Capitulo 11.- Caer bajo

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Heine esperaba ansioso el medio dia, sus preocupaciones no se disipaban. Deseaba con ansia salir, tomar aire fresco, liberarse de aquella presión en su pecho. La carta antes traída por el mayordomo se encontraba intacta a su lado, a unos cuantos centímetros de su mano izquierda. 

Se había negado por el momento abrir su contenido —No aún.—murmuro por octava vez

La cesta que antes traía Adele estaba llena de agujas y lana de varios colores. Cuando la vio supo de inmediato sus intenciones, a pesar de negarse con la excusa de —Nunca aprendí esto.— Adele insistió y le enseño paso a paso para conseguir hacer un pequeño gorro de bebe con una bola de lana blanca. La joven castaña se encontraba a un par de metros con un cuaderno en blanco mientras parecía dibujar algo.

—Viktor.—pensó deprimido y sin querer se pincho el dedo con la aguja. Asustado solo la lana, la pequeña pero notable gota de sangre cayo justo en su vientre...

—Señor Heine!—dijo asustada Adele cuando escucho el quejido dejando de lado el cuaderno de antes —¿Esta bien?—

De alguna manera su corazón se paro por un momento al ver su propia sangre caer en el hogar de su cachorro. Heine nunca se considero una persona supersticiosa y no entendía bien el por que de su reacción.

—Si.— contesto esbozando una sonrisa insegura —Te dije que no podría.—

Adele mas tranquila poso sus ojos azules en la obra del omega, mas que un gorro parecía el inicio de una bufanda.

—Bueno.—murmuro mientras sostenía la bufanda sin acabar —La podrá usar por un largo tiempo al menos.—

Luego de eso pasaron horas en la habitación, Heine con el corazón mas tranquilo se permitió el hecho de no pensar en ello mas, al menos no por el resto de días. El mayordomo llego con unas bolsas llenas de ropa en sus manos, vestidos hasta los tobillos y anchos de todos colores. Cuando le pidió a Adele que ayudara al omega a cambiarse solo se justifico con 

—Nadie sabe de la existencia del bebe, majestad. No queremos levantar sospechas antes de tiempo.—

Adele emocionada lo ayudó a vestirse, el cambio aunque extraño lejos de molestarle no le importó, de alguna manera se sentía con mayor movimiento que antes

Al bajar al primer nivel ambos (la castaña y el mayordomo) a cada lado de su cuerpo se aseguraron de sostenerlo en cada escalón hacia abajo, la mayoría de los sirvientes al verlo acercarse parecían ignorar su presencia y sólo unos pocos lo miraban con algo de interes para luego salir corriendo

El vestido aquel de color crema hasta los tobillos y manga corta, el cuál a ojos del mayordomo enmarco la belleza de un omega embarazado.

Recorrieron varios pasillos hasta encontrar con dos puertas abiertas en su totalidad. La sensación del sol en su piel y el constante ir y venir del aire con la fragancia de los rosales. Heine se separó por primera vez de ambos, y dio pasos lentos pero seguros. Contento de salir de aquellas paredes y sin saberlo varios sirvientes que lo miraban desde las ventanas se preguntaban de quien era la persona que se encontraba en los jardines privados del Rey

Quiero mostrarte esto.— pensó Heine mientras acariciaba su vientre — Te enseñaré miles de cosas.—

Su cachorro se movió en aceptación

—¿Crees que seria un buen maestro?—

Adele y el mayordomo se quedaron varios pasos lejos del omega, el hombre se encontraba serio mientras vigilaba cada paso que daba. La sonrisa del omega de ojos rubís hizo que su corazón doliera, preguntándose si alguna vez vería así a su pareja

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora