Mi todo

Capítulo dos: Cuestión de tiempo

Los días siguientes fueron caóticos para todos. A nivel Social no dejaban de recibir llamadas, mensajes, visitas. Bang Si-Hyuk se había trasladado a L.A. junto con los padres de Taehyung y JungKook; también merodeaban reporteros de diversos países por el Hotel y el Hospital con la esperanza de hablar con algún miembro del grupo. Sin embargo solo se había emitido un comunicado oficial y no había intención de informar más por ahora. Jungkook se mantenía en estricto reposo, no obstante lo que más preocupaba a los médicos era su estado de ansiedad. Por más que intentaba su familia y sus amigos de darle ánimo y de hacerle sentir mejor, sabían que no mejoraría hasta no saber a Taehyung fuera de peligro.

La situación de Taehyung que oscilaba entre extrema gravedad y leve mejoría, se mantuvo durante dos meses más que parecieron eternos, y de los cuales Jungkook solo pudo enterarse en la distancia, porque después de dos semanas de hospitalizado, sus padres pidieron el traslado a Corea para continuar tratamiento y rehabilitación allí, cosa que fue apoyada por PD Min, aunque el grupo fuese reacio a separarse se llegó al acuerdo de dividirse nuevamente, regresando a Corea Jungkook, Jimin, Jin y Suga, el resto se mantendría en L.A. La madre de Taehyung también regresaría por causa de sus hijos menores.

El más reacio a la separación era Jungkook, pero no encontró aliados entre su familia o compañeros que creían que en Corea estaría más relajado de lo que se encontraba ahí. PD Min, también enfatizó que el grupo debía volver a la normalidad lo antes posible, para cumplir con los compromisos pendientes en Corea y también para bajar la tensión social que había generado el accidente. Jungkook no entendía cómo podrían volver a la normalidad, como podrían tan solo estar lejos y esperar. Las visitas a Taehyung estaban prohibidas, salvo su padre y madre y por tiempo restringido nadie más podía verle. Así es que pensar en levantarse e ir era una locura, él mismo sentía mucho dolor de vez en cuando si hacía algún movimiento, y ahora pensar en irse lo estaba volviendo loco. ― Si se iba sin ver a Taehyung ¿Cómo viviría? ¿Si se iba y no volvía a verle? ―. RM le tranquilizó diciendo que él se mantendría ahí hasta que Taehyung estuviese mejor y que Jungkook sería el primero en mantener informado, pero que debía prometer a cambio poner todo su empeño en su recuperación. Con esa promesa, Jungkook volvió a Corea.

Atardecía y como era habitual en la habitación de Taehyung reinaba un silencio estremecedor. Desde que su situación se había estabilizado, lo mantenían en una inconsciencia inducida, según los médicos era la forma en que sus lesiones sanarían más rápido y se conseguiría minimizar posibles daños. Los médicos estaban satisfechos con su nivel de recuperación, pero no descartaban consecuencias y estas no se verían hasta que él no recuperara la conciencia. Habían ido bajando las dosis de medicamentos hasta llegar a niveles mínimos, por tanto si todo iba bien despertaría pronto, con seguridad. El padre de Taehyung dormitaba en un sofá, en tanto RM se mantenía al lado de la cama y observaba a su amigo. No había perdido un ápice de belleza, es más se le veía aún más angelical, casi etéreo. Muchas veces, cuando velaba su sueño se preguntaba si Taehyung querría volver a este mundo, al cual claramente no pertenecía. Recordaba momentos a su lado y a veces no podía evitar derramar lágrimas. Taehyung siempre fue un niño, un pequeño con voz de hombre que a ratos jugaba a crecer, pero a pesar de su infantil visión de la vida, era un amigo leal, un compañero grandioso e inigualable. ― ¿Sabes que no eres de este mundo?― le había preguntado muchas veces ― Si lo soy ― respondía Taehyung sonriendo ― Pero, ¡No se lo digas a nadie! ― .

Abrió los ojos despacio, como si le pesaran, y a través de la pequeña ranura que dejaban sus párpados intentó ver a su alrededor. Dicen que la percepción del color es aquello que nuestro cerebro capta más rápidamente, luego vienen las formas, los olores, los sabores...su despertar fue borroso, entre sombras y formas que no terminaban por dibujarse totalmente, entre olores que le desagradaban y nulo sabor. Cerró los ojos.