Treinta y cinco

32.9K 3.4K 1.5K
                                    

Luego de darle las buenas noches al pequeño Jae, ayudar a Sunhee y tirar a la basura los resto de papeles rotos, Yoongi y Jimin se dispusieron a ir a la fiesta. Para sorpresa de ambos, Hyuk no tuvo problemas en prestarle su auto al peliverde. Con la simple condición de que no se matarán en el camino y mucho menos que manejarán habiendo bebido alcohol.

La verdad no tenía idea de que el pálido chico manejara, sorprendiéndose bastante cuando comenzó a esquivar autos en medio de la autopista con total habilidad. Denotando lo acostumbrado que estaba a hacerlo. Desde que habían ingresado al vehículo, Yoongi se había encargado de tomar la mano del menor durante todo el trayecto, soltándola únicamente cuando debía hacer los cambios de marcha. El mayor parecía estar de bastante buen humor, al sonreírle con dulzura de vez en cuando a la persona a su lado.

Jimin realmente está teniendo una buena noche junto al peliverde.

Los veinte minutos que les tomó llegar al departamento, fueron acompañados por la tranquila música que había puesto el mayor. Ninguno de los dos abrió la boca en ningún momento, disfrutando del silencio para nada incómodo que se había adueñado del lugar. Yoongi estacionó el auto en un aparcamiento cercano al edificio, verificando que todas las puertas estuvieran cerradas al salir.
A pesar de lo tranquilo que se veía el barrio en donde vivía, nunca te debías confiar en el centro de Seúl.

Caminando hasta la entrada tomados de la mano, Jimin pudo escuchar la música que se escuchaba a unos pisos sobre sus cabezas. Rió al pensar en el desastre que quizás había en el lugar. Recordando la última fiesta que había dado en su departamento.
Subieron por el ascensor y ya al estar frente a la puerta, el peliverde sacó sus llaves para abrir la gran puerta marrón.
Para la sorpresa de ambos, solo habían cuatro chicos haciendo lo que parecía ser una fiesta de karaoke. Los cuatro pares de ojos se desviaron a observarlos, recibiéndoles cada uno con una gran sonrisa en sus rostros.

— ¡Jimiiiiiin! – gritó el moreno. Este se tambaleó al pararse del suelo, llegando hasta el pelinaranja para luego abrazarlo, saludándolo. – ¿Cómo estás, pequeñín?

— ¿Pequeñín? – contestó frunciendo el ceño. Al parecer a Nam ya se le habían pasado las copas un poco. Además de sentir como olía a alcohol.

— Namjoon, no lo molestes. – sonrió Yoongi tras él, terminando de cerrar la puerta.

— Tu tampoco eres muy alto que digamos. – se defendió Jimin, apuntándolo. No le gustaba que lo molestaran por su porte.

— Pero soy más alto que tú. – Le sacó la lengua. Ahora comprendía de donde Jae había aprendido eso.

Malhumorado, Jimin se alejó del peliverde, solo para ir y lanzarse a los brazos de Taehyung, quién estaba cantando a todo pulmón.

— ¡Defiéndeme! – chilló y el castaño lo observó divertido.

— Ya estas bien grande, hazlo tú solito. – contestó riendo.

Al parecer la velada se basó en molestar a Jimin por su porte e intentar quitarle el micrófono a Hoseok. Que más que cantar, gritaba la letra de las canciones. El peliverde se quedó unos cuantos minutos rogando perdón al pelinaranja, haciendo que este le hiciera desprecios cada vez que besaba su rostro. A lo que terminó perdiendo tras varios intentos, cuando el pálido chico terminó haciéndole cosquillas. Jimin pensó que se quedarían toda la noche haciéndose mimos, hasta que Hoseok puso cierta canción.
El pelinaranja llegó a saltar en su lugar cuando Yoongi pegó un chillido a su lado. Este no tardó en levantarse de su lugar, para seguido tomar el micrófono libre que le tendía su castaño amigo.
Ambos chicos, metidos totalmente en el personaje de creerse cantantes profesionales, comenzaron a bailar al ritmo de la música. Creándole a esta una divertida coreografía, dándoles un buen show a todos los presentes.

Who are you? | YM 🍊🥝 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora