-¡Eh!-dije, aturdida por lo que acababa de ver-¿¡Que está pasando aquí!?
Me acerqué a Alex, a quien le sangraba la nariz. Lo cogí del brazo para que se apoyara en mi hombro, pero él me apartó y fue directo a Derek. No se escuchaba nada más a parte de mis gritos que intentaban acabar con esa especie de pelea.
Alex se acercó a Derek y lo empujó para atrás, estampando su puño en la mandíbula de este. No podía ni debía quedarme quieta.
-¡Ya está!- me acerqué a ellos-¡Ya basta!
Me coloqué en medio de los dos, separándolos el uno del otro.
-Jane, apártate- Derek parecía un loco, su labio sangraba y sus ojos brillaban. Aquellos dos parecían leones apunto de asaltar a su presa, de no ser por mi, ya estarían comiéndose.
Negué con la cabeza y me crucé de brazos.
-¡He dicho que te apartes!- sonaba desesperado, apretaba los puños con fuerza.
-¡He dicho que alguien me explique de que va esto!-le chillé en la cara.Cuando Nath dijo que alguien iba a venir para hablar no me imaginaba que fuera de esta manera, y mucho menos que se tratara de Alex. A lo mejor, hablar en su idioma significaba puños y sangre.
-No es asunto tuyo- no me miraba a mi-¡Ahora lárgate de una vez!
Iba a responder, pero alguien lo hizo por mi.
-No le hables así- dijo Alex, limpiándose la sangre de la nariz con la manga de su camiseta.
-¡Tu no me dices lo que tengo que hacer!- Derek apretó los puños aún más fuerte y pude ver sus intenciones.
Antes de que diera un paso hacia su víctima lo cogí de las muñecas y me planté delante de él, en sus morros.
-Eh, ya basta- intenté sonar apaciguada- ves adentro, será mejor.
Derek cerró los ojos y suspiró, relajando sus puños. Para mi sorpresa, su aliento estaba libre de alcohol, no como el mío. Esperaba que no lo hubiera notado.
De un movimiento brusco soltó mis manos.
-No quiero volver a verte.- sabíamos para quien iban esas palabras.
Sigo pensando que de no ser por mi, al menos uno de aquellos dos habría acabado en urgencias. Lo que me sorprendió fue que Derek me hiciera caso, porque es él, y no le van las reglas.Cuando ya estaba lo bastante lejos, me di la vuelta para ayudar a Alex.
-Trae, ya te ayudo yo.- aparté su mano de la nariz y cogí uno de mis pañuelos.
Sin decir nada, se lo pasé por la sangre. Pude fijarme en que su tabique estaba un poco torcido.
-Deberías ir a un médico a que te...
-Eh, estoy bien- apartó el pañuelo.
No, no estaba bien, solo hacia falta verle la cara. Pero ahora había algo que me intrigaba más.
-¿Para que has venido?
-Quería hablar con él- dijo- asuntos personales. Pero como ya sabes, nada acaba bien hablando de Derek.
-Lo sé- pensé en alto.
No se me escapó toda la razón que tenían sus palabras.
-Bueno...yo ya me iba.
-Míratelo, por favor.-señalé su nariz.
-Lo haré.- con un gesto de mano se despidió de mi y fue hacia su furgoneta, que estaba aparcada a unos metros de donde nos encontrábamos.Había muchas cosas que no cuadraban en este asunto. ¿Por qué necesitaban hablar? ¿A caso se conocían él y Derek? En caso de que si ¿porque en vez de hablar se estaban pegando? De no ser por mi se habrían hecho mucho daño... Sabía que algo me estaban ocultando, y no me enteraría de que se trataba si no fuera por terceras personas. Estaba claro que ninguno de esos dos me contaría nada. ¿Y si eran enemigos en la escuela...? No sabía que pensar. Las copas que me había tomado no ayudaban en absoluto.
Al entrar en la casa, vi a Cail salir de allí. Parecía destrozado. Al parecer ese viernes no era como los recordaba en la primaria, felices. Abrí la puerta del baño para mojarme la cara con agua fría. El aliento me apestaba a tequila, pero pasé de lavarme los dientes. A saber a que les olía a todos los borrachos de abajo. Menos mal que los chicos tuvieron una idea buena, prohibir que las personas subieran al piso de arriba. Nadie quería que pasara lo que la otra vez.
Ahora debía hablar, o al menos intentarlo, con Derek. Alex no me había dicho nada que no supiera, y sabía que Derek tampoco me lo iba a decir a la primera. Solo esperaba que no fuese nada malo, bastante tenía ya que hacer con el otro tema que le implicaba, y aún no encontraba el momento para decírselo. Para hablar con él tendría que hacerme un guión y ponerme auriculares con el volumen al tope, para no escucharlo cuando se pusiera a decir de las suyas. Y si el no me escuchaba, yo ya lo habría soltado.
La puerta de la habitación de los chicos estaba medio abierta, lo que me decía que Derek estaba dentro. A no ser que alguna parejita estuviera adentro y no hubiesen cerrado la puerta, cosa que sería imposible y muy asquerosa. Abrí la puerta un poco y lo vi. Efectivamente allí estaba él, sentado en el borde de la cama con los codos en las rodillas, la cara hundida en sus manos.
A oscuras.
-No he pedido visitas- dijo en tono monótono.
-Vengo en son de paz.- me agaché delante de él, haciendo que apartara la cara de sus manos.
-¿Que quieres?
Hasta a oscuras podía ver el tono más negro que tenía la parte derecha de su labio inferior.
-Pensé que tú podrías contarme algo- le dije sentándome a su lado.
-Para eso ya tienes a la otra rata- se giró para verme.
-No hables así de él.
-No es la mejor persona con la que podrías juntarte.
-Lo mismo pensaba yo de ti.
Se quedó mudo, mirando a la pared que teníamos delante. No quería que esta conversación se volviera como las que teníamos siempre, las que acababan a gritos y peleas.
-Has bebido- soltó de sopetón.
-¿Y que pasa?-el bebe y nadie le decía nada.
-Pensaba que no eras de esas.
-Yo pensaba que no eras un borracho compulsivo- mi genio volvía a atacar.
-¿Por qué dices eso?- cerró los ojos.
-Yo no soy la que se ha presentado borracha dos veces- ahora si que me estaba encendiendo.
-Yo no soy el que se va a un bar de carretera con alguien que no conozco.¿Cómo? Él estuvo allí, no cabe duda. Seguro que el golpe ese, el que casi rompe los cristales de la puerta, fue provocado por él.
-¡Y a ti que más te da dónde esté!- le grité.
-¡Estabas con él, joder Jane!
¿A él que más le da lo que haga o lo que deje de hacer?
-Yo no elegí con quien estar esa noche- no sé porque estaba dando explicaciones de algo que no necesita justificación- ¡Eres un maldito paranoico! -me levanté de la cama y me puse delante suyo. Él hizo lo mismo.- ¡Deja de controlar a las personas y contrólate a ti mismo, que lo necesitas!
-¡Eres la tía más fácil que conozco! -omitió mis últimas palabras.
Volvía a hervirme la sangre, y me ardía la garganta. No era por el alcohol.
-¡Yo no soy una puta alcohólica!- le grité.Me prometí a mi misma tomarme ese asunto con calma, pero es que este personaje me sacaba de quicio. Derek estaba furioso. Aunque en la habitación faltara luz, podía ver como sus ojos brillaban de ira, y escondía otra cosa que no podía identificar. Me dirigí con pasos fuertes a la puerta para salir de aquella habitación cargada de tantos males. La cabeza me estaba doliendo, la combinación del resfriado, el alcohol y Derek no era demasiado buena para mí. Puse la mano en la manecilla de la puerta con fuerza, pero el chico de los males me agarró con más fuerza del otro brazo y me pegó en la pared.
Sin yo poder decir ninguna palabra, sus labios se estamparon con agresividad en los míos.Portada: Daniel.
Gracias por leer y por el apoyo❤️
Podéis comentar también, no sé... jeje
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Fraternidades ✔️
Ficção AdolescenteJane llega en su primer año de universidad a la hermandad de las PNK, unas auténticas carcas que debe renovar. Fiestas, alcohol, noches, chicos... no saben lo que se pierden. Pero ahí también están los chicos, los queridos chicos de la fraternidad...