073 | Amor propio

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Por sobre todas las cosas cuida tu corazón,
porque de él mana la vida.


Proverbios 4: 23


Cassie


Mis ojos decaídos leen el mensaje sin mucha emoción. Estoy caminando en dirección contraria a donde se ha ido Weed y leer esto me hace suspirar y detenerme.


Cassie

Encontramos a una madre y a su hija muertas del hambre en la casa abandonada detrás de la Iglesia. ¿Quieres comprar algo y venir? 

Gracias por tu ayuda. Te estaremos esperando.


Es de Mariana. Una chica que forma parte del movimiento de ayuda comunitaria de la Iglesia a la que asisto. 


Vuelvo a suspirar mientras guardo el celular en el bolsillo trasero de mi pantalón. Entrecierro los ojos y los subo al cielo cegador. El sol está brillando en todo su esplendor. Es un buen día a pesar de sentirse tan apagado para mí.


¿Comprar comida? Puedo hacer eso. Nunca puedo ser egoísta en ese aspecto. 


Mis ojos empiezan a buscar un restaurante cercano e, ignorando el dolor de cabeza — y de corazón — me apresuro a cruzar la calle. 





Veinte minutos después estoy bajando del taxi con fundas de comida. No ha habido de papel así que tengo que dejar de lado mi parte conservadora y utilizar estas de plástico. Me doy la vuelta y la impetuosa y con estilo barroco Iglesia queda frente a mí, entonces el taxi arranca. Siento una ligera opresión en el pecho... y ganas de llorar. 


Tuve que venir aquí desde hace mucho tiempo, pero soy una cobarde. Lo más triste es que sigo huyendo. 


Tomo una fuerte bocanada de aire y pestañeo varias veces para alejar las lágrimas. Hace viento. Sorbo por la nariz e intento no pensar en nada que no sea ir y alimentar a esa pequeña familia. Ni siquiera pienso en el padre Daniel cuando camino lejos de la Iglesia. Si bien es mi lugar seguro... no estoy lista para volver a entrar.


Bajo por la carretera y comienzo a buscar la casa abandonada que ha mencionado Mariana en el mensaje. Tiempo más tarde, un cuadrado construido a base de tablas de madera y techo de aluminio se presenta frente a mí. El patio está cubierto de arena y polvo y por un momento no distingo la entrada. Me acerco con cuidado y asomo la cabeza al interior, es cuando escucho voces que sé que este es el lugar que busco. 


El secreto está en siempre tener la mente y el corazón abiertos. Si no puedes ponerte en los zapatos del resto y sentir el dolor ajeno... ¿cuál es el punto de ayudar? 


Alejo cualquier tipo de pensamiento tortuoso y sonrío antes de llamar a la puerta.


All you had to do was stay ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora