Almas Gemelas

Parte 29 Centro comercial

No deja de mirarme, sus ojos están fijos sobre los míos inseguros. No dice nada y yo tampoco, solo siento como mi cuerpo esta temblando levemente, sigo tocando mi vientre en modo de protección no puedo creer que esto esté sucediendo.

No puedo creer que lo tengo justo frente a mis ojos, su mirada es neutra y viaja de mi vientre a mis ojos un par de veces, la idea de irme y alejarme de él cruza por mi mente pero mis piernas no me obedecen estoy paralizada.

Un mareo repentino se apodera de mí mi cuerpo se desvanece siento que voy a caer; espero el golpe que no llega, Mathias está junto a mí me tiene entre sus brazos.

-¿estás bien?-me pregunta y puedo notar la preocupación en su voz.

-si-miento tratando de alejarme de él pero el mareo vuelve, y él me sujeta.

-no mientas...-me dice en tono de regaño

-me siento mareada...-logro decir en un susurro audible, el me lleva hasta una banca del centro comercial y allí tomamos asiento, llama a un chico y le pide el favor de comprarle una botella de agua fría. Siento que no puedo mirarlo, estoy nerviosa...muy nerviosa.

El chico llega con la botella de agua, se la entrega a Mathias quien le da las gracias y se marcha dejándonos solos nuevamente, mis nervios están a flor de piel. Mathias me entrega el agua a la cual le doy un sorbo.

-¿te sientes mejor?-me pregunta tras unos minutos de silencio total. Esta inclinado tratando de buscar mi mirada pero me niego rotundamente a dársela.

-si...-susurro

-que bien...-dice con alivio, se queda en silencio y yo igual. Quiero tener un poder mágico que me saque de este lugar en este momento pero sé que muy a mi pesar no será así que en algún momento debo enfrentar mi realidad y que ese momento es ahora.

-creo...creo que debo irme.-anuncio cobardemente esquivando la realidad que tengo presente, no quiero afrontar todo esto intento levantarme pero siento que he perdido la fuerza en mis piernas y como sé que no me van a responder, me quedo en la banca.

-alma-pronuncia mi nombre con sutileza-no puedes irte...tenemos que hablar-anuncia como orden. Me atrevo levemente a mirar sus ojos. ¿Cómo puede hablarme en ese tono? No puedo evitar recordar a la mujer que vi en el hotel, que llego a mi departamento y la ira me invade.

-no tengo nada que hablar contigo-digo con firmeza atreviéndome a mirar sus ojos directamente pero al verlos brillantes y expectantes - así que solo piérdete.

Me mira sin entender quizás mi actitud repentina, mi cambio de humor es muy notable supongo.

-creo que si tenemos mucho de qué conversar.- Sentencia.

-no hay nada que hablar-respondo tratando de parecer indiferente y buscando fuerzas internas para mostrarme fría.

-creo que estas equivocada... tenemos que aclarar muchas cosas sobre nosotros...

-no existen un nosotros-sentencio. Mathias frunce su ceño, mi respuesta no le ha gustado.

-si eso quieres, está bien no existe un nosotros eso lo sé-su respuesta me sorprende no me la esperaba, siento mis ojos arder estoy enojada-pero al menos hablemos de dos grandes razones.-dice intentado tocar mi vientre pero me reusó a que lo haga así que detengo su acción.

-no.-me niego, me levanto con valor de la banca- Son mis bebes, no son tu problema.-intenta hablar pero lo detengo-si tienes remordimiento de conciencia pues quédate con ella...-digo con enojo. Sé que lo que digo es muy absurdo e ilógico.