Capítulo XIII "Culpable"

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Echarle la culpa de tus errores a tu naturaleza no cambia la naturaleza de tus errores.(Thomas Harris)

En la primera oportunidad jaloneé la funda que cubría mi rostro y me descubrí dentro de una patrulla, había dos oficiales al frente del auto y uno más a un costado de mí, quizá era una especie de rescate que se había emprendido después de mi desaparición en Tombstone

-Gracias a Dios que están aquí, me han tenido cautiva en contr...- fui interrumpida

-Tiene derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra. Tiene el derecho de hablar con un abogado. Si no puede pagarlo, el estado le asignará uno de oficio.- dijo el oficial que permanecía sentado a mi lado

Al escucharlo me sentí estúpida de solo pensar que podría salir ilesa de la muerte de mi ex compañero de primaria, permanecí en silencio e intenté controlar mi miedo. Cuando finalmente llegamos a la comandancia me encerraron bajo la causa de "prostitución", pero era solo una excusa para mantenerme ahí mientras amanecía y llegaban los abogados, sabían que si se acercaban directamente a Owens volvería a sobornarlos. La celda era muy pequeña, tenía barrotes de metal y una pequeña ventana en lo alto de una pared, había una banca de madera y un sucio retrete, por si fuera poco, no estaba sola en la celda, estaban tres personas más, eran mujeres, regordetas y con olor a cigarro, pareciera que no era la primera vez que estaban ahí, una de ellas se sentó a orinar sin pudor alguno frente a las demás, el olor era muy desagradable y la situación completamente ajena a mi experiencia, no les dirigí la mirada para evitarme problemas y toda la noche permanecí de pie recargada en los barrotes que nos mantenían cautivas dándoles la espalda, no cesaron ni un minuto de burlarse de mí vestimenta hasta que el sueño las venció.

Al dar las 8:00 a.m un policía abrió la puerta y dejó a las mujeres en libertad, me tomó del brazo y colocó en mis manos unas esposas, me dirigió hasta una especie de cubículo en donde había una mesa con dos sillas de frente, minutos después entró un hombre de traje y corbata

-siéntate- dijo mientras él ocupaba una de las sillas, lo observé y tomé asiento -¿Sabes porque estás aquí?

-No- le dije en voz baja y desviando mi mirada de su rostro

-Deberías saber que cuando una persona habla con la verdad jamás evita ver a su confesor

-Lo sé- agaché la cabeza

-¿Qué hiciste la noche del 27 de Mayo? Hace dos días

-Trabajar

-¿En qué trabajas?

-Soy...ofrezco mi compañía a quien la necesita

-¿Sabes que eso es ilegal?

-¿Acaso no es por lo que estoy aquí?- pregunté intentando aparentar que no sabía de la muerte del sujeto

-Hace dos días apareció muerto Robert Brown- colocó una foto de él encima de la mesa en dirección a mí- en un motel muy cerca del bar en que fuiste aprendida, las ultimas personas en verlo fueron sus amigos, quienes aseguran haberlo visto salir del bar con una chica de características poco peculiares y al preguntarle a la recepcionista del motel, corroboró que lo acompañaba alguien exactamente igual a la descripción de los amigos de Robert- caminó en dirección a mí, se colocó a mis espaldas y me dijo muy cerca del oído - ¿Sabes quién tiene esas características?

Todo me delataba, estaba perdida, la adrenalina se apoderaba de mi cuerpo y sin pensarlo intenté salvarme

-Yo no fui- al escucharme él sonrió y se sentó en la mesa de modo que quedamos frente a frente

-No dije que hubieras sido tú ¿o sí? - sonrió

-Mire, es verdad que me prostituyo pero no sería capaz de matar a alguien, es más, usted debería ayudarme lo hago en contra de mi voluntad

Su expresión mostraba descontento

-Claro, eso dicen todas. Mejor cuéntame ¿Por qué lo mataste?

-Es verdad, hace unas semanas, salí con mi amig...- dio un fuerte golpe en la mesa que me estremeció y me obligó a callar

-¿Por qué lo mataste?- replicó en tono más fuerte

Di un suspiro, agaché los hombros, volteé a verlo fijamente y comencé a contar la historia

-Cuando salimos del bar a esperar clientes un auto deportivo se detuvo de frente a mí y me pidió que lo acompañara, yo le expliqué lo que debía pagar pero él no estaba dispuesto, me dijo que era demasiado caro para ser una sucia zorra, así que solo me volteó la cara y avanzó un poco más en su auto, entro al bar y al salir se llevó a mi compañera, ella tiene problemas de salud, toma constantemente medicamento y en ocasiones se descontrola, su nombre es Margot- esa había sido una de las más grandes mentiras que jamás había contado, culpar a alguien más por algo que yo había hecho era algo que me parecía repugnante, pero estar en prisión era aún peor.

El tipo solo entrecerró un ojo y un policía entró nuevamente para llevarme de regreso a la celda, se trataba de aquel policía que alguna vez fue mi cliente y que resultó ser gay, su sorpresa al verme fue igual o mayor que la mía. Casi dos horas después pasaron frente a mi dos policías con Margot esposada, lucía igual de desconcertada que cuando estaba en la mesa del bar, débil, tan débil que incluso los pies le tambaleaban, pero ella a diferencia de mi jaloneaba lentamente sus brazos para intentar liberarse de las esposas. Uno de los policías me sacó de la celda y me llevó hasta una sala en donde nos interrogaron a ambas, mi versión de la historia fue exactamente igual a la que le había dado al detective, por su parte, ella no podía articular frases congruentes, yo solo la miraba

-Cuéntame Margot ¿Qué hiciste la noche de hace dos días?

-Uno, dos, el gatito hace miau, el perro guau- respondía cantando en voz baja y tomando un mechon de su cabello. Me sentía pésimo por haberla metido en esto, pero al menos ella no sabría que estaba encerrada, al menos no lo asimilaba, había desarrollado algún tipo de trastorno mental, tenia pequeños lapsos en los que gritaba y golpeaba con fuerza la mesa en donde nos cuestionaban

-Algo no me cuadra- dijo el detective dirigiéndose a mí

-Ella fue, hablé nuevamente con los empleados del motel y dicen que la chica parecía desorientada, loca.- dijo el policía que aún no se animaba a salir del closet, me llevé una sorpresa cuando lo escuche. Durante todo el día permanecieron haciendo el papeleo, me dejaron en libertad y Margot quedo presa por algo que no cometió. Al salir Owens estaba esperándome, me tomo de la mano y me subió a su auto para llevarme de regreso al bar, por el camino me explicó

-La multa que pague es por el trabajo que hacen el resto de las chicas y tú, jamás pensé que fueras una asesina pero todas las pruebas apuntaban a ti, siento mucho como te traté ayer

No le respondí, solo le dirigí una sonrisa, al verme colocó su mano sobre mi pierna, recargué la cabeza en el respaldo del asiento y cerré los ojos para intentar descansar un poco.

JioletteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora