12-Segunda Oportunidad

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En un pequeño parque infantil, varios niños jugaban entre ellos mientras sus padres los observaban, pendientes de que no se lastimaran. Dos de ellos, un niño y una niña, conversaban sobre lo difícil que eran para él las clases del kínder, mientras jugaban en el sube y baja. Ella lo regañaba diciéndole lo equivocado que estaba y que, si no fuese tan flojo, le iría mucho mejor.

A pocos metros del sube y baja, había una niña de cabello castaño que parecía cantarle a una tortuga que inocentemente paseaba por ese lugar. Los orbes cafés rojizos de la chica del sube y baja veían con entusiasmo aquella escena, provocándole una tierna sonrisa, hasta que el movimiento del juego se detuvo.

Ya es hora de volver a casa, Azusa-chan —dijo su compañero. Ella asintió y juntos comenzaron su marcha hacia sus casas. Aunque ella volvió su mirada hacia la niña de la tortuga, quien corría hacia otra chica, de un cabello castaño oscuro.

Un techo blanco fue lo primero que aquella chica vio al abrir los ojos. Al instante en que quiso incorporarse, sintió un fuerte dolor en su brazo izquierdo y en su torso, haciendo que soltara un leve quejido. Este acto llamó la atención de otra chica, que estaba sentada junto a la camilla con su mirada fija en su teléfono.

—¡Despertaste, Azu-nyan! —dijo aquella chica con una enorme sonrisa.

Azusa giró su cabeza hacia ella. Su rostro le inspiraba confianza, pero, por alguna razón, no lo reconocía. Al intentar recordar de dónde la conocía, sintió fuertes pulsaciones en su cabeza, algo que le hizo desistir de intentar recordarla.

—Disculpa, ¿quién eres?

Esta inocente pregunta automáticamente borró la sonrisa del rostro de Yui. No hacía falta ningún examen, la amnesia era obvia ahora. En un acto desesperado, la joven Hirasawa abrazó a la desmemoriada chica, creyendo que esto le traería sus recuerdos de vuelta. Azusa iba a protestar ante tan atrevido acto, pero los brazos y el calor que aquella "desconocida" chica transmitía con ellos eran muy agradables y se sentían demasiado familiares.

—Soy yo, Yui Hirasawa, tu novia.

La joven Nakano sintió de nuevo esas palpitaciones en su cabeza al escuchar esas palabras. Ella no recordaba ser lesbiana, pero no podía rebatir las palabras de la chica en cuyos brazos se hallaba.

—Perdóname por no poder recordarte, Yui.

Al escuchar estas palabras, la joven Hirasawa rompió el abrazo y salió del lugar para dar aviso de que Azusa había despertado.

Unos minutos después, un médico ingresaba a aquel sitio con una planilla en la mano junto a los resultados de los exámenes que le practicaron a la joven Nakano mientras permanecía inconsciente. Ahora le realizaría una prueba cognitiva para evaluar qué tan grave era la amnesia que pudiera presentar.

—¿Cómo te sientes? —preguntó con una sonrisa.

—Un poco desubicada —respondió Azusa—. Hasta ahora nadie me ha dicho por qué estoy aquí.

—Verás, fuiste atropellada por un vehículo hace dos días, lo que ocasionó que sufrieras fracturas en dos costillas y el húmero izquierdo. Ahora te haré unas preguntas para determinar si presentas amnesia. ¿Cómo te llamas?

—Azusa, Nakano.

—Bien, Azusa. ¿Sabes qué día es hoy?

—Lo desconozco, pero... Creo que es... 16 de agosto del 2007.

—Ya veo. ¿Qué es lo último que recuerdas?

—Lo último que puedo recordar es irme a dormir luego de mensajearme con mi mejor amigo, Kotaru Sato.

Amor por SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora