Final

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Pov Anastasia

Me levanto asustada, una horrible pesadilla sobre mis hijos en peligro y mi esposo fuera de mi alcance. Me calmo casi de inmediato cuando siento removerse a Christian a mi lado, su enorme brazo me aprieta más a su pecho y un suspiro cansado escapa de sus labios. Es comprensible, ha estado ejercitándose durante la mañana, luego una comida con Pho intentando no tragar sus verduras y luego tarde de juegos con Ted, finalmente, hicimos el amor un par de veces. El hombre está en su límite. Mi vejestorio. 

- Ana... duerme amor.- masculla medio dormido cuando no puedo evitar pensar y reírme de su edad. No quiere admitir que, a pesar de verse aún más sexi, hay canas que han empezado a salir.

- Shhh tu duerme.- digo mientras acaricio sus dedos y los entrelazo con los míos. 

Me concentro en su tacto, en la manera en que me relaja su calor y me permito cerrar los ojos. Todo está bien, nuestros hijos son perfectos cada uno a su manera, y realmente enloquecerán cuando les informe junto a toda la familia que estoy nuevamente embarazada. Mi pequeñito todavía no se hace notar, pero con su padre hemos venido guardando el secreto a la espera que cumpla los tres meses y no faltan más que un par de días. 

Cuando vuelvo a abrir mis ojos ya ha amanecido y siento el ruido habitual que hace mi esposo en el baño mientras se prepara para otro día de oficina. Realmente se levanta temprano y siempre antes que yo, aunque con las náuseas hay veces en que le gano. Me permito estirarme en la cama y acaricio mi vientre en un silencioso saludo a ese pequeño intruso, apenas estoy empezando a sentir un leve bulto y no puedo evitar sonreír por eso, está creciendo bien. Miro el reloj y son las ocho de la mañana, un buen horario para mi. Siempre los lunes voy a las diez a la oficina y me llevo a Pho conmigo.

- Buenos días señora Grey.- dice un Christian absolutamente hermoso recién duchado y afeitado. - Hola hijo.- saluda dando un beso en mis labios y luego en mi vientre. 

- Hola tu.- me levanto y hago mi aseo personal mientras hablamos de los planes para el día y como siempre, al ser lunes, planificamos nuestras actividades para la semana. 

- Creo que el acto de Ted es el miércoles. Pero no recuerdo la hora.- comenta mientras anuda sus zapatos. 

- Es a las diez de la mañana, y es solo una hora  o algo así. Su maestras especificó que quería verte...- digo para picarlo un poco. 

Teddy ha cumplido diez años hace poco y en la escuela a la que asiste, "la mejor de todo el estado" según mi esposo, es una constante de actividades y tareas que no recuerdo haber tenido en mi infancia, pero también es un hervidero de mujeres que tienen recursos suficientes y maridos millonarios y bastante guapos, pero que prácticamente mojan el suelo con sus babas cada vez que va mi Christian a un acto de nuestro hijo. Entre su club de fans, destaca la maestra de Ted, quien siempre saluda a mi esposo con total alegría y luego me ignora o espeta un seco hola. 

No me molesta, me divierte. Y sobre todo, amo molestar a mi marido con estas cosas. 

-Algún día compraré el colegio y la despediré y no conseguirá trabajo ni siquiera en un cine vendiendo palomitas y rellenando refrescos.- masculla en sus planes imposibles porque no se los permito. 

Si fuera por él, la escuela, mi empresa, el centro comercial, el parque, y miles de lugares más serían de su propiedad con tal que nadie toque o respire cerca de nosotros, pero eso no es sano, y por supuesto que no se lo permito. Lo cual hace que existan algunas discusiones que terminan en Christian aceptando que no puede ir por la vida comprando a lo grande y yo siendo aplastada por su cuerpo en nuestra cama o en la biblioteca o la oficina... yo le llamo reconciliación. 

Lo Inevitable #PremiosObsesiónGrey2018Donde viven las historias. Descúbrelo ahora