Muchos secretos quedarían en el pasado, acerca de la relación de la familia Real Granzreich con el ahora actual tutor de los príncipes, Heine Wittgenstein.
Luego de 9 años sin contacto alguno, los mayores implicados Viktor Von Granzreich (El rey de...
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Y días después de la muerte del rey, el príncipe Viktor Von Granzreich ascendió al trono como el derecho real lo proclamaba. Viktor nunca permitiría que el peso de las decisiones en el reino cayera directamente en los hombros de su amada madre, confiaba plenamente en su juicio pero el mismo pueblo no aceptaría seguir las ordenes de un omega aunque este en el trono como su derecho por cuestiones de jerarquía. Siempre por la jerarquía.
El pueblo estaba asustado no sólo su rey murió sino que eso desató una guerra contra otros reinos y ahora en el poder el actual Rey lo debía defender como corresponde. Nadie confiaba que el reino sobreviviera, muchas familias temerosas empezaron a trasladarse fuera del sus tierras hasta las mas lejanas posibles
Todos esperaban lo peor.
Maria estaba preocupada por lo que sucedería a partir de ese punto, con el reino que su adorado esposo dejo involuntariamente y mas que nada por su amado hijo. A merced de los peligros que conlleva portar aquella corona
Luego del acto de coronación, el ahora rey Viktor para sorpresa de la corte e incluso su madre, antes de retirarse dejó una orden y sólo una. "Nadie puede estar cerca de mi habitación"
Los días se volvieron grises, desde el ascenso al trono los deberes políticos con el pueblo para su bienestar general lo han mantenido en el despacho los anteriores tres días. El monarca con un suspiro y una tensión en su cuello se dirigió hacia la habitación, deseando que el tiempo hubiera pasado ya. Para poder verlo. Cuatro días y medio sin ver sus ojos, ya lo tenían loco.
Finalmente frente de la habitación, a pesar de tener la puerta cerrada el aroma de Heine salía de manera leve, como si lo tentara a entrar
—"Debo haber enloquecido.... Su aroma nunca fue tan atrayente antes."— pensó y se adentró al cuarto.
Todo parecía normal a pesar de un pequeño detalle, toda la habitación olía a Heine, desde la puerta y casi seguro del baño dentro de la misma. El pequeño de ojos rojos se encontraba entre las sábanas descansando con una pijama más grande que el mismo.
Con una sonrisa casi boba se acercó y observó más de cerca su rostro
—"Lindo"— fue su pensamiento
—¿Planea verme todo el día?—
La pregunta del omega lo asustó e hizo que pusiera distancia entre ellos con un leve sonrojo regañándose mentalmente de su extraño comportamiento
—Si pudiera lo haría, Heine— dijo con la sonrisa más encantadora que tenía
—¿Porqué me hiciste quedarme aquí?— preguntó Heine mientras sentía los leves espasmos de su celo apuntó de irse
—¿Y porque no?— respondió con una mano acariciando el rostro del pequeño que al sentir su tacto se sonrojo al instante
