Parte 3 El Collar

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-hola, pequeña-me saluda, su voz es cálida. Yo me quedo allí quieta, mi mente le ordena a mis piernas que se muevan, que reaccionen pero no puedo hacerlo.

-hola...-digo en un susurro apenas audible. Y me quedo allí parada sin hacer nada más, sin poder procesar que tengo frente a mí a él... a Mathias Santeliz.

-¿vas al departamento?-pregunta de pronto, asiento.-sube, yo te llevo.-la petición me toma por sorpresa.

-no -digo y tomo mi rumbo nuevamente. El auto me sigue a mi ritmo, lento. Siento como cada vez los nervios se acumulan en mi estómago como mi corazón se acelera. Quizás sea adrenalina lo que siento. No lo sé.

-vamos, Alma. Por favor-me pide. Lo miro y luego continúo con mi camino- princesa, por favor. Solo quiero hablar, prometo que no pasara nada. Lo prometo.

-¿Qué es lo que quieres?-pregunto con mi voz extremadamente firme.

-hablar contigo-dice como si nada.

Continuo mis pasos, siento que estoy siendo orgullosa. Pero la verdad me vale cinco.

-Alma, por favor. Te seguiré al departamento si así lo deseas, pero no me iré hasta que hablemos-me advierte.

-¿me estas amenazando?-pregunto

-no...-niega con su cabeza- Te estoy pidiendo que hablemos, nada más.-me dice con ojos divertidos yo siento que se ha vuelto loco.

Continuo mi rumbo el carro igual, me detengo hace lo mismo.

-¿de verdad me vas a seguir?

-si- observo su rostro se le ve decidido.

-eres un necio. ¿Sabías?

-por ti, seré lo que quieras.-dice. Frunzo el ceño. ¡Valla conveniencia!

Miro a mi alrededor pensando en cómo escapar. Pero descarto la idea.

-no pienses escapar, te seguiré a donde vallas-me dice. No se cómo diablos ha notado mis intenciones. Lo miro, lo desafío con la mirada y continúo mi rumbo. El auto vuelve a rodar.

-¿es en serio, Mathias?-digo exasperada caminando aun. Veo en sus ojos la diversión. ¿Así que le divierte la situación?

Me detengo lo miro, dudo unos segundos. Me monto en el auto, mientras mi mirada esta fija en el camino. No sé si es lo correcto, no sé en realidad porque lo hago pero aquí estoy, sentada en el asiento del copiloto junto a él. El auto continua en marcha, ninguno de los dos dice nada, hasta que hemos llegado a mi departamento.

-estas hermosa.-me dice de pronto en tono dulce. Me acaricia la mejilla, siento el contacto de su piel con la mía. Siento como el corazón me da un vuelco mi corazón late rápidamente, extrañamente me quedo quieta.- te he extrañado tanto-me dice repentinamente en un susurro.

Lo miro.

-si claro, me imagino-no puedo evitar que mi voz sea sarcástica. Su expresión es de agotamiento, no quiere discutir supongo.

-Alma, sé que hice mal. Sé que no debí decir lo que dije...pero entiéndeme estaba celoso, me enfurecí cuando David me dijo que te había besado...yo...

-tu...-digo haciendo énfasis en al palabra- me heriste como nunca nadie lo hizo, Mathias. Por más rabioso que estuvieses no tenías porque decirme todas esas palabras hirientes...

-me sentí traicionado, sentí que me habías sido infiel.-musita. Lo miro

-¿en serio? ¿Infiel? ¿Eso lo tomas tu por infidelidad?-pregunto muy seria

Almas GemelasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora