Capítulo 7

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Narra Nicolás

Ela  se quedó dormida después de hacerla mía, en verdad era hermosa, su cabeza estaba en mi pecho, sus piernas y sus brazos rodeaban mi cuerpo, ya era de noche, mi mente ahora estaba muy ocupada, estaba preocupado por saber que había pasado con la manada de Sebastian y por otra parte estaba muy contento de haber encontrado a mi hermosa mate ¿Cuántos años tendrá? Dios mío y si era menor de edad, ya estaba en un problema... No sé pero me daba una satisfacción saber que mi mate era virgen, que soy su primer y su único hombre.

Unos golpes de la puerta me sacaron de mis pensamientos...

-Alfa... El Alfa Sebastian y su Beta están abajo...- Me habló Matt por detrás de la puerta.

-En un momento bajo...

Con mucho cuidado de no despertar a mi Ela salí de la cama, busqué mi ropa interior, me vestí, me arreglé un poco.

Estaba un tanto nervioso, acabo de hacer mía a su única hija y en unos momentos le voy a estrechar la mano, el Alfa Sebastian, a pesar de su edad sigue imponiendo temor... 

-¿Nervioso Alfa?- me dijo burlón Matt.

-Cállate Matt...

Bajamos y fuimos a mi despacho, ahí estaba sentado con Santiago parado a un lado.

-Buenas noches Alfa- le dije tomando su mano para darnos el típico apretón, pero esta vez no sé si era mi imaginación o en verdad fue así

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-Buenas noches Alfa- le dije tomando su mano para darnos el típico apretón, pero esta vez no sé si era mi imaginación o en verdad fue así. -Buenas noches- me dirigí a Santiago el solo hizo un movimiento con su cabeza- ¿Tienen alguna noticia?

-Encontramos a los cachorros que se llevaron de tu manada, ya los están revisando los doctores, los vampiros los dejaron en el lago.

-No comprendo... Que bueno que no les hicieron nada, pero entonces ¿Para qué se los llevaron?

-Eso también es lo que no entendemos... pero creemos que solo fue una distracción para adentrarse en nuestros territorios... para qué no estamos seguros- Dice Sebastian un poco enojado, él y Santiago se quedan viendo.

- ¿Pasa algo?

-Creemos que saben el secreto de Ela...

-¿De cuál secreto hablan?- les di un vaso con escoses a cada uno.

-No sé si estabas enterado pero en mi familia había sanadores... Mi madre vio en Ela una parte sanadora -dijo tomándose su vaso de whisky de un trago.

-Pero Sebastian, los sanadores solo han sido hombres...

-Si por eso... Hay una leyenda en donde cada un tanto de años la Diosa Luna le da esa clase de don a una mujer de la manada, eligiéndola así de alguna manera como su guerrera... Aquella mujer no podría convertirse en lobo...

-Entonces Ela no es sanadora... Ella tuvo su convergencia en la tarde

-¿QUÉ? ¿Por qué no nos dijiste?

-En ese momento no puede avisarles... Perdón.

-Pero entonces, Ela estará a salvo...- dijo Santiago acercándose a su Alfa.

-No- dijo Sebastian sentándose en la silla- Todo lo contrario... Si ella se convirtió, según  la leyenda ella es la heredera... Y ellos lo saben... MIERDA...-Sebastian golpeo la silla.

-No entiendo... ¿Cómo lo van a saber si solo lo vio tu madre?

-Cuando Ela era pequeña ellos se la llevaron junto a mi madre, solo querían hacerme rabiar y que mi madre predijera algo para ellos... Fue tanta la presión que ella cuando tenía a Ela en brazos soltó la leyenda visión... Por eso desde pequeña la mantuvimos alejada de  manda para que así no sintieran su aura ni su aroma.

Santiago se quedaba callado.

-Ahora que haya estado lejos de la manada ha sido contraproducente... No ha sido entrenada como merece, está en mucho peligro...

-No Sebastian, te puedo prometer que nadie le va a ser daño, ella ahora es luna de esta manda, con tu manda y la mía  no van a poder tocarla, no se los permitiré. Si se tiene que empezar una guerra pues entonces nuestros guerreros lucharán.

-Lo sé, pero me no quiero que tantas vidas caigan... Aún la podemos mandar lejos...- se dirigió a Santiago.

-Ela hizo examen en las universidades de Yale, Brown, Cambridge...

-No, eso no, ella no se puede ir de mi lado... No dejaré que se la lleven...

-¿Crees que yo estuve feliz de que no estuve presente en su vida? Pero todo lo hice por su bien... En este momento debes de dejar a un lado  el corazón y usar tu cabeza.

-Si eso es lo que ha hecho, usar la cabeza- Santiago soltó la carcajada, yo me atraganté y Sebastian se me quedó matándome con la mirada.

-Pequeña- Santiago la cargó y le dio vueltas, yo gruñí.

-¿De qué hablaban?- dijo Ela abrazandome








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