Olfateé y un aroma especial llegó a mi nariz, una mezcla de calcetines sucios y baño público que nadie limpia. Un aroma que reconocía de algún lado antes.
Entonces lo oí, un gruñido y las pisadas inseguras de unos pies gigantescos. Giré mi cabeza y vi a Ron señalando al fondo del pasillo, a la izquierda. Algo enorme se movía hacia ellos. Nos ocultamos en las sombras y lo vimos surgir a la luz de la luna. No me había dado cuenta la primera vez lo bella que se veía Artemisa mientras manipulaba su carro.
Volví a enfocarme. Era una visión horrible. Más de tres metros y medio de alto y tenía la piel de color gris piedra, un descomunal cuerpo deforme y una pequeña cabeza pelada. Tenía piernas cortas, gruesas como troncos de árbol, y pies achatados y deformes. El olor que despedía era increíble. Llevaba un gran bastón de madera que arrastraba por el suelo, porque sus brazos eran muy largos.
El monstruo se detuvo en una puerta y miró hacia el interior. Agitó sus largas orejas, tomando decisiones con su minúsculo cerebro, y luego entró lentamente en la habitación.
-La llave está en la cerradura. Podemos encerrarlo allí- susurré inconscientemente.
-Buena idea- respondió Ron con voz agitada.
Nos acercamos hacia la puerta abierta con la boca seca, rezando para que el trol no decidiera salir. De un gran salto, pude empujar la puerta y echarle la llave.
-Sí! – grité con una voz más aguda de lo que recordar.
Animados con la victoria, comenzamos a correr por el pasillo para volver, pero al llegar a la esquina escuchamos algo que hizo que nuestros corazones se detuvieran: un grito agudo y aterrorizado, que procedía del lugar que acabamos de cerrar con llave.
-Oh, no- dijo Ron, tan pálido como el Barón Sanguinario.
-Es el cuarto de baño de las chicas! – bufé exasperado.
-Hermione! - dijimos al unísono.
Era lo último que queríamos hacer; pero qué opción nos quedaba? Volvimos a toda velocidad hasta la puerta y dimos la vuelta a la llave, resoplando de miedo. Empujé la puerta y entramos corriendo.
Hermione estaba agazapada contra la pared opuesta, con aspecto de estar a punto de desmayarse. El personaje deforme avanzaba hacia ella, chocando contra los lavamanos.
Decido que ha sido suficiente por hoy, y separo mi proyección astral de mi cuerpo más joven. No importa cuántas veces me niegue a mí mismo el haber superado aquello. El dolor, aunque lo esconda en lo más profundo, siempre estará ahí. Puedo perdonar, pero nunca lo olvidaré.
-No te odio Mione. Pero tampoco puedo perdonarte tan fácilmente. Adiós- declaró con mi voz quebrándose, sin poder controlarme.
Es hora de que me despierte.
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Los últimos meses del año han llegado, el frío haciéndose cargo del calor. La ausencia de hojas en algunos árboles. El sol actuando bastante tímido como para sobreponerse a las nubes. La nieve y la escarcha adornando el paisaje.
El invierno había llegado. Y parece que Deméter estaba triste de nuevo porque su hija había tenido que irse de nuevo con su marido al Inframundo.
Abro lentamente los ojos, tratando de que algunas lágrimas no se derramen de mis ojos.
-Era un sueño...- digo en un susurro para mí mismo.
-Qué te pasa, Harry? – veo una cabeza de blonda cabellera me pregunta con una cara preocupada mientras salía de mi costado derecho, sorprendiéndome.
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Supongo que creer, de vez en cuando puede ser divertido
RomanceLuego de vencer a Voldemort, se entera que su vida siempre fue manipulada. Cansado decide retirarse del mundo magico para ir donde el destino lo lleve. En el camino escucha voces que le revelan que son sus padres y que debe ir a ver su verdadera her...