47. Cotilleos por allí, cotilleos por allá.

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-¡¿Cómo tú por aquí?!
-Los astros se han juntado, lo sé.

Marcos estaba en clase cuando el profesor todavía no había llegado, una cosa que era bastante improbable de ver.

Muy improbable.

-Los astros y otra cosa más...¿Por qué tan pronto, Marcos?
-¿Por qué tan cotilla, Jane?
-Touché.- bajo la sonrisa falsa y de superior que aún había en su cara, dije- Sabes que no vas a poder aguantarlo. Suéltalo.
-Bueeno... he quedado con alguien.
-¡Tom!- intenté no gritar demasiado.
Marcos giró la vista hacia la puerta por la que acababa de cruzar el profesor de ciencia.
-Uppps...- esa expresión suya me mataba.

Como odiaba que me dejara con la intriga.

El timbre acababa de sonar y como Marcos tenía pendiente contarme unas cuantas cosas, me apresuré en meterlo todo en mi mochila y salir al pasillo para buscarlo.
En segunda hora no estábamos juntos a no ser que nos echaran de clase.

Nada más salir por el umbral, estaba allí plantado, con los brazos cruzados. No tardó en caminar a mi ritmo, y juntos nos dirigíamos a la cafetería.

-Sí.
-Sí ¿Qué?
-Que sí, que era con él.

Mi cabeza tardó en juntar las piezas, pero lo hizo.

-¡Joder! No me lo puedo creer...¿Cómo?
-Hace un par de días me escribió... bueno, al principio yo no quería pero...- Marcos, al ver mi cara incrédula, siguió contando lo que había pasado.

Toda esa información estaba entrando a mi cerebro demasiado deprisa y casi no tenía tiempo para asimilarlo.

-En resumen, que quería un lío rápido.
-Y se lo has dado.
-Hombreee, ¿lo dudabas? Nadie se puede resistir a ese hombre, y más cuando me lo pidió de aquella manera...

Ya habíamos llegado a la cafetería, yo seguía flipando. Mientras mi amigo me explicaba con detalles algunas cosas del tema, nos encargábamos de buscar una mesa vacía.

-Ya, pero él no quiere nada serio, ¿no?
-No- dijo al mismo tiempo que dejaba caer su bandeja en la mesa. Descifró mi cara- Oh, no Jane. No te vayas a pensar que me quiero meter en una relación. Quita, quita, es mucho mejor ser una abeja e ir probando polen de diferentes flores.

Su razón me hizo reír, y después de que lo acribillara con preguntas de todo tipo, llegó el terremoto a nuestra mesa.

-Me he dejado el desayuno en casa.- Nath escondió la cabeza en sus brazos, por poco se come la mesa con la fuerza en que lo hizo.
-Cómprate algo en la máquina, o en el bufet.- propuso Marcos.
-No tengo dinero...- todos sabíamos lo que Nathaly estaba insinuando...y sí, en nuestra maravillosa universidad el desayuno era una cosa que o pagabas, o traías de casa.

Un largo suspiro por su parte lo confirmó.

-Anda toma- alargue la mano con la mitad de mi bocadillo, y como una leona que huele a su presa, Nath se lanzó hacia él.
-Creí que nunca me lo darías.
Marcos y yo reímos, mientras ella daba la vida en devorar lo que le acababa de dar.

-Em, Jane- la miré obviando el echo de que me hablaba mientras masticaba- Me he enterado por ahí de que vas al gimnasio. - asentí... más o menos- llévame contigo esta tarde por favor, me muevo menos que una alfombra.
-Bueno, no creo que al dueño le importe.
-¡Listo!- Nath acabó con el bocadillo y se apresuró en levantarse de la silla- Os dejo, tengo que estudiar y voy bastante mal.- y sin decir nada más, se fue a paso ligero.

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