Veinticuatro

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Aquella semana se había pasado volando. Tomando en cuenta que desde la pequeña y grata reconciliación con el peliverde, se habían visto casi todos los demás días, teniendo conversaciones mucho más profundas, acompañándose uno al otro luego de clases y tomando café uno que otro día cuando se hacía de noche.
La relación que se estaba formando entre ellos dos iba por buen camino. Aunque Jimin aún no podía descifrar que era lo que realmente buscaba el mayor de él. No sabía si considerar lo que tenían como una simple amistad o algo más serio.

Luego de haber dormido donde el hermano de Yoongi, no había pasado nada más subido de todo y el peliverde desde entonces, solo se había limitado a darle un par de besos cortos en la mejilla o a mitad de los labios. Nada más. Siendo bastante extraño para el colorín, que no pasara nada, luego de que los primeros días que se conocieron solo se basaron en cierta "cosa". Sintiendo que el libido del otro se había calmado considerablemente, pero bueno tampoco se quejaba de que el chico fuera más tierno con él, solo le parecía extraño pasar de un extremo al otro.

Poco a poco estaba conociendo al verdadero Yoongi, que era bastante más amable de lo que parecía. La mayoría de las veces que se encontraba con él, terminaba sonrojándose por alguna de las cosas que hacia el chico por él, desde limpiar la espuma de sus labios y llevársela a los labios, o besarle sin previo aviso. Se estaba volviendo loco por el peliverde. Comenzando a notar pequeños detalles en él.
Le gustaba como arrugaba la nariz cuando algo no le gustaba, le gustaba cuando tendía a hacer sonidos al hablar, o cuando mostraba sus encías al sonreir en grande. Estaba comenzando a gustarle todo en el pálido chico y no le molestaba para nada sentirse de esa forma. Pero no todo podía ser perfecto.

Cuando todo parecía ir bien, tenía que Jungkook aparecer nuevamente. Habían estado hablado desde aquella llamada, pero nada serio. Y por lo mismo el pelinaranja no esperaba para nada verlo y mucho menos esperaba tener que soportar su presencia cuatro días, que seguramente se le harían horriblemente eternos a su lado. Aunque su lado bueno le decía que ya no podía decirle que no, ya que el chico no tenía familia en Seúl y tampoco quería dejarlo en la calle.

Y eso no era lo peor.

Lo peor era que no sabía como decirle a Yoongi que no podrían verse por algunos días, al tener al otro chico en su departamento. Bueno, tampoco es como si el peliverde estuviera yendo muy seguido a su hogar, pero de todas formas cualquier cosa podría pasar y esperaba que no se arruinara lo poco que llevaban construido entre ellos.

 Bueno, tampoco es como si el peliverde estuviera yendo muy seguido a su hogar, pero de todas formas cualquier cosa podría pasar y esperaba que no se arruinara lo poco que llevaban construido entre ellos

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Llevaba alrededor quince minutos en la estación de trenes esperando a Jungkook y este no daba señales de vida. Supuestamente llegaba a las nueve en punto y ni un mensaje le había mandado el muy desgraciado.
Estaba comenzando a desesperarse y no solo por el hecho de que el pelinegro no llegaba. Más bien, estaba desesperado por la situación en sí. Había logrado librarse de Yoongi luego de decirle que tenía mucho que estudiar, además de darle un beso bastante convincente y que ya mañana se verían.

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