Capítulo seis: Lo diferente genera miedo

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Tenían tanto que decirse el uno al otro, pero aún conscientes de ello lo dejaron para después, había cosas más importantes en ese momento. Tae le miraba, le recorría una y otra vez el rostro, el cuello, las orejas, rozaba sus finos dedos en el rostro que recorría aprendiendo los detalles, grabándolos en su mente con una media sonrisa en los labios de satisfacción. Jungkook era realmente hermoso. Lo supo desde que lo vio, no en las fotografías que le mostraron en el hospital, fue después, fue al verle en casa la primera vez. Le brillaban los ojos como si hubiese llorado y estaba pálido, pero aun así Tae le vio hermoso, más que cualquiera de sus compañeros. Más tarde lo había pensado, pero sin darle importancia alguna. Todos en el grupo eran guapos, pero ese niño era especialmente atractivo para él. Y ahora estaba ahí, casi rozando su rostro con el suyo, mirándole con ¿Amor? ¿Era eso lo que sentía? Y ¿Qué sentía él? Suspiró profundo. Si no era amor, sería algo demasiado cercano a ello.

Jungkook creía que estaba soñando. Sentía como si la realidad se hubiese marchado de pronto para dar paso al más hermoso de los sueños. Era Tae, era su Taetae de siempre, tal vez un poco cambiado después del accidente, pero para él seguía siendo el mismo, con esos pequeños detalles que siempre le hicieron perfecto a sus ojos. Nadie más que tú podría hacer esto, nadie más que tú podría acercarse tan rápido a mí.

De vez en cuando se interrumpían sus pensamientos con algún beso, con alguna caricia más profunda, con un abrazo más estrecho, pero de alguna manera ambos estaban evitando la pasión. Tal vez de manera inconsciente sabían que no era el lugar, ni el momento, como un rito ya aprendido a costa de practicarlo.

Entre caricias y mimos ambos se durmieron y les despertó la claridad de la mañana. Abrieron los ojos casi a la par, se miraron el uno al otro y se sonrieron. Jungkook buscó el teléfono y vio que eran casi las 08:30, pensó en quedarse un rato más así, pero cabía la posibilidad de que alguno del grupo ya se hubiese despertado. Miró a Taehyung con decepción ― Me levantaré ― Tae sonriendo le respondió ― Nos levantaremos ―.

Aquella mañana empezaría para ellos algo que les cambiaría la vida por completo.

Ve al baño, mientras yo hago del desayuno ― Dijo Tae ― quiero que desayunemos juntos ― Jungkook dudo en principio, pero aceptó. Sentía que no podía negarle nada.

Tae se fue a la cocina y empezó a trastear, preparó café del que se había hecho adicto, cereales, leche, fruta, zumo, tostadas,...en unos momentos tuvo preparado todo, se había vuelto sumamente eficiente en la cocina gracias a la guía de Jin. Cuando Jungkook apareció ya vestido con sus jean rotos y su sudadera gris, el cabello aún mojado entendió lo importante que era para él, antes y ahora. Su corazón le avisaba que él estaba ahí, frente a sus ojos, desquiciándose en su pecho, latiendo como un loco. Tae aun con pijama le miró sonriente ― Te ves demasiado guapo, iré a hacer algo con mi aspecto. Vigila el café mientras regreso ― Terminó la frase guiñando un ojo y dejó a Jungkook con una sonrisa en los labios.

Tae se esmeró esta vez en su apariencia, el resto de los días intentaba ir lo más cómodo posible, pero hoy buscó a conciencia la ropa que se pondría. Apareció con un pantalón blanco de hilo muy suelto y una camiseta azul marino, un sweater de hilo abotonado de franjas azules y blancas terminaba el conjunto.

Jungkook al verle le sonrió, pero en su interior pensaba ¡Dios, me va a matar! ¿Por qué te has vestido así? ― Preguntó mientras ponía el café cerca de Tae ― Tu y yo saldremos hoy ― respondió muy serio, poniendo café en su taza.

¿Saldremos? ¿Dónde? ― Preguntó Jungkook sorprendido

Tenemos que hablar, ¿O quieres que lo hagamos aquí? ― Respondió Tae mirando a los ojos de Jungkook que se había sentado frente a él.

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