Capítulo XXI "Verdad"

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No basta decir solamente la verdad, más conviene mostrar la causa de la falsedad (Aristóteles)

Todo marchaba al ritmo adecuado, cada una de las palabras de Ian calmaban por completo mis descontroladas emociones y él parecía notarlo, su compañía en verdad me confortaba pero estaba consciente de que debía regresar al bar

-Tengo que irme- le dije mientras me ponía en pie

-¿Por qué?

Giré a verlo para intentar darle una buena respuesta, me reusaba a alejarme pero Owens había sido muy claro cuando me advirtió que no me acercara a Ian, no quería imaginar lo que podría pasar si se enteraba que había pasado la noche con él

-Ya te dije que la historia es muy larga, prometo que algún día te contaré pero no hoy

Me puse nuevamente la ropa e ignoré por completo lo que él hacía, usando solo su pantalón se acercó hasta a mí, me tomó de las manos y dirigió a mí la mirada más dulce que jamás había visto

-Sé la verdad- su tono era serio, permanecí en silencio y tras un hondo suspiro lo escuché -Me pediste que te buscara en el bar y lo hice pero ¿por qué en un bar? Mejor aún ¿por qué en ese bar? Estuve ahí pero no te encontré, más tarde me reúno con mis amigos que me traen hasta aquí y para mi sorpresa me esperabas con ellos, "vi el tatuaje en tu espalda"- puntualizó- no sé porque lo hiciste o cuales fueron las razones que te llevaron a trabajar de esta manera, lo único de lo que estoy verdaderamente seguro es que...

-¡Basta! no eres quien para juzgar mis acciones, no sabes todo lo que he pasado- lo interrumpí con la voz entrecortada, las lagrimas estaban a punto de comenzar a rodar por mis mejillas, me observo fijamente y sólo me abrazó

-Tienes razón, no sé cómo o por qué lo haces pero ahora me tienes a mí, quiero que me digas cualquier cosa que necesites porque en este momento solo quiero ayudarte

-Nadie puede ayudarme

-No hay imposibles, toma tus cosas que yo te llevaré para que me expliques mejor por el camino- asentí con la cabeza y al salir de la recamara observamos a sus amigos dormidos en los sillones, cerramos la puerta de la habitación silenciosamente y subimos al auto

-Entonces ¿Al bar?

-Si- le respondí apenada

-Cuéntame lo que pasa

-Prefiero no hacerlo- no le dirigí la mirada y comprendió que era un tema que me desagradaba, permanecimos en un incomodo silencio durante el recorrido. A unas cuadras del bar le pedí que se detuviera

-¿Por qué?- preguntó confundido

-No debes llevarme hasta el bar

-¿Es alguna clase de regla que tienen?

-No te voy a mentir, por alguna razón no debo verte y si te descubren dejándome en el bar temo por lo que pueda pasar

-¿Quién te lo prohibió?

-Owens, el encargado del bar

-¿Por qué lo hizo?

-No lo sé, pero es algo violento y no quiero tener dificultades, podría golpearte

-No, ¿sabes qué? La mejor manera de terminar con los problemas es enfrentándolos- no detuvo el auto

-¿Qué?- comencé a exaltarme -Ian detén el auto por favor

-No, enfrentaré a ese tipo y me va a escuchar no puede mal tratarte a ti ni a nadie más

-Tú no lo conoces basta de hacerte el valiente y detén el auto- llegamos al frente del bar, aún no salía el sol, la única solución para que no lo vieran era bajarme rápidamente antes de que él lo hiciera y perderme entre la gente -Bien, si estoy en problemas será todo tu culpa- le dije enfurecida y baje del auto

JioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora