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Capítulo 5: De Bollos y Flores

-"Yo era afectuoso y bueno; la desgracia me ha convertido en un demonio. Hazme nuevamente feliz y volveré a ser virtuoso"- sigh.... suspiré mientras dejaba el libro que estaba leyendo en la mesa de luz de se hallaba a mi lado.

-Me pregunto que saldría si yo intentase algo similar- me pregunté soñadoramente, para que inmediatamente se forme una sonrisa torcida y macabra en mi cara.

-Si... es posible que pueda lograrlo-

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-Dos tizas, una blanca y la otra negra. Ocho velas. Cinco inciensos con aroma a cítricos- enumere mientras miraba a los elementos necesarios para mi próxima creación.

-Mezclando las técnicas de la alquimia y la transfiguración de una manera equilibrada, nada puede salir mal- dije orgullosamente solo para sentir con si alguien hubiese tirado un balde de agua helada por mi espalda.

-Algo me dice que quizás no sea una gran idea lo que estoy por hacer... meh! Da lo mismo-

Nunca más ignoraré la sensación del balde de agua a modo de advertencia ante alguna estupidez mía.

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Dibujando dos círculos de un metro y medio de diámetro con sus respectivas tizas en el suelo de mi sala. Cada uno con trazados diferentes.

El negro, tiene motivos de un sol con runas en los extremos de cada rayo. Con cuatro velas a su alrededor.

Mientras que el circulo blanco es un trazado de una luna con runas a su alrededor. También tiene cuatro velas en los extremos, pero en distinta posición a la de su contraparte negra.

Puse cuatro de los cinco inciensos alojados en las esquinas de la sala, mientras que el aromatizante restante está en mi mano izquierda.

Encendí las velas y procedí a liberar mi magia en oleadas para activar las runas, cantando al mismo tiempo un antiguo encantamiento en latín que hallé en un libro de la antigua biblioteca Perverell.

Una vez que se cargaron con mi magia las runas del suelo, las velas se apagaron momentáneamente, pero yo no deje de cantar. Los inciensos en las esquinas se encendieron solos, mientras que el que se alojaba en mi mano se deshizo en cenizas. Las cuales se fueron en dirección a los círculos de transmutación por partes iguales. Logrando así, la activación final de los círculos, liberando una explosión de humo que llenó la habitación.

Mientras esperaba que el humo se disipase, podía sentir mi corazón latir rápidamente a la espera de grandes expectativas. Mis manos sudaban y mi cuerpo temblaba. Podía oír caer al suelo las gotas de sudor que se alojaban en mi frente.

El humo era ya casi inexistente. Podía divisar dos figuras en los círculos.

-Lo he logrado... LO HE LOGRADO!!! Ha ha ha ha ...- exclamé alegremente solo para que mi risa se detenga abruptamente ante la visión de mi reciente creación.

Alojados en el centro de cada circulo, se hallaban dos pequeños animalejos antropomórficos.

Cediendo ante mi curiosidad, me acerqué hacia ellos. Viéndolos detenidamente pude definirlos mejor. Eran dos pequeñas bolas con orejas de conejo. Los pequeños tenían unas gemas de color en sus frentecitas. La pelota peluda de color blanco como la nieve que salió del circulo de la luna tenía un pequeño rubí en su frente. Con respecto a su contraparte que salió del círculo del sol, era de color negro sombra y tenía un zafiro en el mismo lugar que su contraparte.

Supongo que creer, de vez en cuando puede ser divertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora