Capitulo 19.- Inseguridades

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Uno a uno, dar aquellos pasos era doloroso para Heine que se había negado a ser tratado por un médico al salir de las celdas, Viktor intentaba ser el apoyo del omega, fallando pues su herida evitaba cualquier movimiento brusco o forzoso.

Al principio después de salir de aquellas rejas, los guardias trataron de retener a Heine. Viktor con furia uso la voz y todos aquellos armados quedaron inmóviles al sentir la ira y el terror en sus cuerpos que el alfa daba con su presencia.

Ambos caminaban hacia la habitación del mayor, los sirvientes y guardias los miraban de reojo.

Heine cuyo cuerpo apenas era cubierto por la ropa se encogía cada vez más —Uno será dos y dos serán tres...— murmuró como si tratase de un mantra para tener tranquilidad e ignorar a todos

El caminar del omega no era sólo lento, sino que tembloroso. Sus piernas también tenían varios moretones. El alfa mayor quería matar en esos momentos a aquellos guardias que le ocasionaron aquellas manchas oscuras en toda su piel, quienes apesar de hacer su trabajo terminaron hiriendo a un inocente.

—Viktor.— El murmullo de Heine pronunciando su nombre lo sacó de su letargo —Todos ellos.... Nos miran.—

—De prisa, Eins ha de estar intranquilo.— contestó mientras con su mano sana rodeaba el hombro del mas pequeño cubriendo en totalidad su cuerpo. La mayoría de los empleados quedaron en shock al ver ese acto

Pero la mirada que el alfa les dirigió por un instante por encima de su hombro los devolvió a sus lugares.

Finalmente ambos se encontraron delante de las puertas de la alcoba real, los guardias a ambos lados de las puertas miraron de manera simbólica al omega, antes de asentir ante el gesto de Viktor de dejarlos pasar.

A un paso de Eins

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 El estridente llanto de un bebé, sus ojos rojos y su ceño fruncido. No dejaba de llorar mientras se revolvía en brazos de quien lo tomará, la Reina Madre parecía desconcertada con el comportamiento de su nieto mientras trataba de arrullarlo en sus brazos. Y el pequeño asustado no hacía más que llorar, le tenía cierta pena.

Su rostro se volvió completamente rojo, se le había cambiado de ropa y pañal. Se negaba a recibir su biberón. Su conclusión fue rápida quería a su madre...

Su corazón se entristeció, su único hijo no fue capaz de decirle que se había emparejado con alguien y había concedido un bebé. Su primer nieto y el príncipe heredero de Granzreich. Todo aquello que su marido no podrá disfrutar a su lado.

Con una mueca triste suspiro, el bebé pareció quedarse afónico por momentos mientras seguía llorando. Alexander al lado de la Reina quiso tomarlo en brazos, Maria lo miro dudosa por unos segundos; suspiro y dejo que tomara al pequeño pelinegro.

Y se dispuso a observarlo con mas detenimiento, su nieto tenía en gran parte parecido con su difunto esposo, su cabello como la noche y una pequeña mueca que hacía con su frente

Al tomarlo en brazos el mayordomo, el bebe aunque sin dejar de llorar parecía más calmado, desde hace días que su comportamiento se volvió así; para ser más específicos desde el día del incidente

—Usted... conoce a la madre del pequeño? —

—Si, reina.— contestó claro, corto y preciso

Maria dio su octavo suspiro del día esta vez un poco mas aliviada, su hijo ya había despertado o al menos eso le dio el mayordomo de su hijo. 

Se entero de lo ocurrido hace unos días, al saber que su hijo fue atacado dejo todo en el Castillo de la costa y tomó el primer carruaje hacia Weisburg, el Palacio que había deja atrás debido a la muerte de su esposo. La persona que fue su apoyo desde el primer día en el que llego como prometida del príncipe hace algunas décadas. Ambos lo aceptaron, que mas podrían hacer. Sabían que se casarían sólo por el linaje de la realeza

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora