034 | Logan

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Cassie


No me han dado el trabajo en la empresa donde realicé mis pasantías. Me han dicho que ya tienen suficiente personal y la decepción me aflige como nunca antes. 


Cierro la puerta de mi apartamento detrás de mí y soltando un suspiro, avanzo hacia el interior. Cuelgo el abrigo en el perchero y me dirijo a la cocina, bebo un poco de agua y luego me encamino hacia mi habitación. Fue un día agotador, de esos en los que quieres quedarte encerrada revolcándote en tu propia miseria, o bien salir toda la noche para no tener que pensar en ello. 


Tenía pensado llevar a cabo la primera opción, sin embargo, cuando abro la puerta y Martín está esperándome sugestivo acostado sobre la cama, sé de antemano que no será así.

Frunzo el ceño vehementemente, entre asustada y sorprendida. Él mueve las piernas hasta que tocan el suelo y después camina hacia mí, sonriendo con los labios juntos y los ojos verdes brillando suspicaces.


— ¿Qué haces aquí? — le ladro, acercándome a él, pero Martín ya está envolviendo su mano alrededor de mi cuello con algo de fuerza.


Entorna la mirada.


— Tú tienes mi celular, ¿verdad? — pronuncia con voz de matón. 


Le doy un manotazo para que me suelte a la vez en la que le grito cuatro cosas. Se cree el buenazo ahorcando gente por alguna extraña razón, dice que lo hace sentir satisfecho. Es algo bastante creepy, pero allá él. 


— Está en la sala. Lo dejaste aquí ayer — le aclaro, mirándolo como si estuviera demente, tocándome el cuello con una mano. 


Lo peor es que se pasea por el dormitorio como si nada, riéndose.


— De seguro me leíste todos los mensajes — supone, lanzándome una mirada divertida pero expectante, deseando que le contradiga.


— Solo algunos — suelto, y él abre los ojos verdes como platos —. ¿Te peleaste con Brooke? 


Brooke es una chica que conoció por Instagram hace varios días, que además se lanzó para ocupar el puesto de reina de una asociación de ganaderos de la ciudad, llamando aún más la atención de mi amigo. Es linda y parece ser buena persona, sin embargo... Luce como alguien que está a punto de ser destrozado. 


Automáticamente lanza una mano al aire en señal de fastidio, olvidándose de que le he confesado que sí revisé su celular. En realidad, solo he navegado en las notificaciones que le llegaban, no accedí con la contraseña para llegar más a fondo. 


— Se enojó de las puras huevas — su forma de hablar tan vulgar hace que me atragante con mi propia risa —. Yo no le pienso escribir. Mejor corto esa mierda de una buena vez.


Resoplo mientras niego con la cabeza en desaprobación, algo así como sonriendo. Lo más probable es que la culpa haya sido suya y ella tenga razones para estar enfadada, pero conociendo a Martín nunca va a reconocer eso.

All you had to do was stay ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora