Capítulo VI "Modales"

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Al sonar la alarma inmediatamente salí de la cama y tomé el sobre, contenía algo pequeño que no era pesado, lo abrí de un extremo, se trataba de mi primer pago eran 300 dólares, siempre pensé que las prostitutas ganaban más por hacer un trabajo tan sucio. Me metí a bañar y al salir me puse la bata de dormir para posteriormente tender la cama y sentarme en la orilla de ésta, esperé hasta cerca de las 10:00 de la mañana hasta que una mujer teñida de rubia de unos sesenta y tantos años abrió la puerta de la habitación, se dirigió hacia mí y acaricio mi cabeza como si fuera su mascota, me miraba con ojos de tristeza, quizá lo que había pasado anoche era rutina para Owens y ella pensaba que me había obligado a hacer algo que yo no quería

-Anda- Me dijo en tono suave - vamos a que desayunes algo, el comedor está atravesando el bar, en la puerta color lila que dice "pase autorizado solo al personal" elige el asiento que prefieras y espera a que te sirvan, mientras traeré un poco de ropa para que puedas vestirte

Asentí con la cabeza y ella se marcho volteando ocasionalmente hacia donde estaba yo aún sentada, cuando terminó de sacar su desagradable presencia de mi vista decidí hacer lo que me indicó y salir rumbo al comedor, cerré la puerta y al caminar por el pasillo que llevaba al bar me encontré de frente con Owens, lucía espectacular con un chaleco de mezclilla y una playera de manga corta que permitía ver sus bien formados tríceps, le dediqué una pequeña sonrisa pero no correspondió a ella, fingió no verme y siguió caminando de frente, desde luego que su actitud me desconcertó, seguí mi camino y cuando llegué a la puerta color lila no sabía lo que encontraría dentro ¿Quién estaría?¿Qué me dirían?¿Qué debía hacer? Tomé la manija y la abrí, al frente mío estaba una larga mesa con aproximadamente 12 sillas a los lados, había cinco chicas ya sentadas, algunas eran jóvenes otras no tanto, camine por detrás de ellas para sentarme más al fondo y ninguna me quitaba la vista de encima

-Ella es

-Pobrecilla

-¿Qué tiene de pobre?

-Shhh

Escuché que susurraban entre ellas, y comprendo porque lo hacían después de todo sabían que yo era la nueva y la única que desayunaría con bata de dormir mientras ellas lucían pantalones de mezclilla y bonitas blusas, finalmente me senté, esperé con los brazos bajo la mesa y la mirada perdida en dirección a mis piernas, escuche que abrieron la puerta y me sorprendió ver que tres chicas más entraron en ropa de dormir, todas con el rímel corrido de sus ojos y lagrimas secas en sus mejillas, se veía que habían pasado una mala noche y seguramente eran de las acarreadas igual que yo, detrás de ellas entro Madam Julie quien les indicó se sentaran junto a mí.

Dos chicas más entraron por la puerta pero éstas traían charolas con platos de verdura y vasos de jugo de piña, colocaron a cada quien su porción y se retiraron del lugar, tomé un tenedor y comencé a clavar en él pequeños cuadritos de lechuga y tomate, tenía un hambre voraz, cuando estaba a punto de terminar decidí perder un poco el tiempo para esperar que alguien más se levantara y observar que era lo que debía hacer, por fortuna no fue nada, la primer chica en terminar solo se levanto de su lugar y salió por la misma puerta que entró, así que de una vez por todas terminé con mi plato, me levanté y cuando iba a dar el primer paso en dirección a la salida, escuche que Madam Julie también se levanto de su silla y me dijo

-Espera- caminó hacia mí, esperé a que estuviera cerca y en apenas un abrir y cerrar de ojos me soltó una bofetada tan fuerte que me obligó a caer sentada en el suelo

-Eres una mal agradecida- me reclamo en tono molesta -acaso no te enseñaron modales en tu casa, se dice GRACIAS- remarcó la palabra en tono más grueso

-Gracias- le respondí con la voz entre cortada, me sentía humillada

-Que les sirva de ejemplo a ustedes, en este lugar hay que saber agradecer a quien te da de comer- dijo dirigiéndose a las otras tres chicas recién llegadas. Salí de ahí y me dirigí a la habitación, cuando entré vi algunos pantalones, blusas y zapatos perfectamente acomodados en la cama, me vestí con lo primero que tomé y me acosté un momento, a pesar de lo que acababa de suceder no podía dejar de pensar en lo magnifico que la había pasado esa noche y en la desconcertante reacción de Owens al encontrarlo por la mañana, de pronto escuché que tocaron la puerta

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