que digo lo pagaras". Y aunque por lo que sabía no era un tipo malo, solo estaba protegiendo a los suyos, aunque no estaba de más tener cuidado con él.

La curiosidad me mata así que corro por los patios traseros de las casas hasta llegar a la del chico. Miro por una ventana y lo veo en las escaleras, me escondo rápido, y lo escucho gritar algo que no entendí, ahí es cuando escucho una puerta siendo cerrada con fuerza, entro a la casa. No había nadie, por lo que me había fijado antes, así que corrí subiendo con cuidado.

Al llegar arriba escucho pasos viniendo de una de las habitaciones por lo que supongo que es él. Lo escucho zapatear y golpear cosas molesto, entro una habitación abierta y saco una silla, para trabar la puerta del chico, así podré salir más segura.

–Yo maté a esa persona, yo lo hice. Y ahora estoy castigado, merezco un castigo mayor. ¡Si tan solo la hubiera detenido! ¡MIERDA! –me sentí culpable al escucharlo lamentarse por "mi muerte", y aunque sabía que luego me arrepentiría de esto, lo haría de todas formas

–Deberías de mejorar tu comportamiento. –digo acercando un poco mi cabeza a la puerta

–¡Muéstrate! –dice, creo que suena algo alterado

–¡Oh vamos! Chico, soy yo... –digo obvia, intentando no reír y escuchando como sus pasos de acercan de manera lenta, torpe y muy ruidosa

–¿Quién? –pregunta el chico algo ansioso

–La persona a la que buscabas al subirte a la torre. No estoy muerta, niño. –se detiene repentinamente, creo que si era yo a quien buscaba–¡Adiós idiota! –digo para entrar por completo a la habitación

Me preparo para que al escuchar sus pasos corriendo poder hacer lo mismo y salir de la casa, sin que supieran que estuve ahí. En cuanto lo escucho salir corriendo hacía la puerta, lo hago yo, pero a las escaleras, cuando salgo de la casa lo escucho forcejear con la puerta.

Rápidamente tomo la comida y salgo de la comunidad para escabullirme en el bosque hasta llegar al campamento, al menos intentare hacerlo antes de que anochezca.

(...)

–¡Dios, niña! ¿Dónde estabas? –pregunta mi tía, me alegra ver que su embarazo va bien, aunque no, que sea en estas condiciones

–Buscaba suministros... –digo restándole importancia

–Robados –dice mi madre a la defensiva

–Oye, es una comunidad grande y tienen suficiente para sobrevivir sin esto. –dije señalando la bolsa llena de alimentos, mi madre me quita la bolsa, mirándome muy seria–¿Lía está dormida? –mi prima, la más pequeña al menos hasta que nazca su hermano o hermana

Ella es una de las razones por las que aún sigo peleando, pero es tan pequeña para soportar esto; yo lucho para que en algún momento todo sea como antes, pero ella nunca conoció ese pasado, era muy pequeña...

Mi madre estaba comenzado a sacar las cosas de la bolsa cuando mi tía hablo a su esposo–Adrián. Me duele, creo que rompí fuente

Faltaba mes y medio para el parto de mi tía, sin embargo, aquí estábamos mi madre y yo. Lo único que teníamos para el parto era la experiencia en partos que tenía mi madre, de su antiguo empleo. Según lo que entendía por la expresión de dolor de mi madre, tendríamos que hacer una cesaría.

–Hazlo. –dice mi tía, mi madre estaba tan mal por esto

–No –contradice su esposo–, podrías morir y no lo voy a permitir.

–Él tiene razón, por favor no lo hagas hermana.

–Es mi decisión, y si tú no lo haces- –ella le arrebató el cuchillo a mi madre y me lo dio–Hazlo, por mi linda, por favor.

–Lo lamento –digo observando como mi madre lloraba y mi tío sujetaba la mano de su esposa, haciéndolo también–. Descansa tía... –incrusto la navaja con cuidado en su abdomen bajo, escuchando sus gritos ensordecedores, que atraen a un par de muertos yo sólo continuó en mi labor

–Nath cuida el campamento. –le grito a mi primo

Sigo en mi tarea hasta que tengo el espacio suficiente para meter mis manos en su abdomen bajo y sacar al bebé, cuando estaba a punto de hacerlo mi tía deja de gritar, y Nathaniel queda en shock, su padre va a ayudarlo, no sin antes despedirse de su amada esposa con un beso en la frente. Ignoro el cuerpo inconsciente de mi tía y meto mis manos en la herida que hice, logrando sacar a una completa, sana y salva, niña.

–Hermana... –solloza mi madre, detrás de mí al ver lo ocurrido

Ella estaba abrazando a Lía, que también estaba llorando, esto lo había causado yo, y ahora no había vuelta atrás. Al terminar con los caminantes y con todo listo para irnos, porque sabíamos que llegarían más, ahí estaba mi tío, aun apuntando a la cabeza de mi tía sin poder disparar.

Sin SecretosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora