Capitulo 13.- A solas

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Culpa y tristeza. Esos sentimientos mezclados y que amenazaban con salir del nudo en su estómago. Ver a Viktor sostener aquel pequeño bultito sin nombre con rostro de completo alivio era una aguja más a su corazon, en su mente las palabras del doctor no dejaron de atormentarlo siendo incapaz de dormir más de 4 horas

Con miedo, a que?

A que fuera mentira. A que su pequeño cachorro estuviera muerto realmente. A que perdió todo lo que amaba.

Lo odia, lo detesta

Desde joven odio ser omega, los últimos en la cadena de la humanidad. Seres que decían ser las almas gemelas de los alfas, cuando lo único que deseaban era una posición

Ellos anhelaban una familia, una pareja que al volver a casa los abrazaran mientras llenaba con besos su cuerpo.

Y lo odiaba.

Odiaba ser un omega hijo de una pareja de betas

Odiaba que sus padres hayan muerto injustamente

Odiaba ser un omega con derechos limitados por otros alfas

Y en el nudo en su estómago

Odiaba desearlo, desear tener una pareja. Tener a Viktor, su unico amigo, su destinado

Odiaba haber esperado con tanta felicidad a su pequeño bebé

Porque era su culpa. Porque su cachorro pudo morir por él, por que era débil, porque era su error. Porque sólo era un omega

Sus ojos carmín derramaron lagrimas, mientras recordaba los días anteriores

Los gritos, la sangre, la espera por un sonido, un llanto.

Asustado temió lo peor cuando finalmente Adele se lo entrego, un bebé tan pequeño como el mismo por un momento temió lastimarlo con sólo tocarlo, sus manos temblorosas apenas lo sostuvieron supo que aquello sólo era el principio.

Pero lejos de sus pensamientos el rubio se negaba a soltar a su pequeño

—¿Como se llama?— pregunto Viktor que en ningún momento apartó su mirada del pequeño bebé

—No lo sé— dijo confundida la castaña —El señor Heine aún no me ha dicho su nombre.—

Las tres personas finalmente dirigieron sus miradas hacia Heine, que a pesar del dolor en su cuerpo estaba en la orilla de la cama apuntó de levantarse

Adele se acercó preocupada mientras trataba de recostarlo en la cama

—¡No!... Yo quiero...— protestó

—Heine.— hablo Viktor mientras se acercaba frente de él, con el pequeño dormido en sus brazos.

Heine extendió sus brazos temblorosos, deseaba sostener a su bebé, el rubio lo entrego en ellos mientras acariciaba la cabecita y mejillas regordetas de su hijo

—Heine, yo..—

—Podrían dejarnos a solas...— dijo hacia los otros el omega con la mirada en su cachorro — Por favor—

Tanto Alexander como Adele se miraron entre ellos, una mueca clara en la cara del Alfa le dijo todo lo que necesitaba a la castaña que con un pequeño puchero salía de la habitación.

—Con su permiso, Majestades.— contestó el mayordomo en una reverencia mientras cerraba la puerta a sus espaldas

—Quería seguir viendo al bebé.— murmuró la omega a su lado

—Necesitan hablar, señorita Adele—

—Estoy preocupada, Alexander.—

—¿Porque?— pregunto mientras caminaban alejándose poco a poco de aquella habitación

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora