-¡Hoola!
Entré con la maleta casi sin poder pasar por la puerta. ¿Desde cuándo se ha hecho tan pequeña la entrada? Solo estuve fuera unos meses...
-¡Jane cariño!- los brazos de mi madre me recibieron con mucho entusiasmo, hacia tiempo que no la veía y necesitaba abrazarla. Después de unos segundos entre sus brazos, dejó un beso en mi frente y saludé a mi padre con otro abrazo.
-Cuanto te hemos echado de menos, hija.- sus grandes manos acariciaban mi espalda.
-Yo también a vosotros- me separé de él con los ojos llorosos, por la emoción del momento. Nunca habia estado fura de casa por más de dos semanas como máximo.
Me sequé los ojos como pude y sonreí. Entonces me di cuenta de que me miraban con una cara muy extraña. Pensé que el rimel se me podría haber corrido, pero ese dia no me maquillé.
-¿Jane, que te has hecho en el pelo?- ahora lo comprendía todo.
-Ah, sí.- me recogí el pelo en una coleta alta- Me lo he hecho esta tarde, ¿Os gusta?
-Estás preciosa- y después de otro beso
por parte de mi madre nos separamos.-¿Y donde están los pequeños monstruitos? - me había acostumbrado a referirme así cuando se trataba de mis hermanos.
-Estan en la cama. Sabes que tienen un horario distinto al tuyo, mañana tienen que levantarse temprano.- ver a mi madre hablándome así me recordaba a antes de estar en la hermandad, cuando vivía bajo su protección.
Justo cuando mi padre cogía la maleta para llevármela a la habitación, oí unos pasos corretando que venían desde el pasillo. En un abrir y cerrar de ojos, tenía a aquellas dos garrapatas que había echado tanto de menos pegadas a mí.
-¡Jane ya estás aquí!
-¡Sí Jane!- no paraban de gritar mi nombre mientras me cogían del pelo y se colgaban de mis brazos.-Niños dejar a vuestra hermana, acaba de llegar y estará cansada.- nadie hizo caso de aquellas palabras, mis hermanos siguieron igual de entusiastas con mi llegada. ¿Quién podría decir que después de todo si que me querían?
-¿Sabes qué Jane? ¡En la escuela le estampé a David una bola de barro en la cara!
-¡Y yo a él le tiré un vaso de agua en la comida!- no pude contener la risa, viniendo de ellos todo lo que decían me lo creía.-Bueno, Alan y David volved a vuestra cama que es tarde.
-No te preocupes mamá, ya los acuesto yo.- y con uno cogido de cada mano, caminé hasta llegar a su habitación.
La casa seguía como siempre, con colores tranquilos y aire familiar. La habitación de los chicos seguía como siempre. Pude ver que tenían algunos juguetes nuevos y cambiaron el color de las paredes a un naranja claro.
-Tienes algo diferente.- el comentario de Alan me hizo reír.
-¡Es el pelo, tonto!- dijo David desde su cama.
-Es verdad ¡Ahora eres rubia!
-Exacto, ¿Os gusta?- dije moviendo la coleta de un lado a otro.
-Estás guapísima Jane.-el comentario de mi hermano pequeño fue tan adorable que no pude retener el impulso de achucharle los mofletes -¿Ya tienes novio?
-¿Y te has besado con él?
-¿Con lengua?
Barajé la idea de tener demasiada cera en los oídos. ¿Era posible que me estuvieran preguntando eso?
Aquellas preguntas me pillaron desprevenida. ¿Los niños de su edad ya preguntaban... Esas cosas?
He de admitir que me hacia gracia y vergüenza que me preguntaran eso.
-Pues sí, se llama Alex - dije - pero hoy no ha podido venir. Me ha dicho que vendrá otro día para veros.
-¿Pero os besáis con lengua?
-¡Alan!- cogí un cojín y se lo estampé en la cara, mientras David se reía- Eso son temas de mayores y no se preguntan. Bueno, a dormir.
Me levanté de la cama de Alan, que era la litera de abajo y me despedí con un - Buenas noches- para después salir de la habitación y regresar al salón con mis padres.
La imagen de verlos sentados uno al lado del otro en el sofá de toda la vida me hacía sentir como una niña.
-Jane, tenemos que hablar.- mi nombre y la frase tenemos que hablar nunca significaba nada bueno.
De repente, la sensación de ser una niña de nuevo se intercambió con un leve recuerdo de un viernes noche a las cinco de la madrugada, preparándome para la bronca de mis padres al llegar demasiado tarde de la fiesta.
-¿Ha pasado algo?- me senté en el sofá, cogiendo un cojín para ponérmelo en el regazo.
Que mi madre quitara la mano de encima de la de mi padre con gesto preocupado hizo que se me activara la señal de alerta.
-Tu padre y yo nos vemos obligados a explicarte nuestra situación... La situación actual.
Me estaba empezando a inquietar tanto misterio. No sabía nada de lo que me estaban hablando, pero por sus caras no sería nada bueno. ¿Se iban a divorciar?
-Mamá me estáis preocupando, suéltalo. - vi como ella miraba al hombre sentado a su lado, suplicándole con los ojos que siguiera él.
Miré buscando explicaciones a mi padre.
-Verás,- empezó él- tu madre y yo estamos pasando por una situación bastante...pesada.- se fregaba las manos, y no me miraba directamente a los ojos.
Aquello me estaba matando. La palabra divorcio se repetia en bucle en mi mente.
-Y la realidad es que andamos bastante escasos en tema dinero. - sentí un enorme alivio al saber que no se trataba de divorcio- Por lo que, si es que quieres seguir estudiando en la uni y viviendo en la residencia, tendrías que buscarte un trabajo por las tardes para ganarte ni que sea un poco de dinero.
-Obviamente para tu estancia en el campus, principalmente.- añadió mi madre.
Me quedé procesando la información. Un trabajo por las tardes...tampoco sonaba tan mal.
-Queremos que sepas que seguiremos pagando y haciendo lo que esté en nuestra mano con tal de que puedas seguir estudiando lo que te gusta, pero en caso de no llegar... tú podrías hacerlo con lo que ganases.
Se quedaron mirándome, intentando encontrar alguna respuesta en mi rostro.
-Cariño, sabemos que es algo difícil de asimi...
-Mamá- la corté- no te preocupes. No os preocupéis. Al fin y al cabo es una cosa para mí y tengo que hacerme cargo. -dije con las manos encima de las suyas- Así que buscaré trabajo de lo que sea y os ayudaré en todo, ya es hora de que os ayude yo como lo habéis estado haciendo conmigo durante todo este tiempo.- y tras un apretón cariñoso en su mano y una sonrisa, les di un beso a cada uno.
-Tengo mucho sueño, creo que me voy a dormir. - me retorcí en el asiento mientras bostezaba.
-Te he dejado las cosas en la cama.
-Gracias papá.
Y tras dedicarles un buenas noches a los dos, entré en mi habitación de la infancia, inundandome en recuerdos a cada paso que daba.
Portada: Derek.
Una pregunta...
¿¿Os gusta fraternidades??Para todas las personas que os gusta y seguís ahí capítulo tras capítulo y votáis, os quiero❤
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Fraternidades ✔️
Roman pour AdolescentsJane llega en su primer año de universidad a la hermandad de las PNK, unas auténticas carcas que debe renovar. Fiestas, alcohol, noches, chicos... no saben lo que se pierden. Pero ahí también están los chicos, los queridos chicos de la fraternidad...