Who are you? | YM 🍊🥝

Quince

No sabía ni porqué corría o porqué razón se encontraba llorando a mares. Había estado hace algunos minutos en la casa del amigo de Suga, pero no había logrado soportar estar en aquel lugar ni media hora luego de lo que le había contado Taehyung. La música le estaba abrumando y solo hacía que su repentino dolor de cabeza aumentará.

Era algo demasiado grave de lo que se había enterado como para que fuera un simple rumor. Más bien, ¿Por qué lloraba como si estuviera culpando al peliverde por algo que ni siquiera sabía que era verdad o no?
Se sentía muy mal por estar juzgándolo sin conocerlo, logrando que no le entrara en la cabeza que el pálido fuera capaz de quitarle la vida a alguien.

Porque no era capaz...¿verdad?

Lloraba de impotencia por no saber la verdadera historia y por ser tan cobarde de pensar -aunque fuera una milésima parte de su cabeza- que el otro si era algún tipo loco con problemas bastantes ilegales.
La tierna imagen que tenía de él, comenzaba de a poco a mancharse y hacerle dudar sobre todo lo que sentía.

Su mente le gritaba que huyera de él, que aún estaba a tiempo de alejarse de un posible homicida. Pero su corazón rogaba poder conocer mejor al pálido chico para entenderle y solo estaba provocando que en su pecho se generarán más sentimientos de angustia.

Extrañaba Busan. Extraña poder llegar a su casa y que se encontrará su madre para mimarlo cuando estaba triste. Ahora solo tenia un viejo y solitario apartamento que le esperaba en medio de la noche. Deseaba poder tener a alguien con quien lamentarse de la mala suerte que le perseguía y las únicas personas que tenía en mente básicamente se basaban en Taehyung y Suga.
Al primero no quería llamarlo, porque ya se sentía lo suficiente mal con él por haber pensado que le estaba jodiendo por alguna estúpidez, cuando en verdad quería protegerle.
Y por otro lado estaba el peliverde, que ya una vez le había consolado con ternura, aunque claramente no correría a sus brazos, siendo que él mismo era la razón de su llanto.

Lo mejor era llegar a casa cuanto antes y dormir.
Dormir siempre había sido su solución a todo y en aquellos instantes deseaba borrar de su mente todos los rumores de su amor platónico.

Cuando ya estuvo bastante lejos de la casa y la música de la fiesta ya no se escuchaba para nada, sacó su teléfono del bolsillo.
Apretó la pantalla táctil, iluminándose esta y buscó entre sus contactos dando con el nombre que estaba rondando por su mente, que quizás, solo quizás...podía ayudarlo a sentirse un poco mejor, aunque era una decisión bastante tonta y egoísta por su parte, luego de todos los meses que había sufrido por su culpa.

Dejó de pensar en las consecuencias que traerían aquella llamada, arrepintiéndose al instante al escuchar el primer sonido.
Cortó y suspiró con pesadez. Ya tenía suficientes preocupaciones en su cabeza, como para agregarle más y lo mejor era ignorar que había hecho eso.

Tomó un par de atajos para llegar a su departamento que menos mal no estaba tan lejos del lugar de la fiesta, aunque si se había demorado una media hora en hacerlo. Con Suga se había demorado unos cinco minutos al haber ido en su moto y su velocidad similar a la de una tortuga había aportado a que se demorará aún más.
Cuando cruzó por la puerta de su hogar, no dejaba de tiritar de los pies a la cabeza. El frío de afuera le había calado hasta los huesos y podía notar los labios muy secos por lo mismo. Además el hecho de llorar con aquel clima, había hecho que sus húmedas pestañas pesarán más al comenzar a congelarse un poco.

Se haría un té y comería alguno de los dulces que tenía escondidos para pasar el mal rato. Sí, eso le ayudaría a sentirse mejor.

Su teléfono se iluminó varias veces mientras se estaba poniendo el pijama de polar, viendo que se trataba de su mejor amigo, el pálido y su ex.
No le quiso contestar a ninguno de los dos primeros, pero al tercero no sabía que responderle...Quizás sería bueno también para arreglar lo que estaba pasando entre ellos.