048 | Penthouse

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Cassie


Entro en mi habitación del apartamento con el peluche de Barak en mano. Ojeo la cama, el televisor y la puerta del baño en el extremo derecho, y suspiro.


Estoy de regreso.


Los recuerdos de los últimas días me vienen a la mente, veloces y confusos, en cuanto echo la maleta y el gigantesco oso sobre la cama. Pienso en Weed, en nuestra pequeña e incómoda plática en su dormitorio, y en el regalo que le di, que lastimosamente no duró mucho en sus manos. Pienso en Barak y en el abrazo que le robé, atrapada en la tristeza del momento, y en cuán avergonzada me sentí después. Ni siquiera éramos tan amigos para tal acercamiento, pero él me aconsejó y me trató como alguien cercano, incluso los días siguientes, sin siquiera traer de vuelta lo que pasó para evitarme la pena. 


Y a pesar de que se comportó de manera extraña esa noche, cuando se desvistió y se metió en la cama conmigo completamente ebrio, logrando que no habláramos tres días consecutivos por la incomodidad, no se me hizo difícil volver a sentirme a gusto con él.


Es como una persona que no dice mucho de su vida, pero que está dispuesto a escucharte si tienes problemas en la tuya. Alguien agradable y comprensivo.


 Aunque tal vez sean sólo ideas mías. Y es que todo pasó tan rápido...


Saco la ropa doblada una por una con delicadeza, y en el proceso termino recogiéndome el cabello con una liga. Bufo.


Por otro lado... el encuentro con Jeffrey en el puente y la conversación que escuché detrás de la puerta horas después... Se vuelve más confuso cuando intento explicarlo. Cada que trato de entender lo que oí y acomodarlo en la historia correcta, termino más cercana a los desvaríos que a la realidad. Ni siquiera comprendo por qué Jeffrey quiso que los oyera discutir en primer lugar.


¿Cuál es su objetivo?


 ¿Qué es lo que trama que no puede decírmelo, sino que da rodeos para que lo descifre yo misma?


Las palabras que pronunciaron, en especial las de Barak, viajan a mi mente poniéndome la piel de gallina:


— ¿Planeas delatarme? — oí que espetó Logan con tono cínico, detrás de la puerta del salón de billar. Jeffrey me había citado allí por llamada, una que me costó contestar, y estaba esperando a que saliera a recibirme, aunque no sabía si entrar sin consultarle o no —. ¿Cuando tú eres tan culpable como yo?


Alcé las cejas pero al segundo las bajé, pensando súbitamente en marcharme. ¿Por qué me hacía perder el tiempo así?


— Yo no hice nada — escuchar la voz monótona de Barak me hizo detener, mi corazón saltándose un latido por la sorpresa. No pude evitar pensar en el peluche enorme que me había regalado minutos atrás —. Y el plan lo armó Jeffrey. Discútelo con él.


El silencio reinó por un momento, entonces se oyó el impacto de algo golpeando duramente la pared. Moví los ojos de un lado a otro, sobresaltándome. Mi nariz estaba cada vez más cerca de la puerta.

All you had to do was stay ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora