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Capítulo 3: Marte está brillante esta noche

Realmente no esperaba este comité de bienvenida apenas pisar suelo Americano. Un drakon y tres cíclopes aparecieron en medio de un callejón apenas di diez pasos.

Uno creería que, con su gran tamaño, los ciclopes serian bastante toscos en sus movimientos. Pero no, los muy bastardos eran ágiles., balanceando sus garrotes con fuerza suficiente para hacer volar un auto con uno de sus golpes. Y el drakon, que era cinco veces más grande que el horntail húngaro, preparándose para arrojarme fuego, me acorralaron rápidamente en un rincón.

Muy mala elección.

Con todo el estrés acumulado por las últimas horas, sumado el enterarme que algunas de las personas que más apreciaba estaban preparando mi propia defunción. Los monstruos que pensaron que sería una presa fácil se llevarían la sorpresa de su vida.

Desenfundando la varita de sauco que se hallaba en mi antebrazo derecho, levanté rápidamente un hechizo Protego a mi alrededor, procedí a sorprender a los ciclopes con un Expeliarmus a sus garrotes, dejándolos desarmados, y lanzando inmediatamente un Incancerous a sus pies haciéndolos caer de bruces. Sin dejar tiempo de reaccionar al drakon, decidí maldecirlo con el hechizo Testa Ferri a su cuerpo, evitando que lanzase sus llamas a mi dirección. Procedí a atarlo como a los cíclopes para que no moleste y me deje interrogarlos.

-§ Porque me atacas tan repentinamente? §- le dije en Parsel al drakon

-§ Puedes hablar el idioma de las serpientes? §- me preguntó sorpresivamente

-§ Sí, puedo. Ahora responde a mi pregunta o el dolor aumentara §- realmente no estaba de humor para ataques como estos

-§ Es tu fuerte aroma divino el que nos trajo orador. Debemos matarte, está en nuestra monstruosa naturaleza §-

-§ Así que pueden percibirme por mi olor. Que tal ahora? §- le pregunte mientras echaba sobre mí un hechizo que elimine todo rastro de aroma sobre mi persona

-§ Sorprendente! No puedo encontrarte por tu olor, y dudo que los cíclopes puedan encontrarte también §-

-§ Gracias, me siento alabado por tu comentario. Ahora quiero que me digas cómo es posible que nadie se dé cuenta de tres putos cíclopes de alrededor de diez pies de altura y una maldita serpiente alada gigante estén atacándome en medio de Nueva York! §- exclamé buscando respuestas

-§ Es porque son meros mortales, la niebla cubre sus ojos para que no puedan vernos en nuestras verdaderas formas. Para ellos en este momento somos cuatro hombres con tonfas y una escopeta. Ya que te respondí, podrías liberarnos para poder matarte sucio y asqueroso niño divino? §-

La "niebla", lo leí una vez en un libro sobre los viajes de Odiseo. Viendo que si los liberaba volverían a atacarme, decidí que tenía que matarlos. Con un Sectumsempra al cuello de los cíclopes, decapitándolos rápidamente, y un Bombarda Maxima a la cabeza del drakon, esperé estar bañado en sangre. Solo para ser sorprendido con una lluvia de polvo dorado proveniente de los monstruos.

Comprobando que efectivamente ya no estén cerca descubrí que solo había quedado un colmillo que originalmente era del drakon.

-Uh? El resto de ellos desapareció dejando un polvo dorado, pero esto no. Debe de ser una especia de recompensa tras matarlos- dije mientras recogía el colmillo y también un poco del polvo dorado dentro de un frasco encantado de forma irrompible y los guardaba en una bolsa expansible.

Supongo que creer, de vez en cuando puede ser divertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora