Capitulo 21.- Quédate conmigo

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* * * Presente * * *

Y los amantes separados por el tiempo, circunstancias y personas que los rodean se permitieron difrutar la cercania de sus cuerpos sudorosos por la euforia, sus manos que se aferraban a la carne del contrario, sus bocas susurraban el nombre de su destinado y su ser entero entristecidos por la pronta separación.

Finalmente sus mentes, sus culpas, sus temores y preocupaciones; todo aquellas penas fueron borradas de sus mentes en esos instantes.

Luna, tu protectora de los amantes y enamorados, dime... ¿Ellos realmente deben seguir sufriendo?

Una persona rota por las circunstancias separado de sus hijos y que perdió a uno de ellos.
Con el peso de un engaño incrustado en su corazón, que por años se ha lamentado de todo. El omega de cabellos rojizos como la sangre, aquel líquido carmín que lo une a la vida de los habitantes del castillo. 

¿Cuantas veces pidió por una oportunidad de poder acercarse a su familia? ¿Cuantas veces te pregunto a ti y tu amado, el Sol; que tanto mal había causado en su vida pasada para cargar con el peso de su castigo en está?

Un alfa con una culpa más grande de la que se pueda imaginar, cuya pena solo desea desaparecer. Despertar de aquella pesadilla de años y encontrar a su amado a su lado y la de su familia. Que súplica que aquel dolor insoportable deje su pecho, que ruega por el perdón de su amado.

Refugiado en su deber como Alfa y Rey, mientras trata de ocultar su tristeza y desconsuelo. ¿Cuantas veces dejo a sus hijos solos? ¿Cuantas veces pudo ver el reflejo de su amado en ellos y su mano temblorosa se aferro a sus pequeños con el temor de que también lo dejasen?

Para cada Alfa hay un omega, así lo decidiste tu, mi bella Luna. Mientras ponías el hilo rojo en sus dedos anulares. Uno es la fortaleza del otro.

¿Que pasa cuando ambos están demasiado lastimados?....

****

El sonido lujurioso de las embestidas dentro del omega, los gemidos y gruñidos de placer de ambos hacia eco en la habitación. Heine con su cadera al aire mientras recibía gustoso el miembro de su pareja y su estrechez lo trataba de mantenerlo dentro de si.

Sus manos y boca aferradas a un cojín del sillón en el que sucedía el acto de placer entre él y su destinado. Sus gemidos escapaban sin querer, la sensación de vacío que por años tuvo en sus hombros había desaparecido. Con la mente completamente en blanco, nublada por el placer del estímulo en su interior.

—Vik.. Viktor..— murmuró apenas entre gemidos, un hilo de su saliva resbalaba entre sus labios, rojos de tantos besos con el alfa

Viktor se encontraba con el pecho descubierto en totalidad. La cicatriz de un bala en uno de sus hombros y marcas de cortes esparcidas al azar, recordatorio de la guerra. El cuerpo del rubio en sudor al igual que el omega.

Las manos del alfa sujetas a su cadera mientras el vaivén se hacía más fuerte, entrando más rápido, más profundo

—Mghhhh.— gimoteo al sentir el miembro del alfa golpear en aquel punto con tal precisión
Más.... Más.... Más Alfa... —susurraba su omega perdido en el placer momentáneo

El rubio apretó la mandíbula fuerte, consiente de lo que podría suceder si seguían así. Detuvo todo movimiento.

Heine, gimió con insatisfacción y súplica. Volteo su cabeza hacia el alfa que se mantenía indeciso ante su figura. Su rostro perlado de sudor, pequeñas lágrimas que salían de sus ojos, sus labios lastimados de aquellos besos, en su cuello las marcas de demasiados chupones y justo en la parte de atrás, la cicatriz de una herida.

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora