Capítulo II "Adiós"

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Siempre escuchamos los mismos concejos de mamá; hija cuídate mucho, no confíes en desconocidos, se prudente, pero nunca me advirtieron que debía desconfiar también de aquellos que yo consideraba conocidos y de mi entera confianza.

Conforme fue pasando el tiempo Ian comenzó a acercase a mí y yo encantada de eso siempre correspondí a sus brillantes miradas y risueñas coqueterías sin duda él me interesaba, sin darme cuenta el tiempo paso demasiado a prisa y debido a mi poca o nula experiencia en cuestiones amorosas una noche todo se escapo de mis manos, me sentía desesperada de que él nunca me dijera nada en concreto es decir, me alagaba con frases diciendo que me veía muy bien, dándome largos y cálidos abrazos pero, nunca me pidió ser su novia, al caer la noche del 15 de Marzo decidí tomar el móvil y enviarle un mensaje de texto

-Hola Ian ¿cómo estás?

-Hola, muy bien ¿y tú?, por cierto el día de hoy lucias hermosa con ese listón verde que sujetaba tu cabello

-Gracias, tu también te veías muy bien, oye debo hacer una pregunta...

-Dime

-Me gustaría saber si hay alguien que te interese, alguien, que te guste

El mensaje fue leído a las 8:37 p.m pero la respuesta no llegaba y mi desesperación era cada vez más grande, me sentía arrepentida de haberle dicho algo así, solo quería retroceder el tiempo y evitar que mis dedos teclearan ese mensaje, cerca de las 10 p.m obtuve su respuesta

-Claro que lo hay, pero no estoy seguro de que ella sienta lo mismo por mí

-Me gustaría saber de quién se trata, eres una persona muy interesante, no veo una razón por la que ella no se sienta atraída

-El problema es que escasamente hablamos, hemos compartido algunas clases en la universidad y no sé si ella esté lista para una relación seria conmigo

Estaba segura que se trataba de mí, yo recostada en mi cama, sonreía como una boba viendo la pantalla del móvil pensando en qué responder, debía ser algo que insinuara que yo también estaba enamorada de él y que sin duda la respuesta era un rotundo sí, de modo que escribí

-Anda, dime quien es, apuesto que ella siente lo mismo que tu y ansía que le pidas ser tu novia

Sentía que el cuerpo me temblaba por completo

-Bien, te lo diré, hace tiempo salía con una chica su nombre es Marián, dejamos de vernos hace un tiempo debido a que cambio de universidad y la verdad quisiera regresar con ella pero no sé si sienta lo mismo aún.

Me sentí la más estúpida del mundo, caí en las redes de un imbécil que seguramente solo se burlaba de mi cada vez que respondía a sus coqueterías y fingidos halagos, ahora lo sabía y no tenia palabras para responder, lo único que quería era retorcer su delgado cuello y olvidarme de él, en un respiro intenté ahogar mi ira

-Pues inténtalo.- Respondí –Si su destino es estar unidos, ella te corresponderá.

No sé la respuesta que obtuve a ese último mensaje porque jamás abrí de nuevo esa conversación, pero estoy segura que fuera lo que fuese ya no quería sentir más dolor a causa de un hombre por un corazón roto. Creo que de las pocas desilusiones que he tenido en mi vida, esa es la que más me ha pesado.

Escuche que tocaron la puerta, era mi madre anunciando el despido de papá, la empresa en la que laboraba cambiaba de dueño e hicieron recorte de personal, tristemente mi padre era parte de ese recorte y quizá mis estudios se verían pausados por un periodo en lo que la situación se regularizaba.

Para mí fueron dos grandes golpes en menos de 10 minutos, estaba destrozada, ilógicamente rompí en llanto por una relación que nunca fue y no será, sin mencionar además la decadente situación económica en que ahora me encontraba, lloraba de frente a la almohada y no quería que nadie lo supiera.

En cuento a Ian ese fue nuestro adiós, no quise saber más, no quería verlo, simplemente quería desaparecer pero, ¿Por qué yo? Yo no había hecho nada, solo me había creado ilusiones de una falsedad, lo mejor era que él desapareciera, por alguna razón me entristecía más el fallo de Ian que mi situación familiar. Llamé a mi amiga Leire quien de inmediato notó mi llorosa voz

-¿Qué pasa amiga?

Luego de contarle todo lo ocurrido y lo estúpida que ahora me sentía, me invitó a tomar algo al centro del pueblo, donde por desgracia para mí conocí a Owen el hombre que me llevaría a pisar el infierno en tierra firme.

Pasaba de las 10:30 de la noche en el bar más decente del centro de Tombstone (Arizona) o al menos eso pensaba yo, Leire y yo platicábamos, ella me consolaba y trataba de distraerme hablando de los últimos jeans de moda y la mejor marca de zapatos del mercado, pero eso no lograba atraer mi atención. Unos minutos más tarde, sentí que alguien tocó mi hombro, en la tenue obscuridad del bar pude notar que era un hombre alto, un poco robusto, vestía pantalón azul y chaqueta negra, parecía tener un gesto amable pero a la vez sonaba estricto

-Hola.- Se dirigió a mí

-¿Te conozco?- Respondí

-¿Qué te pasa, por qué lloras?- Sonaba sincero pero no dejaba de ser un total desconocido

-No te interesa.- Dije de forma cortante y en un tono un tanto furiosa

-Sé que tal vez no, pero te veo mal y tengo algo que podría interesarte

-¿Qué? ¿Drogas? No gracias.- Le contesté en tono burlón y le voltee la cara

El tipo sin mostrarse molesto ni hacer ningún gesto se dio media vuelta y se fue por donde llegó. Supuse que ya estaba impuesto a que personas sobrias rechazaran su mercancía.

El teléfono de Leire tenía un rato sonando así que salió un momento del bar a contestar la llamada de su novio mientras yo bebía un poco de mi piña colada con un ligero toque de alcohol, sentí la mirada de alguien pero no me atreví a voltear, al momento de dejar el vaso en la pequeña y redonda mesa algo cubrió mi boca, yo intente alejarme pero un brazo regordete me cubría el pecho presionándome contra el resto del cuerpo de aquel hombre, con la mirada intentaba localizar al barman para que me ayudara a escapar de esa situación pero no aparecía por ningún lado, luego de unos segundos de fallidos intentos por huir mis fuerzas comenzaron a debilitarse, sentí como mis ojos se iban cerrando lentamente mientras me desvanecía y los brazos del hombre me sostenían para no caer hasta el suelo.

ices llama~p8

JioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora