Para Azusa, aceptar sus sentimientos no fue una tarea fácil. Pero una vez que lo logró, creyó que la vida solo le traería alegrías al lado de su amada. Sin embargo, alguien de su pasado regresa para hacerle caer en cuenta de su error
En multimedia Atsuya Yuigahara, basado en Hōutarō Oreki de Hyouka
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Akari Yuigahara, basada en Naoka Ueno de Koe no Katashi
Kotaru lo sabía perfectamente. Azusa era realmente aterradora cuando se enojaba. Él la había visto así en varias ocasiones, pero nunca hacia él. Insistir en que ella estaba a atravesando una etapa en su adolescencia, creyendo que eso era cierto, provocó no solo su iracunda explosión, también que no quisiera dirigirle la palabra. Ahora era ella quien le lanzaba una gélida mirada cada que él intentaba saludarla. Y no solo ella.
—Felicidades, Kotaru. Acabas de perder a una gran amiga por creer en esas anticuadas ideologías. Muy bien hecho. —Un aplauso sarcástico acompañó a estas palabras, las últimas que Angela le dirigió al joven Sato.
Desde ese incidente han pasado varias semanas, durante las cuales Kotaru intentó disculparse con sus viejas amigas en reiteradas ocasiones, recibiendo siempre esa fría y silenciosa mirada de parte de ellas. Al tiempo, observaba a la distancia cómo la relación de Azusa y Yui se fortalecía más y más.
En ese lapso, él comenzó a hacerse más cercano a una chica que, en principio, no le llamó la atención, pero sus similitudes ideológicas los fueron uniendo desde mencionado incidente: Akari Yuigahara.
Aquella chica, de cabello rojizo y penetrantes ojos verdes, comenzó a conversar con él para ayudarlo a separar a Yui de Azusa. Ella afirmaba que su misión, y la de su hermano mayor Atsuya, era regresar al buen camino a las personas confundidas con sus sentimientos. Akari, tras fallar al decirle "su verdad" a Azusa de manera amable, decidió ayudar a Kotaru a conquistarla. A ella le habría gustado que su hermano le colaborase con Yui, quien, según ellos, al ser mayor, ya estaría finalizando esa etapa. Pero él tenía sus ojos puestos en otra pareja, de la que una de sus integrantes era compañera de su facultad.
Desde la primera vez que la vio, Atsuya quedó prendado de ella, fascinado por su perenne sonrisa y aquellos ámbares brillantes con los que percibía las imágenes del mundo. Él intentó acercarse a ella y comenzar a conversar, pero no era el único que quería hacerlo. Aquella carismática chica se hacía amiga de todos a una increíble velocidad, lo que le hizo imposible hablar con ella a solas por más de un minuto.
Un día, Atsuya notó algo extraño en ella. El brillo de sus ojos se había ido, su sonrisa desapareció sin dejar rastro y dejó de lado su carisma, aislándose lo más que podía de sus compañeros. Él intentó hablarle, pero ella lo evadía. Además, una chica rubia comenzó a estar junto a ella en sus ratos libres.
Con el correr de los días, aquella chica fue recuperando poco a poco su usual ánimo, en parte gracias a la rubia. Esto reconfortó a Atsuya, aunque no fue tan agradable para él darse cuenta de que ellas se habían hecho novias. Supuso que sería algo temporal, de meses, para luego separarse y buscar el amor de algún chico, por lo que o dejó pasar. Pero pasó un año completo y ellas continuaban juntas y sin ninguna intención de separarse.
