XXXIV: Ciego

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...


En un bostezo mezclado con un sollozo poco después, Alibaba grito en toda la sala sin dejar de moverse. 

— ¡Si te estuvieras quieto podría acabar antes!— Se quejó un barbudo. 

— Además, Toto piensa que te has excedido esta vez...— Murmuró la joven.

— ¡No tenía elección!— Intentaba excusarse el rubio— Quiero aprender cuando antes para poder proteger a los demás y así cuando me encuentre con ellos, sea más fuerte.

Los otros dos de la sala suspiraron, ante la impaciencia de su nuevo aprendiz. 

Estaba en claro que quería fortalecerse. Tanto como que tenía un gran aprecio por sus compañeros.

Ya habían pasado días desde que esos gladiadores lo habían acogido para poder controlar su rukh interior y no quebrarse por éste. Varias mañanas y noches, donde había pensado en sus amigos, y lo que éstos estuvieran haciendo. 

Al menos sabía dónde estaban todos, excepto Alexia. 

Ella nunca dijo exactamente adónde iba. 

— Oye...— Habló el príncipe, pensativo. Le prestaron atención de forma repentina, al verlo tan ensimismado— ¿...Sabéis quién es Muu?

El anciano paró de golpe, extrañado y sorprendido por aquella repentina pregunta. Miró a la azabache con complicidad, y negó con la cabeza. Con más seriedad y reserva, ojeó al de Balbadd. 

— ¿Muu? ¿Muu Alexius? 

Alibaba parpadeó varias veces.

— Puede ser, no lo sé...— Dijo casi desesperado— ¡Sólo sé que su primer nombre es ese! ¡Esa chica no me dio más detalles!

— ¿Qué chica?— Inquirió el de cabello blanco, más curioso y confundido— ¿Quién preguntaba por él? 

— No creo que la conozcáis— Contestó, colocándose bien la ropa al ver que ya había finalizado su tratamiento—. ¿Pero quién es ese Alexius? 

— Es la mano derecha de la gran Scheherazade-sama...Es un increíble guerrero y gladiador— Respondió el Yambala, rumiando con orgullo—. ¡A menudo se pasa a ver las peleas que hay aquí!

Le costaba ver a una Alexia como gladiadora, sabiendo cómo era.

— ¿Y cómo es físicamente?— Preguntó Alibaba, girándose a mirarlo con total interés. 

— ¿Por qué pregunta tanto por él?— Intervino ahora la chica que se hallaba ahí, Toto.

El de amon se rascó la nuca, algo nervioso e incómodo; No sabía si revelar algo, pero tenía que saberlo al fin y al cabo.

— Pues, bueno...Por una amiga. 

— ¿Qué amiga?— Inquirió nuevamente Ramal, el hombre.

— Se llama Alexia— Habló con total inocencia. No captó la expresión de asombro de su nuevo maestro, por lo que siguió hablando como si nada—. Es una chica de estatura normal, cabello negro y largo. Ojos...

— Dorados, sí...— Susurró.

Con fascinación y, a la vez, desconcierto, Alibaba lo miró con los ojos abiertos. 

— ¿¡La conoces!?— Dio voces . 

— Sería raro que no lo hiciera— Rió un poco, guardando las gasas que había utilizado con él minutos antes—. Estuvo aquí hace años. ¡Es difícil olvidarse de alguien como ella...!

La misteriosa conquistadora de laberintos | Magi (En edición)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora