Capitulo 16.- Heridas sangrantes

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Sin esperar un segundo más e ignorando el mareo que quería atacarlo. Heine corrió hacía la ventana, aquellas personas bajaban por una cuerda amarrada a una de las columnas de la habitación, los llantos del pequeño bebé eran aún audibles a pesar de estar a pisos de distancia.

— Eins.... — era la única palabra en su mente, dispuesta a todo por su cachorro.

Heine lo sabia, los guardias no serían lo suficientemente rápidos. La vida del pequeño correría demasiados riesgos, la lluvia apenas se estaba disipando y la leve manta cubriendo su cuerpo no seria suficiente

El cuchillo parecía resbalar del bolsillo en el que lo tenia, su mango frío al tacto de su piel. Su ropa seguía con rastros de la sangre de Adele, sus manos temblorosas y piel erizada.

Con nueva voluntad saco un pie y luego el otro, parado al borde de la ventana. La brisa fuerte de la tormenta que casi no se iba. Los hombres corrían de inmediato hacía la salida, sin dudar más tomó la rasposa cuerda en su manos para dejarse caer

No había tiempo
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Eins

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Prometí cuidarlo a pesar de todo

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La mitad de su cuerpo suspendido en el aire con sus brazos sosteniendo todo su peso

—¡HEINE!— su mirada rojiza se desvió del suelo hacia la habitación.

Viktor al pie de la puerta, con el rostro mojado y respiración agitada. Atrás de el 3 guardias, uno de ellos al ver la macabra escena en la habitación corrió en socorro de la mujer herida. Los muebles hechos pedazos, el olor a la polvora, desde la puerta hasta la cama manchas de sangre y en el regazo de la castaña la manta de bebé.

Sus ojos carmín al cruzarse con el zafiro, parecía brillar en algo más que enojó... Frialdad

Los guardias sin titubear abrieron fuego contra el pequeño cuerpo del omega, culpándolo del ataque hacía la joven

—¡¡NO!!— grito el alfa empujando a uno de estos evitando que los disparos dieran en el blanco

Cuando sonido de los disparos y el humo que salía de las pistolas se disipo no había nada en el marco. El rubio corrió hacía ella rogando que nada le haya sucedido al pelirrojo, en el suelo el omega de pie mientras corría hacia la salida

Sólo le bastó unos segundos para ver en que dirección iba, unos hombres encapuchados salían por las puertas desprotegidas del Palacio Weisburg mientras sostenían un bulto. Sus manos sostuvieron la soga y saltaron hacía fuera siguiendo el ejemplo de Heine, las densas gotas de lluvia calleron en su rostro y cuerpo.

—¡Majestad!— grito uno de los guardias asustado por las acciones del Rey

—QUIERO A TODOS LOS GUARDIAS DISPONIBLES EN TODO WIENER*— fue el grito una vez en en el suelo con la voz de mando del rubio furioso y colérico. —Alguien ataco Weisburg y no fue él.—

Alguien se había metido con su familia y no saldrían vivos,  pasará lo que pasará..  Emprendió carrera en busca del omega carmín, que se alejaba de su mirada

****

Cansancio. Desde sus pulmones hasta sus pies, su cuerpo exigía dejar de correr pero sabía que no era una opción.

Los hombres frente de el seguían corriendo tratando de evadir a la gente entre la lluvia, las ropas mojadas pesaban a cada paso más.

Cuando ambos cruzaron por la plaza finalmente siguió corriendo. Los hombres se mantuvieron escondidos en un callejón mientras observaban al omega alejándose. El bebé sin voz para seguir en llanto se quejaba como podía mientras trataba por todos los medios ser soltado, su rostro rojo por el esfuerzo y ojos llorosos

—¿Se canso el bebé?.— El otro se abstuvo de dar comentarios mientras caminaba hacia la salida del pueblo

—El conde estará feliz, los otros consiguieron lo que pidió y nosotros un regalo más.—

Sus pasos lo llevaron hacia una pared, un callejón sin salida. El otro hombre que seguía burlándose del bebé en sus brazos hizo una mueca de frustración, dieron pasos de regreso y todo se volvió de un color carmín.

Una mancha roja y pequeña que los había dejado tirados en el suelo en un abrir y cerrar de ojos

Con la cabeza palpitante, las manos y parte de los muslos de los encapuchados cortadas en las palmas imposibilitando que se defendieran con estas, uno de ellos con un profundo corte en su mejilla derecho, otro en el abdomen y el ultimo en la espalda. El bebe que antes yacía en brazos de ellos, ahora en los de su progenitor.

Una mano sosteniendo firmemente al pequeño contra su pecho y la otra con un cuchillo ensangrentado en posición de defensa —Son unos estúpidos, si creen que no podría encontrar a mi hijo donde quiera que este.—

Todo eso en menos de unos segundos

Los hombres asustados corrieron lejos de Heine, el pequeño bebe al sentir nuevamente a su madre pudo calmarse, su pequeño cuerpo temblando del frió mientras sus pequeñas manos sobaban sus ojos en clara señal de sueño.

El omega al sentir eso, arropo como pudo a su pequeño, el calor de su ropas logro dormirle casi de inmediato, se permitió suspirar y calmar su corazón por todo lo ocurrido. 

No pudo evitar sonreír al ver a Eins, sin saber que era solo el inicio de su futura huida......

*** Continuara***



*Wiener, es la capital del reino. Al salir del Palacio se entra directamente a las calles de Wiener

N/A

Lamento haber tardado en la actualizacion, la verdad no tenia una idea realmente clara de lo que escribiria, tenia tantas opciones y :T decidi dejar lo importante en el siguiente capitulo que subire despues de ir donde el doctor

La autora esta enferma :'V de que? ni idea, el medico nunca dice nada en concreto. 

Acabo de terminar esto apenas y lo subi xDDD y en todo lo que tarde en escribir me maree. 

Lo bueno es que del suelo no paso :V (como dice mi mama) 

En fin

Besos

Anonymous-LH

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora