Narra Ela
Cuando desperté, las cortinas de nuestra habitación no estaban cerradas, pude ver que ya estaba oscuro, no sé cuanto tiempo llevaba dormida, pero sentía mi cuerpo muy relajado, sonreí al recordar todo lo que me había hecho sentir Nicolás, valió la pena esperar.
Tomé la camisa de Nicolás y me la puse como bata, entré al cuarto de él del cual hace unos momentos corrí a la tipa esa, recordar la manera en la cual me había hablado, siendo tan altanera conmigo, diciendo que Nicolás era su hombre, hizo que una ira me invadiera, sintiendo como mi cuerpo se calentaba, no sé como ocurrió, pero mis uñas crecieron, parecían garras, mis dientes crecieron, desquité mi ira con el colchón y la ropa de cama de Nicolás, después de eso mi cuerpo volvió a la normalidad; busqué en las gavetas un poco de ropa, saqué un par de bóxers, una sudadera, que por cierto me quedaba larga, entré a su baño y solo había cosas de él, me embriagué con su olor, que lo caracterizaba, pareciese que lo habían fabricado solo para Nicolás, me lavé la cara y me puse su ropa, bajé a buscarlo, de una habitación salía la voz de mi papá.
-...En este momento debes de dejar a un lado tu corazó y usar tu cabeza.
-Si so es lo que ha hecho, usar la cabeza...
Santiago soltó la carcajada y me cargo, haciéndome girar-Pequeña- me saludó dándome un sonoro beso, después me abracé a Nicolás, tenía una necesidad de él.
-¿De qué hablan?- me colgué a Nicolás como Koala.
-De tu ingreso a la universidad-dijo mi papá caminando hacia mi, sentí a Nicolás tensarse- Estoy tan orgulloso de ti mi pequeña- me solté y mi padre me abrazó.
-Aún no sé si entré... Tal vez debería de tomarme un tiempo para estar segura...
-Hija... Sabes que serás la mejor bioquímica ¿Qué pasó con eso de lanzar tus productos de belleza orgánicos?
-¿Cómo sabes de eso?- Me le quedé viendo a Santiago, él era el único que sabía de mi secreto, era que realmente quería hacer, en la escuela de señoritas me enseñaron que la imagen personal es muy importante pero también habíamos personas que nuestra piel no era tan perfecta, siendo la burla de las niñas pesadas y populares...
-Un pajarito me lo dijo- me dijo mi padre besando mi cabeza, yo le sonreí y me dirigí con Santiago.
-Por chismoso- le di un golpe en el brazo, que lo hizo balancearse.
-Auch- Nicolás solo se rió, tomándome de nuevo entre sus brazos.
-Por cierto en hora buena pequeña, ya eres una lobita-dijo mi padre.
-Muy agresiva diría yo- Santiago todavía se sobaba el brazo.
Estuvimos platicando con mi padre y Santiago otro rato, recordando como el me iba a visitar en horarios que no eran de visita, haciendo que yo me escapara del internado, mi padre solo reía pero Nicolás solo estaba un poco serio, no sabía porqué, me preocupaba que ahora viera su habitación y como la había dejado.
Estábamos cansados y nos fuimos a su dormitorio, antes de que termináramos de llegar al segundo piso, en el último escalón, lo paré.
-Por cierto Nico bebé, hice una remodelación en tu habitación y creo que necesitas un nuevo colchón- le dije con mi mirada tierna, él se me quedó viendo sin entender, caminó rápido a su cuarto, abrió la puerta y vio como lo había dejado, aún había plumas volando en el aire .
-Perdón- dije rápido al ver que no decía nada, solo se había quedado ahí parado, me volteó a ver, yo puse mis ojos como los de perrito castigado, sonrió negando con la cabeza.
-No tienes porqué, de todos modos lo iba a cambiar, no iba a dejar que mi mujer estuviera en esa cama...-Me cargó haciendo que mis piernas se enrollaran en su cintura.
Caminó hasta la habitación en donde habíamos estado juntos, se sentó en la cama, haciendo que me sentara a horcajadas en él.
-Pensé que te ibas a enojar...-Me encantaba estar así con él, empecé a acariciar su rostro, para mi era perfecto aun con esas cicatrices.
-No hay nada que puedas hacer para que me enoje...
-Entonces ¿Por qué estabas tan serio cuando estaba mi padre?
-Porque estaba enojado conmigo...-Suspiró- Santiago ha estado en toda tu vida, en todo momento... Me sentí un poco celoso...
Sonreí, mis brazos rodearon su cuello, repartí besos por todo su rostro y hasta llegar a sus labios, de los cuales me apropié, el me empezó a acariciar las piernas, subiendo mi su sudadera, metió una mano por debajo de la sudadera, agarrando seno, solté un gemido, mi loba dentro de mi hizo que me volviera sumisa ante su alfa haciendo que inclinara mi cabeza, mostrando mi cuello, el gruñó, me empezó a morder ligeramente, me quitó la sudadera, succionó mis pezones, me arqué para que tuviera más acceso a ellos, me empezaba a frotar contra su dura entre pierna
-No sabes lo dura que me la pones usando mi ropa-dijo entre besos.
-Entonces la usaré más seguido- me moví más, despojándolo de su ropa- Márcame...
El negó con su cabeza, dirigió su miembro a mi centro majado y de una embestida entró en mi, haciéndome soltar un gemido de placer, siguió embistiéndome, muy profundamente.
-Nicolás...- él se dio la vuelta, quedé debajo de él, tomó mis manos entre las suyas, poniéndolas a cada lado de mi cabeza.
-Cuando te marque como mía quiero que sea después de la ceremonia , después de que seas oficialmente mi luna- siguió entrando en mi, llenándome de mucho placer, hasta que llegamos los dos al éxtasis total.
