Piercing vs Tattoos {Y.M} {PvsT History}

Desastre

Yoongi me miraba esperando a que yo respondiera, pero mi lengua se encontraba paralizada, todo mi cuerpo a decir verdad; fijé mis ojos en los de él y cerré mi boca, incapaz de cualquier cosa.

-He... ¿Chicos? -volvió a hablar ese chico.

-Ah, vine a cuidar a Jimin y... quiso levantarse pero se mareó demasiado -mantenía su mano unida a la mía, escondidas tras nuestros cuerpos y la presionaba para transmitirme seguridad, pero me sentí peor con todo, no quería hacerlo mentir, no quería esconderlo, quería hacer las cosas bien, y todo era demasiado frustrante como para conseguirlo.

-Ah... Bueno, ¿Jimin, estás bien? -asentí cabizbajo, ocultando mi rostro, hice un puchero y me solté de la mano de Yoongi, el chico, de nombre Youngjae, murmuró algo a lo que no presté demasiada atención y se marchó. En el momento Yoongi intentó volver a sostener mi mano, pero me alejé y tragué saliva.

-¿Hyung? -negué con la cabeza y me senté dejando mis pies colgando por apenas centímetros.

-Lo siento, Yoongi... no me siento bien... -suspiré- Esperaba poder verte, disculparme, besarnos tal vez -sentí mi rostro calentarse al decir aquello y alcé la mirada, chocando con los ojos de él-, yo... Esperaba arreglar todo, no que todo saliese tan mal -rasqué mi mejilla y observé como Yoongi se levantaba y caminaba hacia la puerta, se iba a ir y yo era el maldito culpable, no era capaz de cuidar las cosas, yo... dejé de pensar en cuanto noté que cerraba con seguro y volvía con rapidez hacia mí, besándome con tal suavidad que pensé en ponerme a llorar.

-Jimin, no te sientas mal, me encantas... -susurró, asentí lentamente y recibí sus labios sintiendo mi corazón acelerado, pero en paz.

Con sus manos empujó mi cuerpo levemente, por lo que me dejé caer de espaldas ha lo ancho de la camilla, respiré hondamente en lo que nos contemplábamos, mi pecho subía y bajaba presuroso, sin embargo, retuve el aliento cuando su cuerpo quedó ligeramente sobre el mío y sus labios me rozaron.

-Hyung, eres hermoso -dijo repartiendo besos por todo mi rostro, suspiré y cerré los ojos, disfrutando sus caricias.

-Yoongi... estamos en... -mordió mi labio superior y se levantó, llevándome consigo.

-Lo sé -sonrió y guiñó un ojo-, tendrás que esperar -me sonrojé y fruncí el ceño, lo golpeé y me puse de pie.

-¡Ya! -alegué- voy... me voy -mis manos temblaban, no creo haber sido el único que subestimó las circunstancias, es decir, ese mocoso tenía la lujuria viva en sus orbes ¿Cómo no iba yo a malinterpretar? Sentí sus brazos rodearme la cintura y me paralicé en medio de la enfermería.

-Perdón... -susurró y besó mi oreja, me contorsioné por el repentino contacto y sentí una corriente eléctrica recorrer mi columna.

-Está... está bien -murmuré comenzando a sudar.

-¿En serio vas a irte?

-Sí... no me siento muy bien como para seguir entrenando -eché mi espalda contra su cuerpo.

-¿Puedo acompañarte? -tragué saliva y mordí mi labio inferior, pasando mi lengua luego por sobre ambos labios, él comenzó a reír y negó con la cabeza- ¿En qué pensabas?

-Nada -susurré avergonzado.

-¿Entonces...?

-Está bien, vamos... -me soltó y busqué mis cosas, salimos de la enfermería y fui a hablar con el entrenador en lo que Yoongi iba por sus cosas a los vestidores.

Caminábamos con lentitud, en silencio, mi rostro estaba caliente, la verdad me sentía avergonzado, había comenzado a pensar en todo lo que había sucedido en la enfermería, pero vamos... estaba casi en mis dieciocho, era todo un hombre y... todos tenemos necesidades, ¿no?