42. De vuelta a casa.

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-Quiero este- señalé decidida en la revista que una peluquera muy maja me había dado, autoconvenciédome de que no sería para tanto.

-Perfecto- levanté la vista para suspirar hondo, y vi que Max daba palmadas y me sonreía exageradamente.
Lo que me iban a hacer no tenía ni punto de comparación de como quedaría Max, pero para mi lo mínimo que me hiciera ya sería demasiado cambio, teniendo en cuenta que lo he tenido así toda mi vida.

Maia, la peluquera, empezó mojándome la cabeza haciéndome un masaje con el que tuve que intentar no dormirme. Después de eso me cortó varios centímetros de pelo, y cada vez que veía un mechón en el suelo, se iba desprendiendo un pedacito de mi corazón. Cuando casi le faltó poco para dejarme calva, aunque tuviera la melena por encima de los hombros, me puso papelitos de plata en la cabeza con algún producto raro. Tuve que esperar mucho, mucho tiempo.

Esperando, pude ver como Max se me acercaba por detrás, con una toalla enrollada en la cabeza. Ya habían acabado con ella, pero no quería enseñarmelo hasta que yo estuviera lista.
-¿Cuánto me queda?- dije, mirándome en el espejo y rezando para que quedase como yo lo estaba visualizando en mi mente.
-Un rato, no te agobies.- para ella debía ser fácil decir eso cuando había pisado aquella peluquería más veces que yo mi propia casa- Estoy segura de que te va a quedar genial.

Cuando sus manos tocaron mis hombros, el sonido de una notificación del móvil me hizo pegar un bote. Encendí la pantalla y vi que era Alex quien me escribía.

-Ya me voy- Max se dio la vuelta muy dramáticamente y se alejó de donde yo estaba.

Me reí negando con la cabeza y leí lo que me había escrito Alex.

-Voy a recogerte ya?

Comprobé la hora, era demasiado pronto y aún no estaba lista.

-Aún no he acabado con... cosas. Yo te aviso no te agobies. -seguí el mensaje con un emoticono lanzando un beso.

Mis mejillas se tiñeron de rojo. ¿Enserio Jane, a estas alturas?

-¡Ya podemos terminar!- la coz de Maia me sacó de mi embobamiento. Leí el último mensaje de Alex y apagué la pantalla.

-Termina con mi sufrimiento.

Maia chasqueó la lengua y murmuró algo que me pareció un: no seas exagerada...

-No soy exagerada -me quedé sin nada que decir y decidí darle la razón- bueno, puede.

Maia procedió a quitarme el papel de la cabeza, y cada vez podía ver mejor mi nuevo pelo. Aún no podía asimilarlo, ¿quien era esa chica sentada delante del espejo?

-Ha quedado perfecto, no necesitamos hacer nada más.

Sonreí a mi reflejo, mentalizandome de mi nueva imagen.

-¡Jane! Estás... ¡guapísima! - una Max con el pelo azul empezó a correr hacia mi. Me dio tiempo a levantarme de la silla para juntarnos en un abrazo. Cuando nos separamos pude analizar mejor lo que se había hecho ella.

-Wow, estoy... Impactada.
-¿Te gusta? - dijo Max revoloteando su nuevo pelo- Dije que me faltaba por probar el azul...¡Aquí lo tienes!

Después de hablar un poco de como habíamos quedado nos fuimos de allí sin pagar. Invitaba la casa, cosa que agradecí ya que no tenía mucho dinero encima. Cuando salimos a la calle, me sorprendió ver que ya no era tan de día como cuando entramos.

Subimos de nuevo al autobús, otras siete paradas como mínimo de extrema claustrofobia.

-¿Cuánto tiempo hemos estado ahí dentro?

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