XXVIIII: Despedida

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...


Las llamas consumían poco a poco su cuerpo, marchitándose junto al frío y fuerte viento que movían las olas del mar. 

Todos estaban allí, observando cómo el cuerpo de Dunya desaparecía al fin en paz. La consternación se palpaba en la mayoría tras haber visto su cadáver, oscuro y tan negro como el carbón. 

Producto de su caída a la depravación. 

Alexia ojeó con lentitud la expresión del magi pequeño al percatarse de su triste mueca; Demasiadas cosas estaban pasando por esa cabeza como para poder decirlo con palabras. Demasiadas emociones y preguntas que le surcaban en ella que tenían que ser respondidas de una manera u otra.

Escuchó hablar a Morgiana con él, preguntando la finalidad de un contenedor oscuro. Pero, Aladdin, lo único que pudo contestar fue que iría hacia allí, Magnostat, para averiguarlo. 

El azulado se giró a mirar a la dorada una vez acabó de colocarle una flor al ataúd, sonriéndole con melancolía. La azabache, en silencio, esperó a que hablase. 

— ¿Tengo que encontrar siempre la verdad, no es cierto?— Dijo, algo triste— Es lo que me dices...

La serpiente sonrió débilmente, con ternura. Acercó al mago hacia ella y lo abrazó.

— Claro, pequeño...

«Y mucho me temo, que la encontrarás».

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...

— ¿No te molesta, Alexia? 

La susodicha sonrió a la pregunta ante la extrañeza del portador de aquella voz, colocándose a su lado mientras ambos caminaban con cosas en sus manos. 

— Al fin te has acostumbrado a no ponerme ningún honorífico— Expuso ella, sonriéndole con picardía—. Estoy orgullosa de ti, Haku~. 

— No me cambies de tema— Replicó el de Kou. La otra sonrió todavía más, ladeando su cuello al mirarlo con algo de diversión; Éste, bufó por ello.

— No te agobies— Dijo, despreocupada. Él la contempló de reojo—. Y sí, me molesta— Admitió, encogiéndose de hombros—. Pero no les quedará demasiado tiempo para continuar con sus prácticas—Lo miró, algo maligna—. ¿Te trae malos recuerdos, príncipe? 

Hakuryuu tragó en seco, observando hacia el frente con seriedad.

— ¿A ti no...? Masacraron todo tu pueblo. 

Súbitamente, la boca de la serpiente se cerró. Al mismo instante el de ojos azules se arrepintió de lo que había dicho; No había pensado, lo comentó sin más. 

Se acercó un poco más a ella. 

— Lo siento, no quería... 

— ¿Mmm? Oh, no pasa nada...— Respondió, entornando los ojos de forma ladina. El de la cicatriz se quedó en silencio, inquieto al creer que la había molestado y al verla reaccionar de esa forma. Ella, simplemente, estaba observando el barco que tenía frente a sus ojos antes de contestar—. Yo también masacré a los suyos~.

— A veces no sé si confiar en ti o alejarme por precaución...— Murmuró el chico, observándola. 

— Tranquilo, Hakuryuu...A ti no te haré nada— Le guiñó un ojo. 

Al fin, llegaron al puerto donde esperaban todos los demás para su partida. 

Tanto Morgiana y Aladdin, como los generales de ese país tan singular y misterioso. 

La misteriosa conquistadora de laberintos | Magi (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora