Capitulo 18.- Sollozos

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Viktor caminaba lentamente con ayuda de Alexander, su mayordomo principal quien lo tenía sujetado de la cadera y su hombro debajo del brazo para ayudarlo a caminar. Después de terminar con el relato en la habitación, el rubio apesar de sus heridas pidió ser llevado hacia las celdas, ya que sólo el Rey podía autorizar la salida de un "recluso". 

Las escaleras se convirtieron en un infierno para Viktor a medida que se acercaban a Heine. Así seguían faltando un piso para llegar, los sirvientes consternados de ver su Rey en tal susurraban cosas a sus espaldas. Viktor ignoro sus palabras, ignoro la molestia en su hombro e ignoro su vista borrosa.

Mientras el sirviente mantenía su mente en el recuerdo de lo sucedido, el regresar a las habitaciones de los sirvientes y ver todo el escenario destruido. Su falta e inconsciencia lo llevaron a ver al omega de su amigo y monarca siendo herido por otros, simplemente quedó en shock y cuando salió de este los guardias se llevaban a un Heine malherido a las celdas, otros ayudaron con el cuerpo herido del Rey, el pequeño bebé en sus brazos seguía tranquilo, no pudo evitar culparse.

—¿Quien fue?.— pregunto el monarca, quien a pesar de tener sospechas necesitaba al mas que su propia opinión.

—No lo sabemos. Adele dijo que venían por su pareja. Pero se sorprendieron cuando vieron al Príncipe Eins y cambiaron sus planes.—

—¿Cuantos mas fueron heridos?—

—Los guardias de la entrada trasera, tres de ellos murieron por las heridas. Lastimaron a siete sirvientes pero no de gravedad. Creemos que se separaron en dos grupos, uno fue a su alcoba y otro a las habitaciones de la se-servidumbre. Y de camino al piso principal Adele los encontró y la lastimaron. —

Alexander podía jurar escuchar los huesos de la mano de Viktor crujir cuando esta formo un apretado puño —¿Que sucedió en las habitaciones?—

—Fui a buscar a quienes estuvieran ahí. Cuando llegue, ellos encontraron lo que buscaban y se fueron.— Los ojos del mayordomo parecían ceder a las lagrimas que contenían.

—...—  Viktor guardo sus palabras, guardo sus insultos, su ira e cólera. Esto no se quedaría así y aunque tuviera que iniciar otra guerra, acabaría con el Consejo de Alfas y los haría pagar por sus crímenes.

—Majestad.— habló inseguro. Viktor dejó escapar un pequeño gruñido mientras seguían caminando. El sirviente suspiro y dijo —Yo... Aceptare el castigo que decida imponer sin importar cuál sea. Fue mi culpa, debí estar en su habitación esa noche. Además... No pude hacer nada cuando su omega fue atacado... Por eso yo no espero que me perdo...— 

—Cállate Alexander.— El rubio platinado lo miro sorprendido por breves instantes hasta volver a estar serio

—Estoy hablando en serio, Majestad.—

—Yo también.—  contestó Viktor, ambos pararon por un momento —Entiendo tu situación y se que Heine no te culpara tampoco. Esto, todo esto. Es culpa mía... Intente cuidar de ambos y los mantuve en secreto. Sólo tu y Adele saben de la existencia de ellos. Yo no quería que el peso de tener mi título como Rey afectará a mi pareja y mi hijo. Incluso después de la guerra, nuestras condiciones no son las mejores. Creí que seria mejor esperar y mis acciones nos han llevado a esto.—

Un silencio se formó entre ambos y sin agregar nada mas bajaron a las celdas, por un momento el estómago de Alexander se revolvió incapaz de poder seguir avanzando ante la vista de las oscuras celdas

—Regresa arriba. Lleva a mi madre a mi habitación junto con mi hijo y no dejes que salgan.— ordenó Viktor mientras se soltaba del agarre que el platinado mantenía en él. Antes de retirarse, Alexander dio una pequeña reverencia y subió por las escaleras

Al anochecer (VicHei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora