Había oscurecido bastante, y miré la hora para sorprenderme de que eran casi las once de la noche.
Abrí la puerta de la casa después de dejar la bici donde me la encontré. No me sorprendí al ver que la de Derek no estaba aún. La casa estaba demasiado tranquila y oscura. Nada más entrar vi una leve luz que iluminaba gran parte del salón. Los descubrí a todos viendo una película, o una serie no estaba segura.
Como no se habían enterado de que entré, subí las escaleras sigilosamente y me escabullí dentro de la habitación. Como era de esperar estaba vacía.Me quité la ropa y me puse una camisa grande. Cogí el móvil y recurrí a mi gran amigo Netflix, el que nunca falla. Puse la pequeña pantalla apoyada a un cojín, mientras que yo estaba tumbada delante. Podría acostumbrarme a esto. Entonces es cuando me vino a la mente que las clases empezaban al fin en poco tiempo, y aparté los pensamientos de cortarme las venas de mi cabeza y di play a la serie.
Espero que la gente no sea como los de donde yo vivía, eso es lo único que pido.
Cuando se me estaban a punto de cerrar los ojos y aún no había nadie en mi habitación, un ruido de fuera captó mi atención. ¿Estaban robando en nuestra hermandad? Di un salto hasta la ventana y miré atentamente. Los ojos me dolían de ver la pantalla durante tanto tiempo y no se acostumbraban a la oscuridad. La próxima vez bajaré el brillo.
Pude identificar la figura, un poco robusta y alta para ser de una chica. Era un chico, sin duda. El ruido parecía ser del golpe que produjo la bicicleta que llevaba el chico al dejarla encima de la que yo había utilizado. Solo habían dos bicis, y una es de Cail. Todas la pistas apuntaban a que aquella sombra era Derek. La figura avanzó hasta el porche de la casa y buscó algo en los bolsillos. Mis ojos por fin se acostumbraron a la falta de luz y pude ver sus facciones, sin duda alguna se trataba de Derek. Su rostro empezó a endurecerse al no encontrar lo que buscaba y noté como empezaba a frustrarse.
Mientras Derek maquinaba una forma ingeniosa de colarse en la casa sin que nadie se despertase, me fijé en que llevaba el pelo más revuelto de lo normal, y su camiseta estaba muy dada de sí. Tenía algunas manchas por la ropa, y un pañuelo atado a la muñeca. Este chico cada vez era más raro.
La verdad es que esta situación empezaba a parecer cómica. Un chico que llega de no sé donde, con esas pintas, en bicicleta y sin poder entrar en su "casa" porqué no encontraba sus llaves... solo le podía pasar a él. Derek empezó a dar vueltas caminando en círculo mientras seguía dandole a la cabeza para poder entrar. No iba a ser tan mala.
-¡Hey!- intenté captar su atención desde la ventana. Derek alzó la vista con el ceño fruncido y me vio.
Me separé de la ventana y cogí las llaves de mi bolsa.
-Toma anda.-lancé las llaves hacia él y las pilló al vuelo.No dijo ni una sola palabra, pero parecía avergonzado de que lo hubiera visto así. Fui a la puerta de la habitación y esperé allí plantada. Derek no tardó en aparecer.
-¿Y estas horas?- intenté hablar bajo, las posibilidades de que los que estaban abajo podían estar durmiendo eran sumamente altas.
-No es asunto tuyo.- intentaba no mirarme a la cara, ignorando mis ojos clavados en los suyos. Pensé que mi forma de vestir podría estar distrayéndolo, por eso me puse detrás de la puerta, escondiendo mis piernas desnudas.
-Al menos dame las llaves.- extendí la mano.
-Si, las llaves.
Se acercó a mi y puso las llaves en mi mano con rapidez, tanta que casi se me caen de la inercia. Dio media vuelta rumbo a su habitación y una vez allí cerró la puerta. Me quedé allí plantada con el ceño fruncido. Sus movimientos fueron rápidos, pero pude percibir el olor que desprendía, y no me gustaba. Olía a alcohol. Puro alcohol.Derek puede ser un capullo pero esta vez lo había sido mucho. Un capullo que encima se emborracha en el tiempo libre. Seguro que si hubiera estado sobrio, ya estaría aquí dentro sin mi ayuda y tampoco las de mis llaves. Me extrañó que no me mirara a los ojos, es una persona que demuestra su fuerza haciendo perder la tuya. Mostrándose superior ante todo el mundo. Esta noche no parecía él. Intentaré darle las vueltas necesarias a este asunto por la mañana, cuando ya esté lo suficientemente despierta para poder pensar con claridad. Aunque sus palabras...-No es asunto tuyo-... no sé si acabaría haciéndole caso.
Anoche no cerré la ventana, y por eso me despertó la incomoda luz del sol. Abrasador. Me despejé rápido y comprobé que era la única en la habitación. La primera en dormirme y la última en despertarme, nuevo récord. Cuando me disponía a salir por la puerta, me percaté de mi falta de ropa, por eso tuve que buscar unos shorts cómodos aunque no conjuntaran con mi camisa. Bajé las escaleras mientras me recogía el pelo en una coleta alta.
-Hoola pelirroja- Nathaly parecía más contenta de lo normal. La sonreí y me puse leche en un vaso. Por las mañanas solía no tener hambre.
-¿Menudo cine el de anoche no?
-Fueron ellos- Nathaly señaló a los demás, que estaban esparcidos por diferentes partes del salón- Insistieron mucho.
Yo moví la cabeza mientras bebía del vaso.-¡Chicas!- la voz de Tom sonó muy fuerte. Todas nos acercamos a él. Yo me apoyé en la pared, con el vaso en la mano- Espero que estéis listas.
-¿Listas para qué?- fruncí el ceño.
-Vuestras citas os esperan a las ocho.
Tuve de agarrar el vaso fuerte para que no se me cayera de la mano, pero sentía que en cualquier momento iba a explotar de la fuerza con la que lo agarraba.
Miré impaciente y con furia en los ojos a mis compañeras, pero no mostraban ningún síntoma de molestia. Aún así pude ver la felicidad de Nathaly desaparecer, poco a poco.-Genial- me dejé caer en la silla. A ver con que loco me toca.
Portada: Taylor.
El hyyype hahah
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Fraternidades ✔️
Teen FictionJane llega en su primer año de universidad a la hermandad de las PNK, unas auténticas carcas que debe renovar. Fiestas, alcohol, noches, chicos... no saben lo que se pierden. Pero ahí también están los chicos, los queridos chicos de la fraternidad...