094 | Juegos

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Tres capítulos antes del final❤️



Cassie

— Ay, perdón — se disculpa Mark volviendo a cerrar la puerta.

Alcanzo a ver la mitad de su cara separándome de Barak a la velocidad de la luz, pero ya es muy tarde. Ya nos ha visto.

El corazón me late a toda prisa y respiro pesadamente. Los labios me hormiguean y sus caricias en mi rostro siguen ardiéndome, todavía siendo sostenida por sus brazos. Regreso a verlo y Barak me alza las cejas, totalmente despreocupado, con una ligera sonrisa en sus comisuras.

Entonces me impulso hacia atrás, bajando mis brazos de su cuello y viendo abajo. Parece entender mis intenciones así que me libera, sus manos soltando levemente mi cintura y cerciorándose de que mis pies toquen el piso a salvo.

No espero un segundo más y salgo a buscar a Mark, pero Barak me coge del brazo antes de que cruce por la puerta.

Me mira detenidamente. Su tacto me eriza la piel y me hace entrar en calor, recordando todo lo que pasó. Me acerca con lentitud, mis fuertes latidos retumbando en mis oídos.

— Tenemos que hablar — dice, sus ojos azules hipnotizándome.

Siento que me falta el aire, pero consigo mantenerme firme.

— Sí. No te preocupes — De repente sonreírle me es más sencillo que de costumbre —. Voy a hablar con Mark y regreso.

Nuestros brazos todavía están tendidos en el aire. Barak desciende lentamente hasta cogerme de la mano, su mirada relampagueando. Un sentimiento extraño pero que me llena de vida se instala en mi pecho, mirándolo.

Transcurren unos segundos más en silencio, entonces me suelta. Respira hondo y me sonríe, llevándose una mano a los bolsillos de su pantalón, expectante. Me ve partir.


Martín


— Martín — me llama Vanessa, acostada en posición fetal en el piso frente a la fogata.

Estoy sentado controlando el fuego con una rama cuando la volteo a ver.

— Dime.

Está temblando. Hace un frío de los mil demonios. Juro que si tuviera algo con qué cubrirla lo haría sin pensar en mí.

— ¿Crees que estén precupados por nosotros? — me pregunta.

Me toma por sorpresa. No había pensado en nadie.

— No lo sé — vacilo —. No estoy seguro de que sospechen lo que nos pasó. Por ti tal vez sí, por tu trabajo. Pero mis amigos están acostumbrados a que me desaparezca menos pensado — confieso.

Joder. Mark debe estar de lo más tranquilo ahora mismo y no lo culpo. Él no es de los que piensan lo peor. Cassie ni siquiera debe estar enterada. Ya no salimos tan seguido como antes. Me ha reemplazado por Barak, que es un tipazo también.

Saco mi celular otra vez, pero la fe es inexistente. No hay señal aquí. Lo enciendo y veo que casi no tengo batería, entonces lo guardo. Suspiro fuertemente.

Son las diez de la noche.

— ¿Por qué no intentas dormir, Vanessa? — le digo, revolviendo el fuego con la rama como pasatiempo —. Mañana tenemos que levantarnos temprano a seguir caminando.

— ¿Y tú? — musita.

Me roba una sonrisa nostálgica. De verdad que esto es una mierda de situación.

All you had to do was stay ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora