XXXII: Rubí

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Pov Alexia


Me lo quedé mirando, con un interés notable en mí. 

Si estaba aquí, podía significar varias cosas...Que estuviera porque a él mismo se le antojaba, o porque Al-Thamen se lo había dicho. 

Alcé mi mentón, astuta. 

— Si me dices lo que haces aquí, te lo diré yo también— Dije, sonriente. 

Judar me miró con una ceja alzada, y no mucho después bajó de su alfombra para llegar al suelo. En silencio, pero sin dejar de observarme, fue aproximándose hacia mi persona con lentitud. 

Lo seguí con la mirada.

— ¿Y si no quiero?— Espetó, frente a mí. Le sonreí con cinismo.

— Entonces no te diré nada de nada~. 

El magi frunció el ceño, apoyando su mano en la pared que tenía detrás de mi espalda.

— Sólo estoy aquí porque sí— Me respondió, alzando después los brazos como si no fuera gran cosa—. Me aburría allí, y no tengo ganas de que me atosiguen. 

Conociéndole, le creo.

Es una pena...Me hubiera gustado encontrarme con alguno de ellos.

— Te toca.

Me hice la inocente y moví mi cabeza como tal, sonriéndole. 

— ¿La curiosidad en la serpiente dorada no te deja seguir con lo tuyo, huh?— Me burlé, traviesa— Pues verás...Vengo a recuperar una cosa— Expliqué. Él alzó una ceja, por lo que opté por señalarle ese edifico enorme que se hallaba frente a nosotros para sacarle mejor de dudas—. ¿Ves eso, cierto? Pues es el palacio de un señor rico, y vengo a coger un libro que tiene él.

— A robarle— Reiteró. 

— Coger algo prestado— Corregí. 

Lo volví a mirar, examinándolo. Éste hacía lo mismo, mientras me contemplaba como si intentase encontrar algo.

Me cogí las manos, por la espalda.

— ¿Quieres entrar ahí, que estará repleto de guardias?— Preguntó. Claramente, dije que sí; Un poco de diversión no viene mal— ¿Sólo para coger un libro?— Y ahí seguía, intentando entenderlo.

Asentí, totalmente convencida. 

El magi se quedó en silencio unos segundos, donde lo esperé. Para después, esbozar una ladeada sonrisa maliciosa.

— Suena bien...

[- - - - - -]

...


En sigilo, me agaché a observar la ventana de más arriba. Entorné mis ojos al meditar, al tanto al final, estaba el chico de cabello negro que tenía al lado. 

Tengo ganas de dos cosas. 

O entro por la puerta principal y se arma el caos total, o entro directamente por la parte de arriba, donde está la sala de artilugios y seguramente, lo que quiero. 

Mmm...

Me llevé la mano al mentón, y moví un poco mi cuerpo. Me giré a Judar, quien me miró con una ceja alzada al repentino interés que le puse.

— Arriba o abajo— Expresé, sonriente—. Elige. 

— ¿Qué? 

— Tú elige~. 

La misteriosa conquistadora de laberintos | Magi (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora