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A un par de meses de Bandit cumplir tres años, Gerard estableció que la llevaría a comer a una heladería cercana al centro de la ciudad. Sitio al que llevó a Lindsey en una de sus citas, ni siquiera fue la primera. Pero recuerda haber reunido y pedirle a Donna una que otra cantidad de dinero cada cierto tiempo para llevarla ahí, es una de las razones por la cual es tan importante. Una de ellas, porque esa vez que la llevó, Lindsey estaba cumpliendo años.

Su cumpleaños caía una semana antes que el de Bandit, así que siempre la llevaba de manera casual cada 21 de mayo. Él nunca se lo comentó, sin embargo. Bandit nunca se dio cuenta y él tampoco se molestó en hacérselo saber. Sólo le gustaba ser como esos padres de película que actuaban con cada detalle. Pensó que a Bandit le gustaría.

Aun así, lo ha olvidado. Olvidó llevar a Bandit a comer uno de esos helados a aquella heladería. Y lo recordó hace un momento, viendo a una niña de no más de siete años almorzar con su padre mientras Frank le habla sobre algo a lo que ha dejado de prestarle atención. Su pecho duele, su estómago se revuelve, el apetito se va y la culpa viene, comenzando a consumirlo poco a poco. Su respiración se entrecorta y pestañea muchas veces sin percatarse de su labio empezando a temblar. Frank no tarda en darse cuenta.

— ¿Gee? —gira su cabeza hacia donde Gerard observa y frunce el ceño cuando no comprende qué es lo que ve el pelirrojo—. ¿Estás bien? ¿Qué pasa?

—Olvidé el cumpleaños de Lindsey.

El tatuado frunce más el ceño.

— ¿Lindsey?

—La madre de Bandit. Olvidé su cumpleaños.

Los hombros de Frank bajando, relajando su semblante y dejando ir un minúsculo "oh" por lo bajo. Gerard suspira, apartando finalmente su vista del padre junto a su hija. Realmente perdió el apetito, aleja su plato a medio comer. Ninguno dice nada por un momento.

— ¿Fue mi culpa? —pregunta el tatuado temeroso. Gerard sube a mirarlo con rapidez.

— ¿Tu culpa?

—Sí... Mi culpa. Que olvidaras el cumpleaños de la mamá de Bandit, fue... ¿mi culpa?

Gerard titubea antes de sacudir su cabeza. Que lo haya olvidado no fue culpa de Frank, fue antes de conocerlo. Lo único que se cuestiona es el qué lo ha hecho olvidarlo si Frank aun no llegaba a su vida para ese entonces. El peso cae sobre él concisamente, Bandit no sabe que la lleva cada año a comer a esa heladería porque es el cumpleaños de su madre, pero de todos modos es importante para él. Y lo olvidó.

—No, Frankie, no fue tu culpa —va a tomar sus manos por encima de la mesa, Frank suspira aliviado. El pelirrojo sonríe de lado—. Bandit cumple casi una semana después del cumpleaños de Lindsey, sólo hay seis días de diferencia. Yo te conocí el día del cumpleaños de Bandit, es mi culpa en tal caso el haberlo olvidado. Pero Bandit nunca lo ha sabido porque no se me ha ocurrido decirle y ella tampoco ha preguntado. No sé qué me hizo olvidarlo, no creí ser capaz de olvidar algo como eso. Lo peor es que no me di cuenta a los días, ¡han pasado casi cuatro meses!

— ¡Oye, oye! Calma —presiona sus manos, deja un beso en cada una—. Es normal olvidar cosas, Gee. Yo he olvidado fechas importantes también, como el aniversario de mis padres, por ejemplo. Es bastante importante para ellos y he llegado a olvidarlo. Al igual que el cumpleaños de Bob, pero son cosas perdonables, no puedes culparte por algo normal. Tampoco es como si hubieses olvidado el cumpleaños de tu hija, o tu propio cumpleaños, ¿entiendes?

—Entiendo, pero esto era realmente importante, Frank. Bandit ni siquiera lo sabe, pero yo sí, y Mikey también, Ray, Bert, todos lo sabían, y yo lo vengo recordando ahora, no ayer, no ésta mañana, ¡aquí, y ahora!

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