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Capítulo 11: Ninfas, espíritus y dioses.

Diez días habían pasado lentamente, ver monótonamente como el sol sale por el este, para esconderse en el oeste, dando lugar a la luna, que repite el ciclo diariamente. Las tormentas eléctricas y los tifones en el mar no han amainado para nada, es más, has estado aumentando gradualmente, asustando a los campistas más pequeños.

Dionisio y Hestia volvieron de su reunión con el consejo a los dos días. Por lo que la diosa del hogar me contó, parece que tanto Zeus como Poseidón estaban actuando como dos críos. Uno reclamando su símbolo de poder como si fuese un bebé que pide su chupete, y el otro que no puede dejar de lado su orgullo y decir que el no tuvo nada que ver.

El dios del vino actúa como si no le importase, pero muy dentro de él, se da cuenta que, si esto no se soluciona rápidamente, una guerra estallará. Y con ello, sus hijos se verán involucrados de una manera u otra.

El centauro está preocupado por los pequeños héroes en entrenamiento. Como si las vidas de ellos no fuesen de por sí lo suficientemente malas con los monstruos, en caso de que haya guerra, ellos serán los primeros en sufrir.

Hestia trata de ocultar sus lágrimas cada vez que me acerco a ella, pero yo tan solo la atraigo a mi pecho y dejo que libere toda su angustia. A ella no le gusta ver que sus hermanos peleen de esta manera. No le gusta el rumbo que están tomando las cosas. Ella quiere que sonrían, se hagan bromas, se tengan confianza entre ellos. Ella quiere verlos como una familia unida...una familia un tanto disfuncional, pero unida. Y es por ello que la tomo en mis brazos y dejo que llore y se calme. Solo para dormirse sobre mí, mientras yo acaricio su espalda, murmurando palabras de confort en su oído, haciendo que la tensión de su pequeño cuerpo desaparezca.

Sally no estaba mucho mejor tampoco. Su estado de ánimo decaía a cada día. La preocupación por el estado de su hija la tenía a mal traer, a lo que tuve que distraerla con charlas de cualquier tema, o dándole libros que había tomado prestado de la cabina de Atenea, para que leyese y su mente no se enfoque en la misión de Perse. Había días en los que tenía que tenerla a mi lado, ya que, como Hestia, la angustia llegaba a ella. No me gustaba verlas así, por lo que me dedicaba en esos momentos a decirles que todo iba a estar bien, que no tenían de que preocuparse. Pues en unos días yo iría a encontrarme con ellos e indirectamente a ayudarlos.

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El décimo día ha llegado, las tormentas son insoportables, por no añadir también el hecho de los avisos que han estado saliendo por diferentes tipos de informativos sobre la desaparición de Sally y Perse. Realmente me estoy conteniendo para no ir y torturar a la locura a ese gordo abominable. Vernon era un dolor en el culo cuando era joven, pero al menos él sabía que si abría la cloaca que tenía por boca, la iba a pasar mal.

Si. Lo tengo decidido. Artemisa y sus cazadores van a recibir una encomienda para que se diviertan por unos días...si es que Ugliano puede correr lo suficientemente rápido para escapar de sus flechas.

En estos días que han abarcado en el uso para la misión de recuperación, Perse, Annabeth y el sátiro llamado Grover, han pasado por diferentes dificultades. Las furias en el autobús apenas comenzaron su travesía. El encuentro con Medusa. La destrucción de un monumento nacional bajo el ataque de Equidna y la Quimera. El estúpido encargo de Ares, la cual, si no fuese por el regalo que le di a Annabeth, hubiese quedado traumada por la gran cantidad de arañas que había. La pequeña estadía en el hotel Lotus, donde prácticamente perdieron todos los días que tenían a su favor. Del cual pudieron salir el día de hoy, y como si no fuese suficiente, tuvieron que hacer frente a Procustes.

Supongo que creer, de vez en cuando puede ser divertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora