Capítulo XXIV "Éxtasis"

109 6 5
                                    

La pasión se encuentra en todos nosotros durmiendo, esperando, y aunque no deseada, no invitada, se agitará... abre sus mandíbulas y aúlla. Nos habla, nos guía... la pasión nos gobierna y nosotros obedecemos. ¿Qué otra opción tenemos? (Joss Whedon)


Sin hacer un solo movimiento permanecí en cama observándolo, sus pasos eran firmes y parecía estar ansioso, conforme se fue acercando noté nuevamente esa mirada, esa mirada que aunque aterradora también era encantadora; podría decir que expresaba deseo pero era algo mucho más intenso, era pasión, lujuria, desenfreno.

¿Qué rayos le pasa? Era una pregunta que abundaba en mi mente pero no tenia respuesta, sabía que tendría que ver con la droga de Julie pero también me la pusieron a mí y yo no me sentía tan llena de vida como Owens parecía estarlo, al contrario, estaba en un estado de relajación tan profundo y excelso que no quería que terminara, quizá la fuerza del producto era por plazos de tiempo

"Él la usó primero = reaccionó primero"

Era la explicación más lógica que encontraba. Se acercó a mí y comenzó a desabotonarse la camisa, se alejó un poco y tocaba constantemente su cabeza como si algo le molestara, traté de levantarme de la cama

-¿Estás bien?- No tuve respuesta, confirmó que la puerta estuviera cerrada y se dirigió nuevamente a mí, sin decir palabras se acercó lentamente humedeciendo sus carnosos y suaves labios, aunque él era atractivo en este momento no sentía nada. Fue acercándose a mis labios y comenzó a besarme de manera apasionada, noté como el cuerpo se le agitaba y me abrazó presionándome contra su cuerpo haciéndome despegar un poco de la cama; el calor humano, la cercanía con su piel y seguramente lo que sea que Julie me inyectó hicieron que de golpe la energía regresara a mí. Sentí un chispazo en mi interior cual si fueran dos cables de corriente eléctrica en pleno shock, las sensaciones regresaron a mi cuerpo y la sensibilidad en mi zona íntima comenzó a obligarme a apretar las piernas, Owens era hábil en estas cosas y sabía cómo provocarme.

Incumbí a sus besos y cuando sintió esa correspondencia me soltó para quitarse rápidamente la camisa, su expresión resaltaba ansia y desespero

-Vamos Jiolette- dijo tembloroso en un intento de inducirme a despojarme la ropa, como si fuera niña recibiendo una instrucción lo obedecí y desabotoné mi pantalón, cuando lo estaba bajando Owens se paró de tras de mí y por instinto me enderecé, al hacerlo él observo las heridas aún rojizas en mi espalda, las tocó suavemente cuidando de no lastimarme, pero en cuestión de segundos las ansias le ganaron a su poder de autocontrol y se agacho para terminar de sacar el pantalón de mis pies. Mientras subía para quedar frente a frente apretaba mis piernas encajando un poco sus uñas, observándome a detalle y dando algunos besos en el trayecto... esta vez fui yo quien no pudo aguantar más así que coloqué mis manos bajo su mentón para que se pusiera en pie, lo bese en dos repeticiones y lo guie a acostarse sobre la cama, comencé a recorrer el extraordinario camino de su cuello a sus pezones tocando su duro y bien formado pecho, lamí un poco ambos pezones y seguí bajando hasta llegar a su ombligo en donde solamente di un pequeño beso, cuando lo hice retorció un poco las caderas hacia los lados en un intento fallido por controlar sus excesos.

Me tomo bruscamente de los brazos y me empujo a un lado para subir a mi cuerpo, se inclinó un poco hacia mí y quitó mi blusa, no se dio el tiempo para desabrocharme el sostén; lo tomó del centro de las copas y tiro a los lados para romperlo, cuando lo hizo permaneció un momento observándome y eso me hizo intimidar un poco, sentí el calor en mis mejillas sonrojadas pero eso no eliminaba mi apetito, hizo una pausa y tocó lentamente la curvatura de mi seno derecho recorriendo con su mano y su vista suavemente mi cintura hasta llegar a la cadera, en ese momento reaccionó y me elevó un poco para acomodar bajo mis glúteos la almohada que estaba a un lado de nosotros, haciéndome quedar en una posición algo incomoda pero completamente accesible para él y dejándome totalmente vulnerable.

Me miraba intensamente, quitó mis bragas y abrió un poco mis piernas, arrugue la frente y pegué la cabeza a mi espalda, aún no hacía nada pero sabía lo satisfactorio que sería, por instinto cerré las piernas nuevamente, me miró silenciosamente esperando mi aceptación para continuar así que me obligue a relajar las piernas, acercó su cabeza a mi zona intima y mordisqueó un poco los labios genitales y una exquisita sensación tensó mi espalda, introdujo su lengua en perfectos movimientos danzantes obligándome a reprimir un gemido, Owens lo había hecho antes pero está vez sus movimientos eran más precisos, cerré los ojos y apreté la sabana con fuerza, un calor extremo corría por mis venas quemando todo a su paso.

Se puso en pie un momento para quitar el resto de su ropa y regresó a mí, colocando su cuerpo sobre el mío, el olor del perfume impregnado en su piel era algo estimulante para mi, enredé sus caderas con mis piernas mientras me besaba, sentir su respiración chocar con mi piel me hacia estremecer y desearlo con más fuerza. Tomo una de mis piernas para abrirla más y en un solo movimiento la penetración resulto sencillamente exquisita, su ritmo fue siempre constante, sin pausas sin intermedios, sentía el sudor de su piel mezclarse con el mío, su respiración se aceleraba y él simplemente no terminaba, cubrí su espalda con mis brazos y al elevar su intensidad con movimientos más salvajes fue imposible no aruñar su espalda a lo que él solo respondió cerrando los ojos e inclinando su cabeza hacia atrás pero sin cesar el ritmo.

Rodamos un poco sobre la cama de manera que quedé sobre él, recargué las manos sobre su pecho y simulé el movimiento de un columpio dando pequeños apretones vaginales con su pene dentro, lo que tenso un poco su gesticulación, una sensibilidad como nunca había sentido cubría completamente mis pezones, las paredes vaginales se tensaban, la eyaculación estaba por venir y escalofríos recorrían mi cuerpo de pies a cabeza a la par noté que sus testículos se tensaban también en un nivel gradual.

Terminamos completamente dormidos, destrozados por la actividad y el tiempo de acción que seguramente nos llevo a alcanzar nuestros niveles extremos de pasión, recargué la cabeza sobre el pecho de Owens y ambos nos encaminamos a un confortante descanso. No había nada más que quisiera hacer o decir, no necesitamos palabras, la conclusión de esa tarde fueron dos cuerpos totalmente entregados guiados por la pasión y el desenfreno, provocándose en complicidad mutua un mundo de sensaciones a causa de una producto experimental del mercado negro.

Por desgracia, el gusto no duró lo suficiente y las consecuencias de usar ese producto no tardaron en hacerse presentes...

JioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora