Capitulo 2.- El comienzo de la amistad

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En ese entonces se podría decir que la situación en el Reino era demasiado tensa, con una amenaza eminente de guerra por parte de los otros reinos. Mientras los betas no parecían estar afectados mas sin embargo muchos de los suyos también fueron llamados al frente. Los alfas salían cada día a defender las fronteras y con ello a sus familias, mientras los omegas sólo podían esperar, no se les permitía hacer nada más. 

No podían estudiar más de lo necesario, no podían salir sin estar acompañado

Tenian un tiempo de 19 años para ser marcado de manera "voluntaria", de otra forma era buscado un alfa soltero para ellos. La vida era un asco para un omega. Pero Heine no se detenía a pesar de eso, cada día encontraba un nuevo libro que leer y estudiar, una nueva razón por la que seguir adelante. Y ahora lo único que necesitaba era ir a la cabaña para tener su celo y poder seguir robando libros de la biblioteca real.

—¡¡Sólo trataba de ayudarte niño!! — El Príncipe Viktor quien parecía aún no recuperarse del golpe gritó y la vena en la frente del omega se inflo al escucharlo

—No soy un niño, idiota.— respondió con indiferencia esta vez tirando la rama que tenía en sus manos solo por precaución para el heredero Granzreich

—Claro que eres un niño idiota, pero aún así te quería ayudar.—

Viktor se levantó con ayuda del caballo mientras mantenía su vista en el cuerpo del menor, analizándolo con detenimiento

Su cabello rojo con una extraña tonalidad como el cielo antes del amanecer

Sus ojos del mismo color pero con leves rayos color amarillo, fríos e indiferentes

Una nariz pequeña, sus labios delgados y con un leve color rosa

Pero su aroma.

Le recordaba a las cabalgatas que daba en los jardines o el exterior del palacio, refrescante y puro. Como a menta y rosas

—Eres un omega.— afirmó Viktor mientras jalaba las riendas del caballo y se acercaba al de ojos rojos

—¿Y que si lo soy?.—

Heine retomó su camino hacía la cabaña ignorando la presencia del alfa, sus pensamientos vagaban deseando encontrar algo que calmar su molestia. Casi podía jurar que terminaría recitando en todo el camino aquellos libros que había estudiado en la biblioteca del pueblo

Hasta que a lo lejos pudo escuchar el leve galopeo del corcel

Y los pasos firmes de un alfa impertinente.

—¿Qué cree que hace, Príncipe?.— entonces se dio cuenta de la diferencia de altura..... Casi una cabeza

—No me llames Príncipe, pequeño.— sonrió con galantería —Dime Viktor...— y dejó una pausa esperando el nombre del otro

—¿No debería regresar a sus tareas Príncipe Viktor?— preguntó molesto volviendo a caminar

—Sería una falta de respeto que un caballero deje solo a un omega sin protección a donde sea que vaya.— dijo mientras, Heine podía jurar que una extraña aura de brillos y flores parecía rodearlo.

—No encuentro al caballero que lo haga, pero si va a buscarlo sería de mucha ayuda.— dijo entre dientes pero el Príncipe mantuvo su sonrisa

—Te haré compañía hasta que lo encuentres.—

Y después hubo silencio, solamente roto por las pisadas de ambos y el corcel de pelaje oscuro

Heine tomó toda la charla como un momento de galantería del Príncipe, aunque claro ignorarlo no era suficiente pues lo seguía aún así

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora