Muchos secretos quedarían en el pasado, acerca de la relación de la familia Real Granzreich con el ahora actual tutor de los príncipes, Heine Wittgenstein.
Luego de 9 años sin contacto alguno, los mayores implicados Viktor Von Granzreich (El rey de...
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ฯ Pasado ฯ
Días después de lo ocurrido, Heine seguía sin dirigirle siquiera la mirada al rubio.
Los asuntos reales mantenían al rey encerrado en su despacho y en algunas ocasiones todavía debía salir desde el amanecer hasta media noche, evitando todo encuentro con el pequeño omega de ojos rojos mientras que el contrario buscaba maneras de evitarlo a toda costa
Llegando a salir del castillo por días, no tenía nada por lo que volver a ese lugar o al menos eso quería creer. Sus padres fueron unos de los tantos que murieron el día del ataque al castillo
Sus salidas "clandestinas" casi pasaban desapercibidas de no ser por aquel alfa de ojos zafiros
***
Heine los había encontrado sin querer, vestido con aquellas ropas viejas para no llamar más atención de la deseada. Entre los alcantarillados del reino a lo lejos los escucho, los llantos de unos pequeños niños. Podría culpar a su instinto omega o algo asi, pero sin dudarlo dos veces corrió en dirección al sonido.
Entre el olor del agua sucia que provocaba sus nauseas y la oscuridad del lugar, una pequeña vela que iluminaba apenas a una considerable cantidad de niños, no mayores de 12 años. Cuando lo vieron llegar los más grandes se pararon frente de él con palos y piedra, los más pequeños se hacían bolita en una esquina
—¡¿Que quieres?!— pregunto el pequeño de cabellos castaños mientras sostenía en alto su "arma"
—¿Que hacen ustedes aquí?— pregunto Heine al notar a una pequeña niña que lloraba desconsolada
—¿No es obvio?— el pequeño hizo una mueca —Somos huérfanos e intentamos vivir— contestó como si fuera algo normal.
Heine por otro lado no podía evitarse preguntar porque, porque sus padres los habrán abandonado
—¿Tu también escapaste de casa? O tus padres te abandonaron?— pregunto el pequeño cuando dejó su guardia baja
—No soy un niño, soy un adulto.— respondió enojado el pelirrojo
—Adulto..— murmuró extrañado —Pero si te ves pequeño.—
—Soy todo un adulto.—
Heine impaciente se acercó hacia los pequeños, estos al notar la falta de peligro volvieron a acurrucarse unos contra otros alrededor de la vela, la pequeña de antes contenía sus hipidos
Su mano sin pensarlo aterrizó en la mata de cabellos azabaches de ella
—¿Eres un omega?—pregunto otra vez el mismo niño
—Si— contestó Heine —¿Porque están aquí y no en un orfanato?—
—Por nuestros padres, a la mayoría trataron de deshacerse de ellos, todo sea por mantener su clase social. No se podían permitir tener hijos de otros que no haya sido "su alfa" o hijos que sean omegas o betas.—
